Fotos: FlyBoard.
CARTAGENA. En los últimos años se han hecho cada vez más habituales imágenes espectaculares de gente volando sobre el agua propulsada a chorro. Un deporte al que, por el momento, muchos han visto pero pocos le ponen nombre. Se trata del FlyBoard, que en La Manga del Mar Menor ofrece la empresa Profly, situada en el Puerto de Tomás Maestre.
Profly es una empresa especializada en actividades acuáticas y deportes extremos, concretamente en FlyBoards y HoveBoards. La compañía pone a disposición de los clientes todas las instalaciones de su club deportivo, sus vestuarios con ducha, taquillas individuales, etc. Al contratar los servicios de Profly eres dado de alta automáticamente como socio y estás cubierto por su seguro. Las actividades se realizan en compañía de monitores especializados te guiarán para tener una experiencia completa y en un entorno seguro. Disponen de punto de amarre para los socios, además de un servicio de traslado desde la embarcación a nuestro pantalán.
"Nuestra idea, y a lo que más enfocamos nuestra actividad, es en tratar de enseñar a nuestros clientes a dominar este deporte mediante una metodología que hemos diseñado exclusivamente. Lo enfocamos para que, con el curso básico, que consta de una o dos sesiones, de 45 minutos cada una, adquieras el nivel básico de FlyBoard", señala Manuel Álvarez, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. "No queríamos crear Profly como una simple oferta de ocio, sino que queremos crear escuela y afición a este deporte, enseñar las técnicas para mejorar tu destreza en la tabla", añade. "También ofrecemos la posibilidad de simplemente probarlo. En este caso las sesiones son de 15 minutos. Es la más económica de las sesiones que ofertamos, pero no da para mucho". Afirma Álvarez que el 90% de los que cursan el nivel básico alcanzan la destreza mínima para manejarte con soltura.
La idea de Profly empezó a surgir durante el final de la carrera de su director. “Me atraían mucho los deportes extremos, en los que sueltas mucha adrenalina. Empecé a probar el flyboard y me puse entonces a crear la metodología de su aprendizaje”, afirma. “El problema que tiene es que, de momento, es un deporte que está en pañales. Es caro, porque para propulsarte hacia el aire se necesita una tabla que va conectada a una moto de mucha potencia. El precio de la gasolina actual nos está haciendo mucho daño”, afirma.
"Es una actividad muy emocionante y que además tiene mucha recompensa. En poco tiempo aprendes a manejar la tabla y tienes la sensación de volar. Eso es algo espectacular", señala Álvarez. Actualmente, desde Profly ofrecen cursos básicos por 100 euros, que incluyen consumición en el bar del club y una sesión de fotografía.