Juan de austria, A SU REGRESO DE LA BATALLA, lo depositó en la catedral antigua 

El Cristo de marfil de la iglesia de Santa María de Gracia, declarado BIC: la talla que llegó de Lepanto a Cartagena 

25/01/2024 - 

CARTAGENA (EP). El Consejo de Gobierno ha aprobado la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la talla de marfil de la iglesia de Santa María de Gracia de Cartagena, tras la tramitación del expediente correspondiente, en el que emitieron sus informes favorables de la Universidad de Murcia, la Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca y la Real Academia Alfonso X el Sabio.

La obra, llamada también Cristo de Don Juan de Austria, es un crucificado anónimo datado entre los siglos XVI y XVII, con unas dimensiones (sin la cruz) de 68 por 63 por 15 centímetros, que se encuentra en la iglesia parroquial de Santa María de Gracia de Cartagena.

Según la tradición, al regreso de la batalla de Lepanto, la flota española arribó al puerto de Cartagena, al mando de don Juan de Austria, quien habría organizado una procesión triunfal y de acción de gracias hasta la Catedral Antigua. En ese templo dejaría la imagen en marfil del crucificado, que habría portado en su cámara de la galera.

Junto al valor histórico de la pieza, se han tenido en cuenta los valores propiamente artísticos que concurren en la pieza, pues se trata de una de las escasas muestras de talla de marfil existentes en la Región, y sólo comparable en sus dimensiones al crucificado existente en la colección del Real Monasterio de la Encarnación de Mula, catalogado como bien de interés cultural como elemento mueble vinculado a dicho monumento. Existe otra imagen, denominada también Cristo de Lepanto, en el monasterio de Santa Ana de Jumilla, aunque de dimensiones más modestas.

Aunque por su vinculación inicial a la Catedral Antigua, que goza de la consideración de bien de interés cultural, cabría considerar esta pieza como bien mueble vinculado al monumento, su desplazamiento a la iglesia de Santa María de Gracia hace que haya perdido su contextualización espacial original y su vinculación con el monumento bien de interés cultural, lo que aconseja, con el fin de garantizar la adecuada conservación y ubicación, una catalogación específica como bien mueble, independientemente de su localización.

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