EL RINCÓN DE PENSAR / OPINIÓN

De impuestos y tomaduras de pelo

4/10/2022 - 

MURCIA. Mientras los ciudadanos de a pie estamos ocupados en superar esta "cuesta" que ya dura muchos meses y que no presenta visos de mejora próxima, estamos asistiendo a una batalla -más propia de niños enrabietados que de dirigentes de un país- entre el Gobierno central y los de las comunidades autónomas y entre los propios gobiernos de las comunidades autónomas, a cuenta de si hay que subir o bajar los impuestos, y a quién.

Si no fuera por la dramática situación económica en la que están muchos españoles con nombres y apellidos concretos como siempre me gusta recordar, y habitantes de comunidades autónomas de todos los colores, esa batalla merecería como poco unos guiñoles.

Para una mirada mínimamente crítica, ¡qué vergonzosa resulta esa pelea de "gallos" única y exclusivamente política! Y lo digo porque en ningún caso he escuchado argumentos económicos para defender la correspondiente postura.

Para los "unos" es necesario subir los impuestos a los "ricos" y bajarlos a los "pobres" -en plan Robin Hood del siglo XXI- para mantener el Estado del bienestar.

Y para los "otros" una rebaja impositiva no significa una disminución de la recaudación y sí supone dejar ese dinero a las familias y a las pymes que son las generadoras de gasto y de empleo en España.

Yo me decanto más bien por una de esas posturas como bien saben los que me leen, pero su fundamentación y en base a qué impuestos hacerlo -opinable como casi todo en algo tan poco exacto como la economía - no es el tema sobre el que quiero escribir hoy.

Desde luego resulta cuanto menos curiosa la falta de rigor argumental en las propuestas de ambos lados -desgraciadamente muy frecuente-, y el momento elegido para iniciar esta batalla.

"No superaremos ninguna crisis hasta que no nos decidamos a volver a dignificar la política para que se dediquen los mejores"

Es cierto que la inflación se ha disparado durante los últimos meses y que la situación se ha ido deteriorando con la invasión de Ucrania que parece estar cronificándose. Pero igualmente cierto es que ya en enero de este año (antes de esa invasión) la inflación estaba por encima del 6%.

Y digo que resulta curioso porque, después de un completo mes de vacaciones - ¡qué suerte…! -, hemos iniciado un curso político que nos traerá elecciones municipales y autonómicas en 13 comunidades en el mes de mayo de 2023, y generales probablemente en noviembre o a principios de diciembre, con poco tiempo entonces de reacción tras el inicio del curso político 2023-2024.

Esta batalla política, que -insisto- no parece una confrontación de planteamientos económicos, ¿tiene entonces algo que ver con los intereses de los ciudadanos españoles azotados por una profunda crisis? ¿O es más bien el pistoletazo de salida de una larga campaña electoral en la que todo vale, pero en la que no cuenta tanto el interés general como intereses espurios?

Cada uno tendremos nuestra opinión, o deberíamos tenerla y actuar en consecuencia y en la medida de nuestras posibilidades porque nos va mucho en este "juego".

Y quiero terminar con otra reflexión sobre la manera en que estamos afrontando la crisis los españoles (permítanme repetirlo: con nombres y apellidos concretos) y cómo la afrontan nuestros dirigentes políticos.

Basta con salir a la calle, escuchar la radio o leer algún medio de comunicación no sujeto a la "ayuda" de gobiernos o partidos políticos para saber de los esfuerzos personales de tanta gente por ajustar sus gastos para poder vivir dignamente o, desgraciadamente en muchos casos, tan solo sobrevivir: desde quien deja la cerveza que solía tomar con los amigos al salir de la oficina hasta quien busca compartir coche para ir a trabajar, pasa a consumir marcas blancas en todos los productos de su cesta de la compra o elimina algunos de ellos porque han dejado de estar al alcance de su presupuesto.

¿Alguien ha oído en medio de la batalla a la que me he referido esa misma idea a algún gobernante: plantear la posibilidad de "ajustarse el cinturón" al gestionar un dinero que no es suyo sino de los españoles?

Puede que, en línea con algún ministro, haya quien argumente que debemos mantener el Estado del bienestar. Y estoy de acuerdo. Aunque quizá nos debemos replantear algunos términos para que ese Estado del bienestar sea sostenible a medio y largo.

Pero decir que por mantener el Estado del bienestar no se pueden reducir muchísimos gastos es un argumento completamente falaz. ¿O es necesario para el Estado del bienestar y nos podemos permitir, por citar tan solo 3 ejemplos?

  •  ¿Ser el país europeo con más ministerios?
  • ¿Que solo en el Gobierno Central haya más de 700 asesores y que el Consejo de  Trasparencia tenga que pedirle que detalle las tareas que realizan, sus currículums y cuánto cobren?
  • ¿El número de entidades dependientes del sector público (un listado de 103 páginas), muchas de ellas con una actividad casi inexistente o con las mismas competencias, y acumulando pérdidas todos los años?

Hasta que como país no nos decidamos a volver a dignificar la política para que a ella se dediquen los mejores, no conseguiremos superar ninguna crisis, y no solo económica.

Y eso requiere necesariamente liderazgo y la recuperación de muchos valores.


Javier Giner Almendral 

Economista

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