VALENCIA (VP). Diaphanum ha elaborado un documento que recoge algunas de las amenazas para los mercados en esta recta final del año, en un escenario de regreso al ciclo expansivo, que se intensificó en el segundo trimestre del año, coincidiendo con el repunte de la inmunización, la progresiva reapertura económica y unos estímulos históricamente elevados.
- La temida inflación. La inflación en la mayor parte de los países se ha situado por encima de los objetivos de los bancos centrales. Sin ir más lejos, el último dato en España situó los precios de octubre un 5,5% más altos con respecto al año pasado, una cota que no se veía desde septiembre de 1992. La reapertura económica, la menor oferta de materias primas, los cuellos de botella y el efecto de los fuertes estímulos fiscales y monetarios están impulsando al alza el crecimiento de los precios que, en principio se normalizarán en 2022, pero no se puede descartar un efecto de segunda ronda en la inflación, si aparecen presiones salariales como está ocurriendo en EE UU. Es cierto que la inflación sigue estructuralmente presionada a la baja por la globalización, el impacto tecnológico o el envejecimiento de la población, pero existe el riesgo de una cronificación de precios por encima de la media durante varios años.
- El ritmo de retirada de estímulos monetarios. El ritmo de retirada de estímulos monetarios, especialmente en EE.UU., será uno de los factores más importantes que centrará la atención de los mercados en la recta final del año, en un escenario donde los activos financieros cuentan con unas valoraciones exigentes, apoyados en factores como la normalización del efecto económico de la pandemia, la recuperación del crecimiento, los estímulos monetarios y fiscales y la evolución de los resultados
- Los precios disparados de la energía. Los precios de la energía se han disparado en el petróleo, el gas natural y la electricidad, con un doble efecto sobre el IPC y el crecimiento económico. Los países de la OPEP están siendo muy disciplinados en el aumento de la producción, incluso algunos no están pudiendo producir su cuota, y por otro lado el aumento de la movilidad de la población y las necesidades de las industrias han provocado una subida inesperada del precio del petróleo. Igualmente, la escasez de gas natural y los problemas de suministro, sobre todo en Europa, han provocado un repunte de su precio que ha llevado a cierres en algunas industrias y a una subida de la electricidad. Todo lo anterior está relacionado con la falta de inversión en producción de los últimos años en favor de las energías verdes.
- Los cuellos de botella en los suministros. Los cuellos de botella que se está viviendo en el suministro de determinados componentes ante la fuerte reactivación de la demanda pueden provocar una prolongación de los altos niveles de los precios, siendo el más notable la escasez de chips, con lo que hasta que se normalice va a ejercer presión sobre los precios, aunque es probable que remita. Se está poniendo de manifiesto las debilidades de la fuerte deslocalización que se ha producido en las últimas décadas.
- Los salarios y el desajuste entre oferta y demanda. Una de las cuestiones más preocupantes en el entorno actual de los mercados tiene relación con los salarios, por el desajuste entre oferta y demanda, ya que va a determinar la duración del proceso inflacionista. Antes de la pandemia, aunque la mayoría de las grandes economías estaban casi en situación de pleno empleo, no había demandas de subidas salariales, mientras que en esta recuperación se están produciendo subidas de sueldos no vistas en décadas. Si se produce una espiral de salarios, los bancos centrales se verán obligados a retirar las compras de bonos y subir los tipos de intervención antes de lo previsto.