Fotos: EFE/ Marcial Guillén
CARTAGENA (Efe). En el verano de 1958, en la ladera sur del Cabezo de San Ginés, un cerro próximo al Mar Menor y a la sierra minera de La Unión-Cartagena, en la Región de Murcia, nueve aficionados a la espeleología encontraron en una gruta una mandíbula de león y dos molares de oso, según publicó entonces el desaparecido diario "Pueblo", en lo que fue la primera referencia a una antigua mina de hierro y manganeso que había servido casi un millón de años antes de cubil de hienas.
Este sábado, a iniciativa del Ayuntamiento de Cartagena, 40 personas entrarán en dos grupos de 20 a Cueva Victoria, el yacimiento del pleistoceno inferior que ha documentado hasta la fecha 105 especies distintas de vertebrados, en su mayoría presas trasladadas por las hienas para alimentar a sus crías desde kilómetros de distancia, y que suscita el interés internacional por los miles de fósiles encontrados, en su inmensa mayoría de origen animal, aunque también con presencia humana, y por la procedencia geográfica de algunos de los restos.
De hecho, según relata a EFE el espeleólogo Andrés Ros, coordinador municipal de Cueva Victoria y que participó en los 70 en las primeras excavaciones, este yacimiento representa un hito para el estudio de la dispersión de la fauna africana, y es el único enclave en Europa en el que han aparecido muestras del babuino gigante "Theropithecus oswaldi", lo que documenta que fue paso en la ruta de migración de especies africanas por el estrecho de Gibraltar.
En concreto, se hallaron junto a un hueso de homínido de mano izquierda cinco piezas dentales de otra especie de primate, el citado babuino africano, con distintos grados de desgaste y que pertenecieron a dos o tres ejemplares distintos.
En palabras de Andrés Ros, los restos de "Theropithecus" se encuentran en distintos yacimientos del pleistoceno en el sur, centro y norte de África, así como en la India, y los de Cueva Victoria son los únicos que se han encontrado en Europa.
Cueva Victoria es un "punto de referencia" en las migraciones de fauna de hace 800.000 a 900.000 años y su estudio científico es relevante para interpretar las rutas de dispersión, resalta este estudioso del yacimiento, que el Ayuntamiento de Cartagena abre al público de forma muy limitada, previa inscripción, desde el verano del año pasado para divulgar su riqueza paleontológica y hacerla compatible con el proyecto de musealización y las excavaciones que se llevan a cabo en distintos programas de investigación.
Con siete cavidades y 3.500 metros de galerías naturales y mineras excavadas desde los años 70, sobre un total de 19.000 metros cuadrados adquiridos por el Ayuntamiento para recuperar el enclave y ofrecerlo de forma permanente a las visitas turísticas, esta cueva fue una antigua mina de hierro y manganeso explotada comercialmente entre los años 1878 y 1952, y esta circunstancia la dota también, según su coordinador, de numerosas singularidades para la ciencia.
"La actividad minera arrasó el cerro, provocó derrumbes de tierras, dejó restos en los techos y colapsó la entrada natural a Cueva Victoria, que sospechamos dónde pudo estar, pero no a ciencia cierta", afirma Ros, que valora el interés científico que ha despertado en instituciones como el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, que, entre otros hitos, descubrió este verano en Atapuerca los primeros restos humanos de Homo antecessor de hace 850.000 años; o el proyecto científico que lleva a cabo en el yacimiento la universidad alemana de Mainz.
Según explica, el pasado minero de Cueva Victoria ha dejado al descubierto sus numerosos espeleotemas, y eso ha permitido, entre otros avances, emprender un proyecto de investigación, en la citada institución académica de Alemania, sobre los cambios del clima en Europa en los últimos 500.000 años, a través del estudio de esos depósitos mineros.
En Cueva Victoria hubo grandes herbívoros como caballos, ciervos, gamos, bóvidos, rinocerontes o elefantes, que convivían con tigres de dientes de sable, panteras, linces, hienas, osos o perros salvajes, entre otros carnívoros, pero también sapos, tortugas, serpientes, puercoespines, conejos, erizos, murciélagos y una gran diversidad de aves hasta sumar 105 especies distintas, cuyos fósiles se custodian en más de un centenar de cajas en dependencias municipales.
En palabras del concejal de Patrimonio de Cartagena, Pablo Braquehais, el Museo Arqueológico de la ciudad exhibe una pequeña representación de esos hallazgos, entre ellos huesos de mamut y rinocerontes y una falange, asociada ésta última por gran parte de la comunidad científica a una especie humana originaria de África que confirmaría que las primeras migraciones a Europa y la península no se produjeron desde el este, sino desde el continente negro a través del Estrecho.
El yacimiento volverá a recibir visitas el 9 de marzo en una apuesta del Ayuntamiento por hacer compatible la investigación y la recuperación del patrimonio con la actividad turística, ha resaltado Braquehais, que confía en la próxima finalización del proyecto de musealización iniciado en diciembre de 2020 para atender el enorme interés ciudadano por este enclave, como prueban los escasos minutos en que permanecen en oferta las entradas cuando se convocan visitas a la cueva minera paleontológica.
El objetivo de estas actuaciones de recuperación es hacer más accesibles la sala paleontológica, que alberga el yacimiento de huesos; la galería Mina de Manganeso, la Sala Redonda, las estancias generales de las zonas llamadas Victoria 1 y Victoria 2, así como el tránsito entre ambas para, posteriormente, facilitar su acceso a los visitantes.