MURCIA (EFE). El mundo de la danza vive momentos difíciles debido a la situación generada por el coronavirus. Y más teniendo en cuenta que todavía tienen fresca en la memoria el revés que supuso la crisis de 2008 para la cultura en general y muy en particular para las compañías de baile, que a duras penas levantaron cabeza durante aquellos años de incertidumbre económica. Así lo recuerda Carmen Rubio, directora del Ballet Español de Murcia desde 1985, que muestra su preocupación por lo que deparará la época post-Covid.
Con motivo del Día internacional de la Danza que se celebraba este miércoles, los profesionales de la danza han reivindicado que se les escuche y no se les arrincone como en aquellos años tristes para la cultura. Todos ellos se han unido estos días en videoconferencias por todo el país intentando darse ánimos ante lo que les aguarda tras la vuelta a la normalidad, esperando que la danza no sea la más olvidada.
El Ballet Español, según explica Carmen Rubio, siempre ha tenido una identidad propia, dedicándose a las diferentes formas de la danza española, aunque actualmente está más presente en su repertorio el flamenco, con coreografías innovadoras creadas por profesionales de reconocido prestigio como José Antonio Ruiz, Javier Latorre, Matilde Rubio, Carlos Rodriguez o Antonio Navarro.
"Somos los que menos presupuesto y subvenciones tenemos, y los que contamos con menos espacio en los medios de comunicación de entre todas las artes, cuando es la más universal; lo comprobamos cuando viajamos a países con una cultura totalmente diferente donde, sin embargo, entienden nuestro arte", afirmó.
"Somos como una gran familia", dice Carmen Rubio refiriéndose a la treintena de personas que conforman la compañía. Subraya además la gran ilusión de los bailarines, la mayoría jóvenes, que desde los ocho años trabajan incansablemente por ser unos grandes profesionales de la danza y que han visto como siete de sus espectáculos han tenido que cancelarse: uno de ellos en Carcasona (Francia), otro en Cartagena y cinco en Huelva, con su programa Función Flamenca. En julio tenían previsto acudir a Torrevieja (Alicante) y en agosto a Rusia, pero temen que tampoco podrán llevar a cabo estos espectáculos veraniegos.
Durante este confinamiento, los bailarines de la compañía han realizado las rutinas individuales que suelen llevar a cabo, eso sí, en las estrecheces e incomodidades de sus viviendas, muy lejos del entrenamiento habitual, pero manteniendo su físico, sus estiramientos e incluso grabando algún vídeo como el que recientemente pudo verse en redes sociales y en el que mostraban al público un mensaje de alegría entre tanta pesadumbre.
Mantener el tono muscular de un bailarín profesional no es tarea baladí entre las paredes de un domicilio particular, sin poder practicar coreografías con los compañeros, por lo que están deseando poder salir cuanto antes para llevar a cabo sus rutinas y espectáculos, como señala esta catedrática de danza española que, junto a su hermana Matilde, dirige el Ballet Español de Murcia.
"Cuando empiece poco a poco todo y ya se olviden los problemas, lo mismo que se dice que otras profesiones son necesarias, que no se olvide a los bailarines, a toda la gente joven que con una ilusión tremenda necesita desarrollar su trabajo", ha pedido Carmen Rubio.