CARTAGENA. ¿Sabía que la Real Armada Española fue la Nasa de una época? ¿Que el meridiano de Cádiz fue la referencia cartográfica de medio mundo y no el de Greenwich? ¿Que Ana María de Soto se hizo pasar por su hermano y fue la primera mujer en formar parte parte de la Infantería de Marina? ¿O que los almirantes ingleses preferían los navíos españoles antes que los suyos? La respuestas a estas preguntas y otras muchas curiosidades se encuentran en el libro Leones del mar. La Real Armada española en el siglo XVIII, que su autor, Guillermo Nicieza, presentará este jueves (19.00 horas) en la Sala Isaac Peral del Museo Naval de Cartagena.
En esta publicación, Nicieza aporta un enfoque novedoso para redescubrir la historia naval española, contaminada, asegura, por mitos y tópicos. Para ello, aborda las batallas más importantes; las grandes expediciones navales; un sinfín de datos y anécdotas sobre la Real Armada y sobre la vida a bordo; y se aproxima a figuras como las de Jorge Juan, Barceló, Balmis o Zendal para hacer justicia a nuestra propio pasado.
Porque como dice el autor, "tendemos a creer que todo fueron Armadas Invencibles o Trafalgares, pero cuando uno va a los hechos se encuentra que la mayoría fueron Lepantos". Y es que, en realidad, "en el siglo XVIII casi todas las guerras contra Reino Unido terminaron en tablas o victorias estratégicas para España", apunta Guillermo Nicieza, quien recuerda que la historia naval de España es una de las más ricas de entre todas las naciones.
Leones del mar incluye, además, un exhaustivo estudio de la organización de la Real Armada, cuerpos patentados, uniformes, construcción e ingeniería naval, artillería, doctrina, táctica y estrategia, navegación y maniobras a vela.
La presentación del acto en el Museo Naval de Cartagena correrá a cargo de Mauricio de la Gándara, capitán de navío y director del museo. Participará el autor y Luis Delgado Bañón, capitán de navío y escritor (para asistir es preciso reservar en el correo museonavalcartagena@fn.mde.es).
Estas son las explicaciones que el escritor recoge en el libro sobre las cuestiones planteadas en el principio de este artículo, entre otras muchas:
La Real Armada española fue la Nasa de su momento. La tecnología naval española era tan innovadora y adelantada en el siglo XVIII que habitualmente fue espiada y copiada por otras potencias como Reino Unido o Francia. El sistema español o de Gaztañeta estuvo a la vanguardia de la construcción naval durante casi medio siglo.
A mediados del siglo XVIII España era el rival a batir en los mares. La principal preocupación de Reino Unido y Francia durante todo el siglo XVIII fue que España no se hiciera con la hegemonía naval, como ya había tenido en el siglo XVI y medio XVII. No se entiende la historia militar europea de este siglo si se elude que en gran parte estuvo encaminada a mermar la fuerza naval de España en el Atlántico y Mediterráneo.
En ningún cuerpo militar se dieron tal cantidad de científicos como en la Real Armada. Los marinos españoles del siglo XVIII no solo eran grandes militares y brillantes marinos, la mayoría eran científicos muy prestigiosos y respetados en toda Europa. Entre sus campos se destacaron cartógrafos como Vicente Tofiño, el mejor de su tiempo, matemáticos como José de Mendoza y astrónomos como Dionisio Alcalá‐Galiano y Cosme de Churruca, además de ingenieros como Jorge Juan o Joaquín Romero Landa.
La Independencia de los Estados Unidos se dio gracias a una acción naval española. Luis de Córdova capturó en el Atlántico un convoy británico de 57 fragatas con pertrechos para 12 regimientos, cañones, mosquetes y otros efectos militares, además de tropas, que de llegar a Norteamérica hubiera barrido a los patriotas de Washington
El meridiano de Cádiz fue la referencia cartográfica de medio mundo, no el de Greenwich. En el siglo XVIII existían tres meridianos principales de referencia para las cartas esféricas: Cádiz (posteriormente San Fernando y Madrid), París y Greenwich. El de Cádiz fue el más importante, ya que constaba en toda la cartografía de las costas españolas, norteafricanas y de toda América.
Trafalgar y Nelson son dos mitos nacionalistas británicos que nada tienen que ver con la realidad. Asegura el autor que tanto la batalla como la figura de Nelson fueron muy exageradas por la propaganda británica del siglo XIX, habiendo perdido el marino inglés más batallas contra España de las que ganó. La maquinaria de propaganda británica se arrogó el dominio de los mares en el siglo XVIII y todavía a día de hoy lo siguen haciendo tanto desde las escuelas como desde Hollywood, afirma.
La expedición filantrópica de la vacuna de Balmis no solo supuso la primera expedición humanitaria internacional, sino una de las más exitosas. Durante la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna se recorrieron casi todos los territorios españoles desde las islas Canarias, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Nueva España, las Filipinas hasta China, incluyendo algunos territorios británicos, vacunando contra la viruela directamente a más de 250.000 personas, y por eso está considerada como la primera y más notable expedición sanitaria internacional de la historia. El joven médico militar José Salvany estuvo vacunando en Sudamérica durante siete largos años, enfermó de varias patologías infecciosas y finalmente falleció a los 34 años de edad, habiendo vacunado a más de 190.000 personas.
El navío Santísima Trinidad, el coloso español que inspiraba pavor. En el libro se recoge que este navío medía lo que tres pistas de tenis de largo y un edificio de 20 plantas de alto. Con 140 cañones y 4 puentes fue el mayor de su tiempo y la joya de la Real Armada. En batallas como San Vicente o Trafalgar se batió hasta contra cinco navíos enemigos, soportando el combate con solvencia. Además, fue objeto de deseo de la Royal Navy, que nunca se pudo hacer con él.
En un tiempo en el que las mujeres no podían ser militares, Ana María de Soto fue una infante de Marina de extraordinario valor. Tras hacerse pasar por su hermano Antonio, se alistó en los batallones de Marina, donde participaría como infante en numerosos hechos de armas. Su comportamiento fue tan aguerrido y heroico que, tras ser descubierta su condición de mujer en un reconocimiento médico, fue premiada por el rey. Conservó los derechos de veterana militar, su empleo de sargento 1º de los batallones de Marina y, además, se le permitió vestir los colores de la Infantería de Marina y los galones correspondientes en sus ropas de mujer, algo inédito.
Si Jorge Juan no fuera español se habrían rodado más de una decena de películas y series sobre su fascinante vida. Leones del mar recoge la vida de película de este marino, ingeniero, científico, humanista y espía. Su vida está repleta de un sinfín de aventuras y acciones valerosas desde sus tiempos como guardiamarina en las playas de Orán, sus estudios científicos sobre la medición del meridiano terrestre (entre todos los científicos españoles y franceses, Jorge Juan hizo la estimación más exacta con solo 21 años), sus tratados sobre navegación, su innovación en la construcción naval y su faceta como espía en Inglaterra con fuga incluida vestido como un simple marinero.
"Los españoles se batieron como leones", Napoleón Bonaparte. Tras la batalla de Finisterre, entendida como antesala de lo que fue Trafalgar, la actitud general francesa en el mar dejó mucho que desear, no así la española, que llevó el peso del combate. Los españoles combatieron siempre de forma valerosa y arrojada, y así lo supo ver Napoleón.