TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

Con patente de corso

31/05/2020 - 

“Con cien mentiras por banda y confinamiento en regla, no es España la que marcha por buen camino y feliz, y va el presidente Sánchez, mintiendo alegre en la proa, con los de Iglesias a un lado, al otro los de Garzón, y allá en el horizonte, la temida Oposición…”      

Evidentemente no son los primeros versos de la Canción del pirata de José de Espronceda (1835), pero si la hubiera escrito en estos coronavíricos días de alarmante confinamiento, seguro que a lo mejor hubiera comenzado su famoso poema de esta guisa, ¡aunque claro está, muchísimo mejor, por supuesto! Y quizás hubiera continuado, con sus famosas octavillas de rima consonante, versándolo tal que así:

                       “Que es Moncloa mi tesoro,

                        que es mi dios la mezquindad,

                        mi ley, el pacto y la trola,

                        mi única patria medrar.

                        Navega gobierno mío,

                        sin temor, que ni partido enemigo,

                        ni Casado ni Arrimadas,

                         tu rumbo a torcer alcanzan,

                         ni a derrocar tu esplendor.”

Para terminar de nuevo con el estribillo:

                         “Que es Moncloa mi tesoro,

                          que es mi dios la mezquindad,

                          mi ley, el pacto y la trola,

                          mi única patria… medrar”.

 A nadie le va a extrañar que proclame a los “cuatro vientos” que el actual presidente del Gobierno de España es -a todas luces y en pleno sentido de la palabra- un auténtico corsario independientemente de las disquisiciones etimológicas entre corsario, pirata, bucanero, filibustero y demás “eros”. Como tal, tiene ‘patente de corso’, concedida oficialmente por los filibusteros que le respaldan. Con ella viene haciendo y deshaciendo todo, como y cuando le viene en gana: atacando a todos aquellos que no le bailen bien el agua, conculcando derechos democráticamente adquiridos, aboliendo prestaciones consolidadas, y mintiendo, sí, sobretodo mintiendo compulsivamente “a troche y moche” a todos, e incluso a sí mismo, si fuera preciso y necesario para el culto a su egolatría y desmesurada ambición de poder. Es una cualidad que “va en su naturaleza” -como le respondió el escorpión a la rana al clavarle su aguijón mientras esta lo transportaba en su espalda para cruzar el río sin ahogarse- (Esopo, siglo VII a C.). Tiene ‘patente de corso’ para seguir saqueando las ya debilitadas arcas del Estado, derrochando cientos de miles de millones en dudosos proyectos pseudosociales para mantener comprados a sus amiguetes comunistas, a los bilduetarras y a los separatistas catalonios, y todo esto lo hace siempre -como cantaban ‘Las madres del Cordero’, allá por los años 70 y con letra de Moncho Alpuente-  “a beneficio de los huérfanos, los huérfanos y de los pobres de la capital” (Bis).

Como capitán corsario, Sánchez obliga al Gobierno a navegar impunemente, por los océanos de los chanchullos, de las mentiras y de las felonías –siempre en beneficio propio, en el de sus filibusteros compañeros y, cómo no, “a beneficio de los huérfanos, los huérfanos y de los pobres de la capital”- sin miedo a que los ciclones de la Justicia, de la Prensa y de los Votos le rectifiquen el rumbo y lo conduzcan a puerto seguro donde conviven la libertad, la justicia, la ley y el orden legal y democráticamente establecidos por la soberanía popular.

Como capitán corsario, tiene patente para -con medias verdades que no son ni medias ni verdades, sino mentiras puras y duras- colarnos cínicamente y por “decreto-dedo” a Iglesias en el CNI, sin estar en posesión de la “Habilitación Personal de Seguridad” (HPS) pese al recelo y temor a que EE UU, Marruecos e Israel no compartan información sensible tras su acceso.

Como beneficiario de patente de corso es capaz de “armar la de Dios es Cristo” (discusión que motivó una airada polémica en el Concilio de Nicea, año 365) en el seno del Gobierno, proponiendo la derogación de la Ley de la Reforma Laboral del PP (2012), a pesar de que los ministros del PSOE –capitaneados por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño- dejan claro que no comparten el acuerdo firmado por el grupo socialista con Unidas Podemos y Bildu. No se avergüenza de pactar y re-pactar con todas las fuerzas separatistas la excarcelación de los presos etarras y golpistas; no se avergüenza de aumentar la presión fiscal, camuflada como la “tasa de reconstrucción”, ni de crear, a la par, una costosísima “renta mínima” patrocinada por el binomio marxista-comunista de Iglesias-Garzón, aunque no mucho después, jure y perjure, que él no ha pactado nada de nada o recurra a su lenguaraz portavoz y ministro, Ábalos, gran demagogo y experto en el arte de confundir, negando ¡hasta seis veces, seis!, lo anteriormente afirmado(ver el artículo publicado en este medio y titulado “Señor Ábalos: ¿se merece España un Gobierno que le mienta?)

Pero, no debemos olvidar que todas estas medidas las toma, conscientemente, en aras del bienestar social y por encima de todo lo humano y lo divino: “en beneficio de los huérfanos, los huérfanos y de los pobres de la capital”.

Para evitar que este capitán “corsario” navegue a sus anchas --amparado por esa patente de inmunidad legal que le otorgan los pactos con sus conmilitones—y siga cometiendo los desmanes sociales, legales, económicos y sanitarios, a los que nos tiene acostumbrados…Deseo que esa incipiente, pero ruidosa, “oposición” de la Calle Vasco Núñez de Balboa (Madrid), en forma de “cacerolada” contra el Gobierno y de la que se está contagiando “miméticamente” el resto de España, se vea reforzada  por  el recién publicado “Manifiesto para la Resistencia Nacional” que aboga por la formación de  un Ejecutivo técnico y de gestión que solvente la crisis provocada por la covid-19 hasta que se celebren nuevas elecciones, y en el que se acusa al Gobierno comunista y marxista de España de “negligencia criminal” en la gestión de esta crisis sanitaria y económica en la que han primado “sus intereses políticos e ideológicos” por encima del número de fallecidos y contagiados, y por la incompetencia demostrada a la hora de proveer de test, mascarillas, material y equipos de protección al personal sanitario.

No quiero terminar, sin antes, recalcar y afirmar en su favor que todo lo que está haciendo el presidente Sánchez y su ejecutivo lo hacen, sin lugar a dudas:

“A beneficio de los huérfanos, los huérfanos

 y de los pobres de la capital

los huérfanos, los huérfanos

y de los pobres de la capital”

Pedro Manuel Hernández es licenciado en Medicina, en Periodismo y ex Senador Autonómico del PP por Murcia