MADRID (EP). El ejercicio físico durante el envejecimiento incrementa la densidad sináptica (el espacio de la materia gris donde se desarrollan la conexiones neuronales), protegiendo de este modo la salud cerebral y las habilidades cognitivas, según ha concluido un estudio internacional en el que participan investigadores del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM) y la Universidad del País Vasco (UPV).
La investigación, que se ha publicado en la revista 'Alzheimer's & Dementia', advierte de que la constancia en el mantenimiento de la actividad física a lo largo del tiempo es indispensable para conservar estos efectos beneficiosos.
De esta manera, el informe recalca que la actividad física durante la tercera edad es una de las pautas más prescritas para fomentar un envejecimiento cerebral y cognitivo favorable, junto con otras modificaciones de estilo de vida, como llevar una dieta equilibrada o potenciar actividades cognitivas rutinarias.
En concreto, los investigadores han analizado los resultados de más de 400 individuos integrados en el Proyecto Memoria y Envejecimiento (MAP, por sus siglas en inglés) del Rush Alzheimer's Desease Center de Chicago (EEUU). Es un estudio longitudinal que viene se desarrolla desde 1997, en el marco del cual personas voluntarias se prestan a realizar periódicamente evaluaciones cognitivas y psicomotrices, y a ceder sus órganos tras el fallecimiento.
Los resultados obtenidos confirmaron que mayores tasas de actividad física diaria se asocian con un enriquecimiento en la cantidad y funcionalidad de todas las proteínas sinápticas en las regiones del cerebro analizadas.
El estudio se basa en observaciones epidemiológicas que han asociado el ejercicio a una menor incidencia de enfermedad de Alzheimer y otras demencias, estimándose que la vida sedentaria puede ser el factor clave de más de cuatro millones de casos de demencia cada año en el mundo. El seguimiento a los individuos ha perdurado durante tres años y medio antes del fallecimiento, y tras su defunción se han analizado muestras de hasta doce áreas cerebrales esenciales para las habilidades cognitivas y psicomotrices.
En ellas, se han realizado análisis cuantitativos y funcionales de ocho proteínas sinápticas (neurotransmisores que median en el intercambio de información entre neuronas). Sin embargo, los investigadores señalan que, a pesar de esta evidencia, la dificultad para realizar estudios moleculares del cerebro humano ha motivado que, hasta el momento, los procesos biológicos que median este efecto beneficioso del ejercicio físico sobre la salud estructural y funcional del cerebro sean aún desconocidos.
Por otra parte, los datos indicaron que los efectos beneficiosos del ejercicio físico son tremendamente volátiles, pues aquellos participantes con elevada rutina física durante etapas tempranas pero que descontinuaron este hábito en los últimos dos años de vida, presentaban densidades sinápticas similares a las observadas en participantes más sedentarios. Por lo que, en resumen, resulta clave la constancia de la actividad física para conservar sus beneficios sobre la salud cerebral.