VALENCIA. Internet es el universo de las ideas, un lugar en el que la creatividad y el arte conviven en hermandad bajo el paraguas de un buen diseño. Cada botón, funcionalidad e interfaz lleva un nombre detrás, y en este caso concreto es el del diseñador valenciano David Navarro. Quizá su nombre no sea tan conocido como los proyectos en los que ha trabajado, tales como: Facebook, Google, Twitter, Spotify… Y esto sin mencionar marcas como pueden ser Adidas o Philips, vaya, un profesional de los pies a la cabeza.
Actualmente su personalidad inquieta le ha llevado hasta Nueva York, donde reside desde hace 6 años. Allí se convirtió, durante una temporada, en el máximo responsable creativo de Ueno, un estudio de producto digital y marca en pleno corazón del Soho. Poco más tarde, en las oficinas de San Francisco, pudo trabajar para Twitter, suponiendo un reto tanto profesional como personal, sin olvidar que al final de base siempre está el diseño: “Diseñar para millones de personas puede llegar a intimidar y entiendo que visto desde fuera pueda tener un halo especial. Pero al final no deja de ser el mismo reto que he visto en empresas pequeñas, no deja de ser solucionar problemas de diseño para que tu audiencia pueda utilizar tu producto de un modo más eficiente. La diferencia es que el impacto es más notable, la responsabilidad se siente mayor. Pero no deja de ser diseño, un trabajo, nada más”.
Un “nada más” que se convierte en gigante y admirable cuando se soluciona la vida a millones de personas. Una forma de crear un universo en el que con un simple click la vida se vuelve más fácil para todos. Un trabajo que supone un granito de arena en una trayectoria que mezcla un poco de todo: desde emprender con el primer estudio creativo puramente digital de Valencia hasta trabajar para grandes marcas de todo el mundo, todo ello sin perder el foco en lo verdaderamente importante: “Aprender, explorar, ser buena gente y ayudar a los demás. Esta industria es demasiado pequeña para ir de prima donna”.
Navarro al principio quería dedicarse al mundo del cine, y soñaba con ser “el próximo Steven Spielberg”, sin embargo una vez licenciado en Comunicación Audiovisual por la CEU San Pablo vio que su lugar estaba en la red. Tras dar sus primeros pasos en el mundo del diseño y fundar Observer (el primer estudio creativo puramente digital de Valencia que, más tarde, pasó a llamarse Pixelinglife) vio que la terreta se le quedaba “pequeña”. Navarro se mudó al extranjero para comenzar a trabajar en una agencia de publicidad digital en Amsterdam, Tribal DDB: “Me mudé con un inglés bastante básico y un poco de imprudencia, pero eso me llevó a poder acabar trabajando para diferentes agencias y para marcas que que veía desde la distancia en España como Adidas o Heineken. Fueron los años que llamo, mis “años de publicidad” donde aprendí el otro lado del diseño digital más enfocado a la comunicación y menos al producto”, años que le valieron ganar premios en festivales como Cannes y One Show.
Sin embargo no siempre bigger is better, para Navarro los proyectos más satisfactorios son aquellos que por encima de todo “te llenan”, aquellos en los que se conecta con la persona más allá de la marca: “Es difícil quedarse con proyectos porque todos tienen su parte de encanto y su parte de drama. Pero si he de quedarme con alguno en vez de seleccionar las marcas que todos podemos tener en la cabeza, que sí, que fueron retos especiales pero no llega al nivel de intensidad, cercanía y colaboración que cuando tienes una relación más estrecha con los fundadores de una startup”. De hecho fue así como comenzó con Ueno, trabajando en un proyecto para una startup de movilidad belga, Cowboy, ayudándoles a definir su identidad y su personalidad de marca: “Tenían muchos sueños, un presupuesto discreto y un prototipo”, aclara, “lo que me gusta de nuestra colaboración no es sólo el fruto del trabajo, es el poder haber estrechado una buena relación personal y ayudado a crecer como compañía”, en los años siguientes se posicionaron como uno de los líderes en el sector: “Este tipo de recompensas son mejores que cualquier premio de diseño o poder decir que trabajaste para la empresa popular de turno”.
Años más tarde, después de este primer proyecto para una bicicleta, Ueno fue adquirido por el famosísimo pajarito azul de Twitter. En este momento, según Navarro, surgió la oportunidad para “aplicar nuestros superpoderes a mejorar el producto de la plataforma de social media”, una de las experiencias que más cambios y crecimiento profesional han aportado al diseñador: “Trabajar en Twitter en especial ha sido también una exposición muy grande a los millones de usuarios que tiene la plataforma, donde cualquier pequeño cambio genera muchísima diversidad de opiniones. Pero es muy interesante estudiar cómo afectan esos cambios de diseño, que pueden ser pequeñas mejoras en la funcionalidad de una herramienta o algo más elaborado como un formato nuevo, en tiempo real.”
En esos pequeños cambios hay una clave para no enloquecer: “Mente fría”, dos palabras que pueden suponer un antes y un después en el diseño para millones de ojos y manos: “Una cosa que es curiosa de observar es que la gente en general tiene rechazo al cambio. El ser humano tiende a acomodarse muy deprisa y cualquier cambio genera inquietud, hasta que surge la adaptación natural”. Para llegar a esa adaptación hay que pasar por todo tipo de opiniones, desde el encanto hasta la aberración, pero el diseño debe encontrar la solución: “Nuestra responsabilidad como diseñadores es escuchar todas las opiniones pero tener la convicción necesaria para no perder esa visión, el objetivo por el cuál tomamos las decisiones que tomamos. Algunas veces estaremos en lo cierto y otras la gente nos marcará el camino, pero tenemos que ser muy cautos cuando la gente critica algo”, eso sin confundir el trabajo del diseño con el del arte: “Tenemos que tener poco apego a lo que creamos, no somos artistas, somos diseñadores, estamos aquí para solucionar problemas y saber escuchar, identificar y tener capacidad de adaptación son habilidades muy necesarias”.
Dentro de ese mundo y el “todo lo que no se ve” hay muchos cambios que parecen sencillos pero no lo son, como por ejemplo el famoso edit button de Twitter: “Es esa funcionalidad que parece que nunca llega y que la gente demanda casi furiosa”, comenta Navarro, “es cierto que desde fuera tiendes a pensar que las cosas son más sencillas de lo que realmente son, en este caso en concreto es un proyecto que está en marcha desde hace ya bastante tiempo y espero que vea la luz a no mucho tardar. Son muchos equipos los que están relacionados, son muchas cosas a testear, validar, antes de poder lanzar algo de manera masiva”. Actualizaciones que pueden de forma irónica suelen salir muchas veces de un debate en la propia plataforma, Twitter.
3 claves para el trabajo creativo
La estrategia: "Es definir los por qué. Por qué empezamos el camino, cuál es el objetivo que pretendemos y qué metas definimos. Es una fase en la que debes entender dónde vas, a quién te diriges, en qué entorno te mueves, qué quieres cambiar en la gente. Es una fase que considero fundamental, muy intelectual y de exploración. Se trata de asentar la base y las reglas del juego. Y algo muy importante, la estrategia es un ente vivo, evoluciona de principio a fin. No es sólo una fase inicial".
La ideación: "Es una fase en la que, aunque el camino se defina en estrategia, me gusta que haya libertad para salirse de lo establecido. Es un momento de libertad de pensamiento. Unas ideas pueden servir literalmente los caminos de la estrategia, otras pueden romperlos, redefinirlos. Es un momento para cometer errores, probar, mancharse las manos. Y es un momento en el que hay que tener mucho volumen".
La ejecución: "Es algo que realmente está comenzando desde el principio y es esa fase donde hay que validar las ideas, donde hay que observar cómo son adoptadas, qué se salva, qué cambia. Es un proceso que va a dos velocidades, la del largo plazo, en el que vas progresando a la meta marcada al comienzo, y la del corto plazo, la que mide cada paso que das para validar cada hipótesis".
2 conceptos clave
El caos constructivo: “Las cosas tienen que tener un equilibrio entre estabilidad y retos. Si tenemos estabilidad nos sentimos seguros, protegidos, fluimos. Pero mucha estabilidad hace que también te vuelvas predecible, acomodado, perezoso. Por eso hay que meter un poco de “caos” en la ecuación, que haya retos que te impulsen a tomar riesgos, a apostar por buscar soluciones más innovadoras. Por eso lo de constructive chaos, un caos medido, forzado para buscar mejorar. Estar un poco “incómodo” siempre es bueno para poder progresar”.
Pensar como un supervillano: “Siempre he pensado que el supervillano es el verdadero creativo. Es un agente de cambio, desea el cambio y planifica, intenta, falla, vuelve a intentarlo. Un poco obsesivo, lo sé, pero si trasladar eso a la manera de afrontar el trabajo y la vida, me siento cómodo con la metáfora. Ser un supervillano es tener esa energía para seguir intentándolo, reinventarse y mejorar. Un poco más el aprendizaje sobre el camino que la meta en sí".
1 camino
El "antiproceso": "Siempre me gustó decir que mi proceso era el “antiproceso”, quizá motivado porque mi formación no era la clásica de diseño. Siempre afronto el trabajo como contar historias. Diseñar es un camino. Puede ser que por la suma de todo esto mi carrera me haya llevado a probar muchas cosas, en muchos sitios, con mucha gente. Todo se mueve por ese espíritu curioso de seguir adelante”.