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El Camino Cátaro: ocho siglos de historia de un tirón

Como el de Santiago de Compostela, el Camino Cátaro, es uno de los más emblemáticos

9/12/2023 - 

MURCIA. El camino de la espiritualidad y de los 'Bons Hommes' es el Camino de los que creyeron y creen en la bondad, más allá de los dogmas. El Camino Cátaro o Sentier Cathare, como se le conoce en francés, rememora el exilio de los cátaros occitanos que promovían el cristianismo puro y sencillo, basado en la espiritualidad y enfrentado a la Iglesia católica del siglo XIII. Son 250 km por el GR®367 que recorren ocho siglos de historia del tirón. Entre castillos y ciudades medievales, naturaleza y leyendas, respiros y merecidos descansos con el sabor de las “tartas de viaje”, esas que desde antaño elaboran en el Moulin de Cucugnan, y todo esto antes del encuentro con las famosas “Ciudadelas del Vértigo”.

No hay que creer para recorrer el Camino Cátaro, sólo dejarse llevar por la esencia de los paisajes y de lo que uno mismo siente y maravilla a cada paso. Menos frecuentado que la travesía de los Pirineos, el Monte Saint-Michel o el Camino de Santiago, es uno de los más emblemáticos de Europa. 250 km que se rinden a la belleza de la espiritualidad, y que alcanzan desde el corazón de los Pirineos franceses a las playas de la Grande Bleue. 24 excursiones (9 de ellas adaptadas a la marcha nórdica), 22 lugares de culto, 18 localidades y 2 rutas entre Port-La-Nouvelle y Foix, para disfrutar durante 12 días de la caminata, del trote a caballo o de la BTT, eso sí, con ésta última solo en algunos tramos.

El Camino Cátaro forma parte de los Grandes Itinerarios de Francia y combina crestas empinadas con panoramas excepcionales. Lagunas, garrigas, viñedos, desfiladeros y acantilados vertiginosos escondidos entre las localidades de Durban-Corbières, Tuchan, Duilhac-sous-Peyrepertuse, Cubières-sur-Cinoble, Prugnases, Aigues-Bonnes / Puilarens, Bugarach, Axat, Quirbajou, Quillan, Nébias, Puivert, Espezel / Belvis, Comus, Montségur y Roquefixade.

Los 5 imprescindibles del Camino Cátaro

1. Las 'Ciudadelas del Vértigo'

Lo bonito del Camino Cátaro es que, en cualquier momento, el recorrido por la naturaleza puede sorprenderte y dar un giro vertiginoso e inesperado. Porque aquí, de un momento a otro, los castillos se alzan a tus pies. Hay muchos sí, pero ocho son los que no deberías dejar de ver jamás. Acércate a los Castillos de Aguilar, Puilaurens, Quéribus, Peyrepertuse, Montségur, Roquefixade, Foix y Puivert. Este último cuenta con el singular museo Quercorb, instalado en una de las casas más antiguas del pueblo, y destinado al arte de los artesanos y trovadores de principios del siglo XX.


El Castillo de Aguilar, por ejemplo, en la localidad de Tuchan, se eleva en una llanura vitícola a 296 metros de altitud. Desde el doble recinto de esta fortaleza en ruinas, se avista el maravilloso paisaje del macizo. Y, en solitario, desde los 697 metros de altitud del "Mont Ardu", el Castillo de Puilarens con su característica silueta de almenas, vigila el pueblo de Lapradelle-Puilaurens y el bosque de Fanges que lo rodea. Su fortaleza real es una de las mejores conservadas y mejor armadas de la región. Al pie de la impresionante torre de la Dama Blanca, puedes escuchar los míticos relatos del lugar.


2. El mito del Pech de Bugarach

Lugar de leyendas perdurables, el Pech de Bugarach es mundialmente conocido. El techo de las Corbières, cuyo punto más álgido alcanza los 1.230 metros altitud, despierta temor y admiración a la vez. Los lugareños lo denominan "Bug"; otros, "montaña sagrada". Desde la base se tarda casi dos horas en alcanzar la cumbre; pero, sin duda, escalarlo es una experiencia para toda la vida.


3. Las gargantas de Galamus y la Ermita de Saint-Antoine

Prepárate para ver este sitio único y excepcional. Alucinarás. Las aguas del Agly han modelado este fastuoso paisaje, esculpiendo la roca y dejando a su paso esculturas gigantes donde es un placer bucear, relajarse o desahogarse. Aquí, el barranquismo y la natación son los reyes. Y, aferrada a la roca, la Ermita de Saint-Antoine domina las gargantas de Galamus desde el siglo XIV.


4. El Mont Tauch

Aunque el Mont Tauch no es tan alto, nos acompaña durante el recorrido por el Camino Cátaro. Su silueta plana semejante a un barco, se vislumbra a lo lejos y destaca sobre un bello paisaje de viñedos. La “cumbre", el Pech de Fraysse, alcanza los 917 metros de altitud. Y, aunque no es mucho, desde allí arriba, el panorama es increíble. A lo lejos, el mar; en frente, la Sierra de Vingrau y el Canigou; y, al este, el discreto castillo de Aguilar.


5. El paisaje de la Grande Bleue

Port la Nouvelle, la estación balnearia del Aude, es el punto de partida de la Ruta de los Cátaros. Tras los primeros pasos, el paisaje se abre al mar Mediterráneo, ofreciendo una vista sin obstáculos de los 50 km de playas de arena fina, lagunas y matorrales que caracterizan el litoral del Aude.