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De Jumilla al Polo Norte: José Miguel Palao retrata la belleza de la vida salvaje por todo el planeta 

30/03/2022 - 

MURCIA. Lo de José Miguel Palao Quílez es para dejar boquiabierto a cualquiera. Resulta que este bombero forestal de Jumilla ha realizado las más espectaculares fotografías de animales salvajes en los rincones más lejanos, inhóspitos, exóticos o asombrosos del planeta que uno pueda imaginar; y de los que no, también. Cuando no está recorriendo mundo -hace unos siete viajes internacionales al año- se pierde por la Sierra del Carche, "mi rincón", para dar rienda suelta a una pasión en la que se funde su amor por la naturaleza con su pasión por la fotografía. El resultado son unas imágenes bellísimas en las que el autor ha buscado captar a los animales -los 'bichos', como los llama- enmarcados en su hábitat; en las que el mundo que los rodea es igualmente protagonista de unas instantáneas tomadas desde la propia Jumilla al Polo Norte (por citar uno de sus muchos destinos).

Lo sorprendente es que, hasta ahora, José Miguel Palao no ha dado a conocer su vasta obra a través de una web propia o de las redes sociales. Está en ello, cuenta. Eso sí, ha sido escogido para formar parte de la página Portafolio Natural, donde se reúne solo la obra de cuarenta autores españoles. Además, ha sido premiado -o ha llegado a la final- en los pocos concursos en los que ha participado. "En realidad, solo han sido a tres y me he llevado premio en dos de ellos", puntualiza. El último fue el Concurso de Fotografía de Naturaleza 'Las Aves Silvestres', enmarcado en la Feria Internacional de Turismo Ornitológico (FIO), donde la imagen que bautizó como Jardín secreto -en la que se puede contemplar una garza real entre cipreses, tomada en el río Atchafalaya (Estados Unidos)- se llevó el primer premio (fue seleccionada entre 5.821 trabajos recibidos de 33 países de Europa, América, África y Asia). Esta imagen resume la filosofía de Palao Quílez de retratar a los animales en su entorno, ya que la garza aparece, casi inadvertida, en un lateral de esta poética estampa.

Su obra premiada 'Jardín secreto'

Recuerda el jumillano que esta afición -que se toma muy en serio y en la que invierte dinero, tiempo y dedicación- le viene de cuando acompañaba a su abuelo en las labores de pastoreo. Allí, en la Sierra del Carche, el todavía niño descubrió el amor por la naturaleza y ya de adolescente la gran afición que siente, sobre todo, por los pájaros. Con 19 años se compró una cámara bárata, con la que iba "a salto de mata haciendo fotos y aprendiendo de mis errores, porque nadie me ha enseñado". Cuando comenzó a trabajar como bombero forestal -una profesión que no solo le permite seguir en contacto con la naturaleza, sino también disponer de tiempo para emprender sus viajes (juntando días o cambiando turnos con otros compañeros)- adquirió un buen equipo, que ha ido mejorando con los años. "Ahora también hago fotos subacuáticas, por si me faltaba algo", añade.

Durante los últimos años, el jumillano ha estado dos veces en el Polo Norte y cinco veces en distintas zonas de África, así como en Canadá, Estados Unidos, Argentina, Chile... Hace poco volvió de Noruega y ya está planeando un nuevo viaje a Filandia. En todos estos lugares ha fotografiado la fauna salvaje, que es lo que le interesa. "Yo voy a París y no se me ocurre sacar la cámara para fotografiar edificios", dice en este sentido. 

Las condiciones no son siempre fáciles, apunta el fotógrafo, quien además se ha llevado más de un susto durante algunos de sus viajes. Recuerda, por ejemplo, que en la frontera de Uganda fueron retenidos por una guerrilla durante toda una noche y parte de la mañana siguiente, temiendo tanto él como sus acompañantes por sus vidas. También, en otra ocasión, un oso corrió hacia él, pasando de largo y llegándo a tirar el trípode; afortunadamente, no era el fotógrafo lo que había llamado la atención del animal, sino otro oso con el que se enfrentó.

José Miguel Palao realiza estas salidas siempre en compañía. Mínimo dos. También es así cuando está "por casa" y se puede permitir contar con más tiempo para planificar la fotografía buscada. Así, por ejemplo, cuenta con un par de 'escondites' autorizados por la Sierra del Carche desde los que tomas sus imágenes, así como otros temporales que va cambiando de lugar. "Podemos llegar a estar seis o siete horas esperando la foto", indica este amante de la naturaleza, al que no se le ocurriría molestar a las aves cuando, por ejemplo, están criando. "El animal es siempre lo primero", asegura el jumillano, quien indica que cada fotógrafo tiene sus truquillos para conseguir que un pájaro, por ejemplo, se pose justo en el lugar elegido o para que mire en un momento dado a la cámara.

Durante todo este tiempo, José Miguel Palao Quílez ha reunido una gran cantidad de fotografías de gran belleza, muy valoradas por otros fotógrafos de naturaleza, que le gustaría exponer en algún momento. Pero espera el momeno y el lugar para hacerlo "bien", porque, como le ocurre con la fotografía, "soy muy perfeccionista en todo". No en vano, los fotógrafos con los que viaja le han puesto un sobrenombre: "el exquisito".

    

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