Desde que nos confinaron por decretazo enclaustrándonos ‘al vacío’ en nuestros domicilios, no ha transcurrido ni un solo día sin que el móvil haya dejado de sonar avisándome de que he recibido nuevos wasaps. Casi todos -unos cincuenta al día, y no exagero- han sido bitemáticos: o denuncian la torpeza, la desidia, e incompetencia del Gobierno en la gestión de esta grave y viral crisis -la mayor de España y del mundo, desde la Segunda Guerra Mundial- o me informan de ‘La Covid-19’ (en femenino), por aquello de que del 'podemita lenguaje de inclusión' no se libra ni el mismo coronavirus.
Llamo ‘lenguaje de inclusión’ a esa jerga tan característica y específica que nos tratan de imponer, desde la populista cátedra del ministerio de Igualdad, la titular y camarada, Irene Montero. Sí, hombre, esa a la que le gusta y quiere “volver borracha y sola a casa”, a pesar de disponer de coche oficial con chófer, que para sí lo quisieran otras y otros; la que pasea impúdicamente sus desigualdades inmobiliarias y médicas, con tantas habitaciones de sobra como test de detección del coronavirus le han practicado. ¡Qué difícil es encontrar un ejemplo de osadía mayor! ¡Da positivo en demagogia y privilegios sin necesidad de someterla a examen! ¡La partisana y compañera de Galapagar ya ‘no cuela’, ‘ni nos cuela’ nada nuevo bajo el sol, aunque sea al ritmo y en italiano de ‘Bella ciao’! (el himno antifascista de libertad y de resistencia de los ‘partigiani’ italianos que se oponían al fascismo italiano y al nazismo alemán durante la Segunda Guerra Mundial).
Y volviendo al tema de hoy, lo del ‘Bulo whasapero del apagón’, como dije al principio, me está llegando ‘de’ y ‘por’ todas partes, un curioso e inverosímil texto whasappero que literalmente dice así:
“Se está hablando de hacer un apagón general de cadenas Mediaset España durante una semana. Nada de T5, Cuatro, La Sexta, A3 ni derivados (Fd F, Divinity, Energy, etc…). Por lo visto, cada punto de audiencia que pierden estas cadenas les cuesta una millonada. Una semana. Probablemente serviría para meter mucha más presión y hacer reventar al gobierno. Pasadlo! Desde el lunes sin sectarios! Libros, Internet, pelis, otras cadenas…! ¡Apagón supone también no participar en sus redes sociales, no dar me gusta a sus páginas! Ningunearlos! Tenemos que hacernos oír! ¡Pasadlo!”
El ‘receptor-1’ de este whasap -aparentemente normal y con claros tintes anti- gobierno- lo abre, lo lee rápidamente y lo envía mucho más rápidamente a un amigo o a varios, a un grupo de amigos o varios, y este y estos a otros muchos varios más… y, así en franca progresión geométrica, va llegando en muy poco tiempo a muchos miles de usuarios de la aplicación. Ante esto me pregunto: ¿Quién ha sido el ‘emisor-0’ de donde ha nacido el mensaje que induce claramente a sabotear ‘legalmente’ unas plataformas particulares de canales de TV digital en TDT, aunque de marcada tendencia pro- gobierno?
Si releemos de nuevo el wasap con tranquilidad y sosiego nos damos cuenta de que el ‘autor-emisor’ no sólo “ha mezclado churras con merinas” sino que hasta “ha confundido el culo con las témporas”, ya que o desconoce que Mediaset España y Atresmedia son plataformas distintas y con distintos canales, o no lo desconoce y nos quiere convencer de lo contrario. Así, de esta guisa, los múltiples receptores, impulsados y guiados -ya que “a la fuerza ahorcan”- por ese espíritu ‘rojogualda’, patriótico y ‘de fachas’, como dirían los de siempre, sin informarse ni preguntar, lo cumplen a rajatabla y, a modo de efecto dominó, dejan de verlas y de participar en todo lo que las concierne para así obtener un share (porcentaje de la audiencia de un programa determinado) deficitario en esas cadenas.
Para poder seguir viendo televisión, solo nos queda volver a visionar las cadenas de siempre, las públicas y oficiales, las controladas y subvencionadas al 100% por el Gobierno, aunque pagadas por y con nuestros impuestos.
Así la jugada es perfecta: se ha abolido de un plumazo, y sin necesidad de decretazos, la libertad de comunicación y de difusión de noticias e informaciones bajo la acusación de que: “el bulo conduce a falsedades y su finalidad es engañar y perjudicar al Gobierno” ¿Tras esta maquiavélica estrategia, en forma de ‘wasap-lobo’ con piel de cordero, quién/es se esconde/n a su sombra? ¿Será el ‘gurú-man’ y americanófilo Iván Redondo? ¿Lo es, por ventura, José Félix Tezanos, presidente del CIS? ¿Podría ser el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, el que otrora fuera implacable juez y azote contumaz de la banda terrorista ETA, y ahora transformado, por obra y gracia del 'principio de Peter', en el “salvaerrores” del Gobierno?
El nombre del posible muñidor que lo ha pergeñado ¿acaso no será, por o sin casualidad, el chavista Pablo Iglesias, autor del buro-fax mordaza enviado a Periodista Digital? Cualquiera de los citados podría ser. Pero no, no hace falta ser un sabio -al viejo uso de Solón (Atenas, 620a.C.)- para suponer quién pueda ser el autor de tales artimañas ideológicas. Sus frecuentes ataques a los medios privados, a los periodistas y sus orquestadas campañas contra los bulos ponen en duda su compromiso con la libre libertad de expresión. Basta solo con leer algunas de sus más brillantes y dogmáticas tesis sobre la comunicación y los medios de información para saber quién es, lo que piensa y lo que quiere conseguir. Y como “para muestra con un botón basta”…pues, ahí van algunas bufonadas del faccioso Iglesias y que cada uno piensa lo que quiera:
- “Que existan medios de comunicación privados es un ataque directo a la libertad de expresión”.
- “El periodismo es un arma que vale para disparar y la prensa privada no tiene espacio en mi sociedad ideal”.” Me gustaría que un partido de izquierdas ganara las elecciones y me nombrara director de una televisión pública”
- “En el terreno de la libertad de prensa y de expresión deberíamos tomar como ejemplo y referencia de sociedades ideales a Venezuela, Argentina y Ecuador. En mi sociedad ideal la prensa privada no tiene espacio”
- “Determinados sectores de las derechas y ultraderechas mediáticas y políticas han normalizado la mentira, el bulo y el ataque sin escrúpulos como forma de hacer política y tratar de influir”.
Como colofón, y para rizar el rizo, finalizo con el zasca que Mario Vargas Llosa -con unas palabras de Albert Camus, en su mejor obra, ‘El hombre rebelde’- les asesta a Sánchez e Iglesias:
“Cuando se aparta la moral de la política comienzan los asesinatos y el reino de los matones”. Y yo añadiría: y “el de los guerracivilistas y el de los frentes populares y el de los fusilamientos masivos y el de las fosas comunes”. Se supone que, cuando Sánchez pactó con la extrema izquierda de Iglesias, sabía muy bien donde se metía. Con ese antinatural pacto político ensamblaba en el Ejecutivo una “hoja de ruta” nada democrática, muy revolucionaria y mucho más peligrosa.
No debemos ni tenemos que olvidar que Unidas Podemos no es un partido democrático, no está satisfecho con este sistema, y la casta, de la que ya forman parte, le sigue pareciendo un objetivo a abatir. Quiere ir mucho más allá con reformas muy radicales y subversivas, pero para ello debe controlar los medios de comunicación e información. Sería gravísimo retroceder en las libertades, que son la gran conquista española de los últimos 40 años. Y esto, sí que sería el principio del fin: el fin de la democracia y, el principio de una dictadura comunista y marxista a imagen y semejanza de Venezuela, Perú, Cuba y Corea del Norte.
Desde luego, un gobierno que renuncia a la libertad de comunicación e información es un gobierno “suicida” que nos arrastrará con él al fondo del abismo político.
Pedro Manuel Hernández es Licenciado en Medicina y Cirugía, en Periodismo y ex Senador autonómico del PP por Murcia