MURCIA. Las calles de Santa Eulalia son un escaparate de arte callejero, de restaurantes castizos que se mezclan a la perfección con locales alternativos y de rincones singulares. A pesar de ser uno de los barrios más antiguos de Murcia, es también uno de los más vivos y transitados. En él conviven vecinos de toda la vida con estudiantes extranjeros que eligen esta zona por la variedad comercial y cultural que ofrece.
La cultura es precisamente uno de los principales motores de este barrio; en concreto el Centro de Interpretación Madina Mursiya, ya que su puesta en marcha ha atraído a visitantes nacionales e internacionales y "ha mejorado la situación de la hostelería, impulsando varias aperturas de restaurantes y comercios", explica el presidente de la Asociación de Comerciantes de Santa Eulalia, Antonio García-Melgares.
Una de las últimos en llegar ha sido el supermercado Suma, una franquicia de supermercados catalana que aterrizó en el céntrico barrio el pasado mes de octubre. "Es uno de los mejores barrios de la ciudad porque la clientela es cercana y muchos se conocen de toda la vida, pero también tiene mucho movimiento y visitantes extranjeros", explica la gerente de Suma. A pesar de que hay varios supermercados por la zona y existe más competencias que en otros barrios, aseguran que es muy rentable y que los resultados de los primeros meses han sido muy positivos por el gran volumen de clientes.
El movimiento continúo de gente se nota entre bares y restaurantes, como es el caso de la confitería Antolinos, que desde primera hora de la mañana tiene a varios clientes en sus mesas. "Es un barrio tranquilo, pero con mucha vida; siempre hay gente paseando de un lugar a otro y eso es buena señal para los comercios", cuenta la dueña de Antolinos en conversaciones con Murcia Plaza.
"El Malasaña murciano"
Librerías, peluquerías y tiendas independientes se abren paso en un barrio conocido para algunos como el "Malasaña murciano". Los murales y gratifis adornan las calles y fachadas de los comercios, que da vida a sus vecinos y a todos aquellos que visitan el barrio. A pesar de su antigüedad, poco a poco se está revitalizando, tanto por el arte de los murales como por la llegada de nuevos restaurantes y espacios culturales.
Estos murales y grafitis son el resultado de un método alternativo de limpieza en el que se cubrieron fachadas afectadas por pintadas. Para llevarlos a cabo se creó un grupo compuesto por cinco artistas locales que actuaron en 14 puntos repartidos en 13 calles diferentes del barrio.
A pesar de el buen momento que está viviendo el barrio, García-Melgares asegura que necesitan más seguridad y limpieza en el barrio aún sigue siendo un hándicap de la zona. Este tema preocupa también a algunos hosteleros, como es el caso del dueño del bar Tarbena, quien asegura que en su local ha habido varios robos y que por las noches se sienten inseguros en algunas zonas. "Se necesitan más policías en la zona, no sólo cuando ocurre algo, sino también vilgando. Es un barrio muy céntrico y transitado, pero también atrae problemas de las zonas colindantes como La Fama", explica este vecino.