MURCIA. 1 de junio de 1921. El resultado del intento de ocupación de Abarrán es el aniquilamiento de toda la guarnición española, muerte de todos sus oficiales y sustracción de su artillería.
21 de julio de 1921. Fracasan los últimos intentos de socorrer el asediado puesto de Igueriben, que cae tras una heroica y agónica defensa de los hombres del Comandante Benítez. Las aguerridas harkas rifeñas avanzan hacia Annual. En esta base, se decide la retirada.
22 de julio de 1921. La retirada se convierte en estampida y la columna de Silvestre se deshace en el Izzumar. Es el llamado Desastre de Annual. Entre 10.000 y 13.000 muertos españoles en apenas unos días.
El próximo 2021 se cumplirán 100 años de este importante y desconocido suceso en la Historia de España. Es justo conmemorarlo y difundirlo. Sin cometer el error de enjuiciar con ojos de hoy los sucesos pasados. Son muchos los ingredientes de interés que confluyen.
"EEUU no tiene rubor en exhibirnos sus vergüenzas en Vietnam. Sin embargo, nos cuesta sacar con naturalidad nuestras derrotas dolorosas"
El primero de ellos, y más importante, es el recuerdo y reconocimiento a las decenas de miles de españoles que perecieron, ya no solo en este episodio, sino en todos los años de ocupación del Protectorado. Unos luchando, otros en desbandadas, otros en actos heroicos, otros a traición… La vergüenza institucional de los hechos trató de tapar lo que había ocurrido y así se diluyó en el tiempo hasta nuestros días.
El segundo ingrediente es el estudio de la composición del ejército español a principios del siglo XX. Desarmado en medios y efectivos pero, sobre todo, moralmente. Con la losa del 98, de donde procedía gran parte de los protagonistas de este acontecimiento, la ocupación del Protectorado se realizó sin planes coherentes y sin la tropa adecuada, tanto en número como en pertrechos, preparación y motivación.
Otro ingrediente muy interesante era la desconexión de los planes militares, auspiciados y fomentados por la Casa Real, con la percepción de los ciudadanos. Las guerras de África siempre fueron motivo de indiferencia para la mayoría y rechazo para una gran parte. Ya en 1909, la Semana Trágica de Barcelona se desencadena por la negativa a embarcar jóvenes destinados a la guerra que allí se desarrollaba. Incluso gran parte de los políticos recelaban de estas operaciones, incluso varios de los afines.
Uno de los ingredientes más fascinantes de este embrollo fue la forma de relación que se estableció entre los colonizadores y los aborígenes. Aunque no se debe generalizar, se suele asimilar la arrogancia, el desprecio y el desconocimiento a la parte española y el resentimiento y la brutalidad a la parte rifeña, aunque con bastantes mezclas de papeles. Lo que parece que se repartió a partes iguales fue la desconfianza, la mentira y la traición. Nos podíamos encontrar con personajes, unas veces aliados y otras, enemigos acérrimos, como el propio Abd el- Krim o el fascinante El Raisuni. Pactos con cabilas sistemáticamente incumplidos, deserciones generalizadas de rifeños en las filas españolas, ensañamiento brutal en Monte Arruit después de un acuerdo de rendición, bombardeos españoles con iperita (gas mostaza)…
Llama también mucho la atención el contrincante en esta guerra. Los rifeños no han sido nunca un pueblo cohesionado ni con una reivindicación nacionalista llamativa. Se organizan en cabilas independientes, guardando tradiciones propias. Solo hay algo que les une: el rechazo a la injerencia ajena. Incluida la que ejerce el Reino de Marruecos. Para consuelo de nuestra conciencia, el Ejercito de Marruecos (cuyo mando entonces era el futuro rey Hassan II) usó napalm en la revuelta del 58 – 59. Es fascinante cómo pudieron mantener desde el año 1921 a 1926 la autoproclamada República del Rif, con capital en Axdir, principal plaza de la cabila Beni Urriaguel.
Destaca la forma que tenemos los europeos en tratar nuestras miserias cuando lo comparamos con los estadounidenses. Ellos no tienen rubor en exhibirnos sus vergüenzas en Vietnam, por ejemplo. Sin embargo, nos cuesta sacar con naturalidad nuestras derrotas dolorosas. Los países europeos tienen, sin duda, muchas más que Estados Unidos, principalmente por el mayor bagaje histórico. Sin embargo, ya he escuchado en alguna ocasión que el Desastre de Annual fue nuestro Vietnam español. No señor. Fue un capítulo más de nuestras históricas guerras de Flandes…