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De la Cierva remonta el vuelo

5/11/2020 - 

MURCIA. El día 20 de abril de 1992 abrió sus puertas en Sevilla la Exposición Universal que tuvo por objeto conmemorar el Quinto Centenario del Descubrimiento de América (o como quiera que le llamen ahora las gentes de la corrección política) bajo el significativo lema de ‘La era de los descubrimientos’.

La participación fue muy numerosa, pues acudieron 112 países, 23 organismos internacionales, numerosas empresas privadas y las 17 comunidades autónomas españolas. Se construyeron para acoger tan nutrida concurrencia 95 pabellones, de los que 63 eran de países, 5 temáticos, 6 de empresas, 5 de organizaciones internacionales y 17 de las comunidades autónomas españolas.

"la valía del inventor debería estar muy por encima de unas más que supuestas implicaciones"

Y allí estuvo la Región de Murcia, con una lucida y bien traída presencia, que comenzaba por la simbología del pabellón, diseñado por Martínez Gadea, con una cubierta floral inclinada, compuesta por 25.000 gerberas, que daba la bienvenida al visitante.

Contaba en su interior con una lucida exposición de atractivos regionales como el arte barroco, con las imágenes de la Santa Cena salzillesca y del Cristo de la Sangre de los coloraos, los bordados lorquinos de blancos y azules, la pintura (también a base de flores) de Pedro Cano o la escultura de Lidó Rico.

Pero los contenidos estrella de nuestra representación, con resultar vistosos los citados, eran sin duda la revolucionaria cúpula geodésica del malogrado arquitecto calasparreño Emilio Pérez Piñero; el submarino del cartagenero Isaac Peral, transportado por carretera en medio de gran expectación (y no sin controversia); y el autogiro del ingeniero murciano Juan de la Cierva.

De esta manera, el pabellón regional quedaba bien alto, pues seguía al pie de la letra el citado lema de la exposición ‘La era de los descubrimientos’, mostrando al mundo tres brillantes adelantos técnicos producto del ingenio de otros tantos paisanos. Y lo hacía, además, por tierra, mar y aire. El efecto submarino, en concreto, se logró colocando el sumergible de Peral en el sótano, siendo visible bajo una lámina de agua situada a la entrada del edificio; mientras que el aéreo se consiguió colgando el autogiro de modo que sobrevolara a los visitantes.

Foto: LEGADOEXPOSEVILLA

El planteamiento fue un indudable acierto de los dirigentes socialistas regionales de entonces, y nuestros ‘descubridores’ fueron objeto de un reconocimiento internacional más que merecido y siempre necesario. Y eso a pesar de que dos de ellos, especialmente, el cartagenero y el murciano, ya gozaban de fama indudable dentro y fuera de nuestras fronteras regionales. Todos ellos son glorias regionales. Gente de la que sentirnos orgullosos.

Juan de la Cierva, en concreto, cuenta en su ciudad natal con una plaza dedicada, aunque para todos siga siendo El Rollo, y un monumento frente al Palacio de Justicia, a lo que hay que sumar, sólo a título de ejemplo, un Instituto, como los hay también con la misma denominación en lugares tan diversos como Totana, Málaga o Getafe. La localidad madrileña le dedica también barrio, avenida, estación de metro y estadio, como lo hay igualmente en Lorquí. Y hasta en Tetuán, en el territorio del antiguo Protectorado Español en Marruecos, existe un Instituto de Formación Profesional con el nombre de Juan de la Cierva.

Por no hablar del Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva, otorgado desde el año 2001 por el Gobierno de España como reconocimiento de los méritos de los científicos o investigadores españoles que realizan una gran labor en campos científicos de relevancia internacional, y que contribuyan al avance de la ciencia, al mejor conocimiento del hombre y su convivencia, a la transferencia de tecnología y al progreso de la Humanidad. Nada menos.

Juan de la Cierva desarrolló entre 1920 y 1923 su celebrado autogiro, precursor del helicóptero, y en septiembre de 1930, precedido a sus 35 años de una bien ganada fama, visitó su tierra natal trayendo consigo el artefacto, con el que realizó diversas exhibiciones y causó sensación entre sus paisanos.

Cuando regresó a Madrid tras varios de días de estancia, durante los que se le tributaron diversos homenajes y reconocimientos, dirigió una carta al presidente de la Diputación, Ángel Guirao, agradeciéndole tanto a él como al organismo provincial la atención tenida para con él al acordar la adquisición de los terrenos para la construcción del Aeropuerto de Murcia, que habría de llevar su nombre.

No es ahora el momento de narrar las penalidades que la idea de contar con un aeropuerto regional sufrió hasta que la terminal de pasajeros de San Javier fue inaugurada en 1967. Ni tampoco se hace necesario incidir en la evidencia de que el nombre de Juan de la Cierva no figuró en su denominación. Por no hablar de las vicisitudes del nuevo aeropuerto, llamado popularmente de Corvera, hasta su puesta en funcionamiento en enero de 2019.

Pero sí conviene recordar que en julio de 2017 la Asamblea Regional de Murcia aprobó que el nuevo Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia llevara el nombre de Juan de la Cierva, con los votos a favor de PP y Ciudadanos y el voto en contra de PSOE y Podemos, por el hecho de que asesoró a quienes alquilaron en Inglaterra, donde residía, el avión que trasladó al general Franco desde Canarias hasta Tetuán para ponerse al frente de las tropas sublevadas contra la II República en el Norte de África.

Una pena que en algo de tanta importancia no se alcanzara el acuerdo por unanimidad, porque la denominación del aeropuerto es algo para la posteridad y para identificarlo con la Región en todo el Mundo; porque la valía del inventor debería estar muy por encima de unas más que supuestas implicaciones; y porque se trataba del mismo personaje al que un gobierno socialista había encumbrado como una de las estrellas del pabellón de la Región de Murcia en la Exposición Universal de Sevilla.

José Emilio Rubio

P.D. P.D. Cuando escribo esta colaboración para Murcia Plaza, se extiende la noticia de que el Ministerio ha autorizado que el Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia lleve el nombre de Juan de la Cierva Codorníu. No he hallado confirmación oficial, pero de ser cierto será un acto de justicia.

 

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