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el interior de las cosas / OPINIÓN

Las delicias de la memoria

16/08/2024 - 

El domingo fue un día, uno más, extraordinariamente plomizo. El amanecer no trajo ningún tipo de brisa. El Parque Ribalta emanaba el exceso de calor del día anterior. Una sauna verde. Pancho, viejito, atraviesa una bajada de tensión importante. No le había pasado antes. Pero llevamos varias semanas sin tregua. Las noches son soporíferas, el aire no se mueve, y desde el asfalto se eleva un calor angustioso. Mi perro Pancho no soporta tanto calor. Yo tampoco.

La pasada semana, además, fue vertiginosamente maldita. La actualidad y sus informaciones tampoco ofrecieron una tregua. Hemos galopado entre  el brutal genocidio israelí que no cesa, otras desgracias, desmadres políticos y mentiras de una derecha y su ultraderecha que viven fabricando una macabra distopía, y que pretenden generar el caos y las más duras desigualdades.

Está pasando en Reino Unido. Un bulo ha provocado la violencia extrema de la ultraderecha y grupos fascistas contra las personas inmigrantes. Aquí, un concejal del Ayuntamiento de Valencia ha hecho lo mismo con respecto a un crimen cometido por un asesino español. El bulo de que era argelino ha pretendido una caza del inmigrante. En Castelló, está pasando lo mismo. No hay orden ni concierto en las sublimes palabras del concejal de Vox, responsable de Seguridad. Va a la caza de la persona inmigrante, bajo el silencio de la derecha oficial.

 Christian Vincent  

Lo realmente importante es que en este país que habitamos vamos avanzando y normalizando los traumas que generan esos medios y opiniones públicas ignominiosas. Porque se trata de seguir caminando e ir sorteando todo clavo ardiente en las ruedas de la democracia.

Menos mal que las Olimpiadas han sido una especie de punto de desconexión de la realidad política, a pesar de los desaguisados y desagradables enormes gritos de los comentaristas de la radio y la televisión cuando retransmiten cualquier competición.

Unas Olimpiadas que, por cierto, han vuelto a demostrar la desigualdad, el machismo ambiental y periodístico frente al deporte femenino. Revisando titulares, retransmisiones y portadas de medios de comunicación, no hay manera. Las mujeres siguen siendo de ‘segunda categoría’ frente a los hombres. Para mi, las Olimpiadas de París han tenido el poderoso rostro de las mujeres, de cada mujer deportista que se deja la piel y el alma para alcanzar  una meta que sigue sembrando mayores obstáculos para ellas que para ellos.

Damba

Esta semana es la semana más pasiva del año. El 15 de agosto marca la pauta para que bajen las persianas del comercio local. En Castelló se cierra, la mayoría de establecimientos cuelgan el cartel ‘Cerrado por Vacaciones’. Y la ciudad se paraliza. Hace más de treinta años parí, el 15 de agosto, a mi hijo pequeño en el Hospital General. Al siguiente día fue casi imposible conseguir un taxi para trasladarme a casa con mi pequeño. Tal cual sucede hoy. No es posible crecer como una ciudad moderna y no disponer de unos servicios públicos básicos.

Mi vecina Carmen se encuentra en Cuenca, en el pueblo de la Serranía de su padre, junto a hijos, hijas, nietas y nietos. Lo suyo no es de este mundo. Me ha enviado, y me ha llegado, una caja de tomates de secano. Un manjar que degusté ayer, con ajo laminado, sal de escamas, perejil fresco y aceite de oliva. Y, lo mejor. En esa caja se guardaba un buen trozo de Salón, un plato antiquísimo, alimento de pastores, un manjar que mis abuelos conquenses, Mariano y María, elaboraban a partir de restos de carne de oveja seca y salada. Mi padre, José Lino, que fue pastor en su infancia y juventud, convirtió el salón en un alimento vigoroso e imprescindible para sus hijos. Y, la verdad, es una delicia de la memoria.

El día que subo a Morella para vivir, una vez más, el Sexenni, lo haré en dirección contraria. El viernes 16 es la jornada de la Rogativa que desciende a buscar a la Virgen de Vallivana, una romería que regresa el sábado 17 portando a la Marededéu a Morella, donde permanecerá hasta el mes de octubre.

APS

El día 16 es el mismo día en el que las calles se adornan y emprenden la puesta en escena de sus diseños, un trabajo monumental que vienen realizando desde hace casi un año las y los vecinos morellanos. Como yo lo hice cuando mi vida giraba en torno a la felicidad de esta calle mágica morellana, el Carrer La Font, mi casa.

Morella se convierte este mes de agosto en una especie de epicentro emocional, porque la vida morellana nace y muere cada seis años. Al primer tono musical de la Asociación Musical Mestre Candel tocando Morella Morella, la piel se pone chinita. Este himno morellano solo se escucha cada seis años. Y sientes que se han ido demasiadas personas muy queridas. Demasiadas. Y añoras a esas personas que tanto querías. Pero también sientes que hace seis años no existían mis nietos. Este año recorreré las calles morellanas, engalanadas, preciosas, acompañando a mis pequeños, junto a Aimar, Biel, Quim y Guillem. El paso del tiempo siempre merece la pena, aunque nos duela, mucho, aquello que hemos ido perdiendo.

Buena semana. Buena suerte.

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