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Comenzar por lo complicado

11/11/2020 - 

MURCIA. Hay momentos que la vida nos para, nos obliga a mirar alrededor y nos permite reflexionar, recapitular y hacernos la pregunta ¿Y ahora qué? ¿Qué es lo siguiente? ¿Por dónde sigo?

Esto me ha sucedido varias veces, a nivel profesional y personal, a lo largo de los años y al mirarlo con perspectiva he podido apreciar la gran oportunidad que me ha brindado cada uno de esos momentos.

La primera vez fue al terminar la carrera. Cursaba el último año en Inglaterra y, al salir del que sería mi último examen, me acerqué a una cabina y llamé a mi madre a contarle feliz que acababa la facultad.

Fue terminar la frase y de pronto un vértigo existencial nubló el momento.

Mamá, le pregunté en un tono mucho menos alegre con el que había comenzado la conversación. —Si ya no estudio y aún no trabajo, ¿ahora qué soy?

"Culturalmente se prima mucho al humilde cuando yo considero que hay que estar orgulloso de las metas alcanzadas" 

Hasta ese momento mi futuro había estado lleno de planes más o menos predeterminados: terminar el Bachillerato, la Selectividad, salir al extranjero, la carrera, etc. El siguiente paso era mucho más complicado y menos predecible.

Mi madre, al otro lado de la línea, contestó sin dudar a mi pregunta:

Eres lo que tú quieras.

Decidí, estando aún en el extranjero, mandar un solo currículum a una multinacional, de las cinco mejores del mundo en el sector de la auditoría y consultoría, y me preparé para 'venderme' lo mejor posible.

No tenía unas calificaciones excepcionales pero sí muchas aptitudes e inquietudes que consideraba podían encajar muy bien con la cultura empresarial de la firma.

Cuando le dije a mi tutor de la Universidad que había mandado mi CV a esa empresa, me dijo tajante: "Allí, no se entra".

Lejos de desanimarme, solo me ayudó a coger impulso y prepararme un poco mejor. Conseguí el trabajo y marcó mi trayectoria profesional futura.

Hace un par de años, en la graduación de mi hija mayor, invitaron a una exalumna brillante, Premio Extraordinario de Bachillerato de la Región de Murcia, que había estudiado Medicina y le habían concedido la beca Fulbright. Se trata de una prestigiosa beca para llevar a cabo proyectos de investigación predoctoral en Estados Unidos.

Confesaba esta joven que mucha gente lo veía imposible y le habían sugerido, en numerosas ocasiones, que no perdiera tiempo en solicitarla. Ella nos contó que, en efecto, no conocía a nadie que se la hubieran dado porque tampoco conocía a nadie que la hubiera pedido.

¿Qué dirías si tu jefe o el presidente de la empresa te pidiera en una reunión que salieras a describirte, a comentar tus fortalezas, lo que aportas a la empresa tú y tu departamento y que lo hicieras en inglés? La mayoría de nosotros contestaría: ¡Ni hablar, qué vergüenza!

Somos un país de vergonzosos. Creo que la educación que recibimos, en el sistema educativo actual, es poco propicio al debate, a la participación. Nos da escasas herramientas para expresarnos en público.

Culturalmente se prima mucho al humilde cuando yo considero que hay que estar orgulloso de las metas alcanzadas. No debemos confundir estar orgulloso a ser pretencioso.

Hay que pensar a lo grande, sacudirnos la vergüenza, el miedo escénico y saber vendernos. Quien piense que no estamos todo el día vendiéndonos está muy equivocado.

¿Qué hacemos cuando vamos al banco a pedir un préstamo para un negocio o para comprar nuestra casa? ¿Cuando le proponemos a un compañero que nos ayude con una tarea o le pedimos a nuestros jefes una nueva herramienta o más personal? Incluso al negociar con nuestro hijo la hora de vuelta a casa. Vendemos.

Hace unos meses una madre compartía conmigo las mismas preocupaciones que yo había tenido años atrás. Me contaba que su hija acababa de terminar la carrera, quería dedicarse al mundo editorial, y no sabían por dónde empezar. Tenía un nivel alto de inglés, así que estaba pensando en intentar trabajar en alguna editorial pequeña de Murcia para coger experiencia y luego marcharse al extranjero.

¿Por qué no empezar por lo difícil? Le sugerí. Hablamos de los CV digitales, de los vídeos y de las multitud de herramientas que tenemos ahora a nuestra disposición. Que preparara una presentación cuidada, con vídeo incluido, de ella, de sus estudios, aptitudes, inquietudes, que lo mandara a las 10 editoras más grandes de Europa y les escribiera diciendo cuándo iba a estar en el país disponible para una entrevista.

Lo último que sé de ella es que está trabajando en Londres.

Hay un libro que os recomiendo del fundador de Telepizza, Leopoldo Fernández Pujals, se titula Apunta a las estrellas y llegarás a la luna. Comparto con él su filosofía de que no hay meta demasiado alta. Las limitaciones nos las ponemos nosotros.

No hay fórmulas mágicas, pero creo que es más sencillo acertar siguiendo unas determinadas pautas:

-Sé original.

-Especialízate.

-Vende, vende y vende.

-Mantén la ilusión pese a los que te desanimen.

Somos nuestro mejor activo, nadie nos debe querer más que nosotros mismos y así alcanzar nuestros objetivos uno a uno con trabajo e ilusión.

¿Qué objetivos? Los que tú quieras.

Belén Andreu Soriano

Directora de Inglés y Punto (belen@inglesypunto.com)

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