el billete / OPINIÓN

Cuando todo llega tarde

3/11/2024 - 

Cuando haya pasado lo peor de la tragedia y Carlos Mazón haya pedido perdón por su calamitosa gestión de la crisis, por haber llegado tarde a todo lo más importante, será necesario que explique por qué ha dejado desamparadas durante días a decenas de miles de personas que desde el martes por la mañana piden ayuda a través de los medios de comunicación y las redes sociales. No es que con esa explicación vaya a arreglar nada, es por conocer los mecanismos mentales, legales o procedimentales que han impedido que los mismos efectivos que en ocho horas se plantan en Haití cuando sufre un terremoto hayan tardado cuatro días en llegar a las cuatro comarcas de la provincia de Valencia afectadas por la Dana.

¿Dónde está el Ejército?, nos preguntamos casi todos al día siguiente de la hecatombe tras contemplar la magnitud del desastre a través de las televisiones –gran cobertura la de À Punt–, que durante varios días llegaron a rincones donde los vecinos imploraban ayuda: "Aquí no ha venido nadie", "hay gente mayor sola que necesita asistencia", "no tenemos agua", "nos están robando"... Mensajes que se mezclaban en redes sociales con los de bomberos forestales de la Generalitat o los bomberos de Cataluña, que se habían puesto a disposición de las autoridades valencianas y no habían obtenido respuesta.

Si los medios de comunicación llegan antes que los servicios de emergencia, que ya es para hacérselo mirar, no puede ser que los siguientes en llegar sean, en muchos casos, los voluntarios que han escuchado ese grito de socorro.

La explicación del president de que se han ido pidiendo refuerzos "conforme la radiografía de necesidades va creciendo" o que las necesidades son "crecientes", no tiene un pase. La radiografía de las necesidades en los 69 municipios afectados era, a simple vista, muy superior a los efectivos desplegados el primer día, y el segundo, y el tercero… Mazón se levantó el sábado, la cuarta mañana después de la terrible tarde-noche del 29 de octubre, y después de visitar algunas zonas afectadas decidió que era el momento de pedir el despliegue de 5.000 efectivos del Ejército que tenía a su disposición desde el primer minuto. 

Mención aparte merece la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien durante varios días ha lamentado que el presidente valenciano no le pidiese más efectivos del Ejército, porque no se los puede enviar si no los pide, según el protocolo que establece la ley. Tratándose de un Gobierno que se ha saltado tantas veces la ley –por ejemplo, durante la pandemia–, seguro que se podía hacer algo más que esperar a que Mazón le pidiera al Gobierno el envío del Ejército.

La falta de empuje institucional fue suplida por los miles de voluntarios que cruzaron los puentes de la solidaridad y llegaron, andando, mucho antes que los equipos de emergencia. También por los agricultores que cuando vieron las montañas de coches destrozados sacaron los tractores y empezaron a retirarlos de las calles mientras la maquinaria pesada del Ejército seguía en los cuarteles a la espera de una llamada.

Más grave, por sus efectos, fue la reacción tardía, el día de la Dana, del Centro de Coordinación Operativo Integrado (Cecopi), cuyo mando asumió Mazón en lugar de la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas. Decir que se avisó a tiempo a la población de l’Horta Sud es un insulto a la inteligencia y a la memoria de las víctimas.

Parece increíble que nadie en ese centro de coordinación, que se supone que cuenta con expertos que conocen cómo funcionan las gotas frías en la Comunitat Valenciana, pensara que toda el agua que pasaba como un tsunami por Chiva cuando todavía era de día, es decir, antes de las 18h, iba a bajar por el barranco del Poyo, que ya iba crecidito en Quart antes de las 13h, según constató el 112gva en su cuenta de X al reenviar un vídeo de Avamet.

La alerta que se mantuvo durante todo el día era una alerta por fuertes lluvias que los habitantes del área metropolitana de València no percibieron como peligrosa porque apenas llovió. No cabe culpar a los muertos ni a los damnificados de la Dana por no haber hecho caso a las alertas, porque si te advierten de peligro por fuertes lluvias y no llueve, la gente hace vida normal, va a comprar, sale del trabajo y va a ver a la novia. La alerta por inundaciones se lanzó tarde, a las 19.17 h, vía redes sociales y medios de comunicación, mientras que la estridente alarma de las 20.11 h sonó aún más tarde, cuando ya no había nada que hacer.

También tienen su responsabilidad Zapatero, Rajoy y Sánchez por no haber ejecutado en los últimos 15 años un proyecto de obras que se elaboró para prevenir avenidas, tras unas inundaciones en la misma zona a principios de siglo. Si se hubieran hecho, las consecuencias de las lluvias torrenciales en la zona de Chiva no habrían sido tan dañinas.

Cuando se retire el barro vendrá la petición de responsabilidades, las de los familiares de las víctimas y la de la sociedad. Y Mazón deberá depurarlas porque aquí no hay maquinista al que echarle la culpa. Tampoco debe preocuparse, electoralmente hablando, porque una mala gestión de una crisis no tiene por qué pasar factura en las urnas. Ahí están para demostrarlo Sánchez, Illa y Ayuso tras la pandemia. Y por último, si le llaman las víctimas, que haga el favor de recibirlas.

PS: A la hora de terminar esta columna, Mazón ha despertado para anunciar una serie de medidas de cara a la recuperación de la zona. Esta vez no llega tarde.

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