MURCIA (EFE). El Banco de España desvelará el próximo miércoles que no obtuvo beneficios en 2023 por los cambios estructurales producidos en su balance tras las medidas excepcionales tomadas por el Banco Central Europeo para luchar contra la inflación y mantener la estabilidad de precios. De hecho, la entidad habrá tirado de provisiones para cubrir las pérdidas temporales, como las que están registrando otros bancos centrales, que no impiden que estas instituciones pueden seguir ejerciendo sus funciones y cumplir con su mandato incluso con resultados negativos.
El objetivo de un banco central no es maximizar sus resultados, sino garantizar la estabilidad de precios por medio de la implementación de la política monetaria, por lo que su cuenta de pérdidas y ganancias no importa tanto como la de las empresas. Los bancos centrales no pueden ser insolventes, ya que emiten dinero con el que seguir cubriendo sus gastos operativos y hacer frente a sus obligaciones de pago presentes y futuras, según explicaba recientemente el propio Banco de España en un artículo.
Existen numerosos ejemplos de bancos centrales que han seguido cumpliendo con sus mandatos incluso en situaciones de pérdidas. En estos casos, es fundamental que estas instituciones cuenten con un marco estatutario robusto que proteja su autonomía. En el caso del Banco de España, el propio gobernador, Pablo Hernández de Cos, ya avanzó desde noviembre de 2022 que el cambio en la política monetaria impactaría en la cuenta de resultados de la entidad, que no podría continuar aportando ingresos a las cuentas públicas en los próximos años.
Durante su intervención en la comisión de Presupuestos del Senado, el gobernador explicó que el Banco de España entraría en un periodo en el que los resultados serían negativos -antes de la aplicación de provisiones para riesgos-. Según recordó entonces el gobernador, el Banco de España contaba con un volumen de provisiones de 31.380 millones, que servirían para dar cobertura a esos impactos negativos equilibrando la cuenta de resultados y evitando la presentación de un beneficio neto negativo.
En todo caso, durante los próximos años, el organismo no podría continuar aportando ingresos a las cuentas públicas tal y como había estado haciendo en los últimos años. El Banco de España obtuvo un beneficio neto de 2.402,60 millones de euros en 2022, un 34,6% más que un año antes, aunque los ingresos netos por comisiones se redujeran un 4%, hasta 4.190,30 millones.
Las dotaciones y el exceso de provisiones para la cobertura de riesgos financieros ascendieron a 1.606,81 millones de euros, frente a los 3.239,30 millones de 2021, lo que supone una caída del 50,4%. El organismo ingresó al Tesoro Público 793,43 millones de euros a principios de diciembre de 2022, 132,18 millones menos que en el ejercicio anterior. Entre capital y reservas, el Banco de España seguía atesorando 1.882,45 millones de euros a cierre de 2022, la misma cantidad que un año antes (1.000 millones en capital y 882,45 en reservas).