VALENCIA. Se percibe estos últimos días en Valencia un extraño mar de fondo vinculado a las relaciones entre el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y algunos empresarios. Si bien cuesta identificar el origen, que se remonta más allá del episodio concreto que ahora les contaré, lo cierto es que, como escenario de partida, la convivencia (y connivencia) entre las distintas organizaciones empresariales y la Generalitat Valenciana han cambiado mucho en los últimos meses y, desde luego, están muy lejos de aquellos actos de adhesión inquebrantable que los predecesores a Fabra, Zaplana y Camps, gustaban tanto de escenificar.
A ello han contribuido diversos factores. Algunos hay que buscarlos en la propia personalidad de Alberto Fabra. Menos dado a estas componendas, el presidente tiene unos círculos de confianza y apoyo muy distintos a los de sus antecesores en el cargo. Otros están vinculados a la propia situación de las patronales autonómicas, enfrascadas en sus propios problemas colectivos -sus estructuras se han desmoronado por la crisis- y la situación invita poco a descuidar los negocios para ejercer la labor de grupo de presión, o de influencia, que otrora desempeñaran con solvencia.
Pese a que desde Presidencia de la Generalitat se insiste en que Alberto Fabra mantiene unas "relaciones excelentes" con los empresarios y niegan que haya un distanciamiento intencionado, lo cierto es que no son poco los que, en privado, lamentan la falta de un mayor liderazgo del presidente para relanzar la economía.
El episodio al que hacía referencia al principio, ocurrió el pasado viernes. La Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) celebraba en Alicante su cena anual. Un acontecimiento al que, tradicionalmente se invita al presidente de la Generalitat. Pero Fabra disculpó su presencia por un asunto familiar.
El presidente valenciano prefirió hacer un viaje a Londres con un amigo a reunirse a con los cien empresarios más importantes de la Comunitat Valenciana. Su ausencia causó un cierto malestar entre algunos miembros de AVE, incluido el presidente Vicente Boluda, que así lo deslizó en su discurso ante sus socios en el lobby. "Quizá no sea necesario que los políticos vengan en el futuro a nuestra cena", dijo.
Lo curioso es que el selecto auditorio aplaudió el anuncio. ¿Se está produciendo un distanciamiento entre la Generalitat y el siempre influyente lobby empresarial? "El hartazgo de los ciudadanos con los políticos también cala entre los empresarios", explicaron a ValenciaPlaza.com varios de los asistentes al acto.
Desde AVE algunas fuentes apuntan a que Fabra no les tiene en cuenta como otros lo hicieron en el pasado, y recuerdan el fuerte peso económico que representan sus socios en el tejido empresarial valenciano. Ni los teléfonos se levantan al primer toque, ni la interlocución es tan fluida.
Pero para añadir un poco más de confusión a este amago de rupturas, otras fuentes también del lobby apuntan que la posición de malestar que lidera el presidente Boluda, partidario de seguir adelante con los objetivos de AVE sin ese vínculo con la Generalitat, no es unánime en la junta de la asociación, que restan importancia a lo que consideran desplantes susceptibles de ser reconducidos.
Este martes, de momento, todos los dirigentes empresariales valencianos acompañaron a Fabra a un acto con la ministra de Fomento en Castellón. Fabra y Boluda departieron durante unos minutos en solitario. Veremos si ese encuentro informal es capaz de reconducir esta situación enrarecida. En todo caso, lo que parece claro es que aquel lobby que forzó pactos de Gobierno y que nombró vicepresidentes de bancos no pasa por su momento más brillante.