Demasiadas razones nos han llevado a instalar en nuestras vidas este cartel, cerrado por covid, cerrado por ineptitud, cerrado por el gobierno, cerrado por mil razones, que nos obligan a parar a las personas a las empresas, a los gobiernos, a los niños, a los viejos, a la monarquía, a todos, y quien dijo que parar no fuera bueno, claro que lo es… yo misma he cerrado varias veces, y ves tú es hasta recomendable hacerlo de vez en cuando, pero ni con imposición ni porque no quede otra salida.
Y si no cerramos qué pasa, que abrimos, ¿qué pasa cuándo abrimos? Esa debiera ser la verdadera pregunta. Leo mucho, aún más me gustaría leer. Pero últimamente me gustan los artículos que ponen en duda aquello que hacemos, lo que no, o lo que somos.
Cuando abrimos el cajón del sí puedo, un día me apodaron así, “Macarena yo puedo”, no sé si aquel apodo fue o no cariñoso, lo que sé es que acertaba, todo lo que yo puedo hacer o ser, debe ser. Aquí la dicotomía, del ser o deber ser, que quiero reunificar en, lo que somos debe definir lo que hacemos.
Cuando abrimos debemos pensar para qué abrir, y si no es para adaptarnos a las circunstancias que se imponen que vienen para qué abrir, solo tengo clara una cosa, nada cambia nunca, pero nosotros sí podemos cambiar.
Cuando abrimos debiera producirse una postura innovadora en nuestras vidas, familias, empresas, equipos, sociedad, gobiernos, técnicas, salud, estilos de vida, cambios mundiales, del poco al mucho, de lo pequeño a lo grande. Ya saben que yo sí creo en el cambio, es decir que creo (de crear) el cambio. Yo sí quiero cambiar la forma en la que abrimos porque no podemos seguir en la fase de cierre, de paralización, de stop obligado. No. Por salud mental, porque somos seres relacionales, llegamos a la plenitud en cuanto nos vinculamos con el otro. La economía no funciona con el cierre, pero si abrimos deberá ser con sentido, hacia el sentido correcto, no sirve la imposición o el miedo, ahora más que nunca necesitamos al 'gefe' (gestor de felicidad) que nos haga visualizar con prudencia esa apertura, esas nuevas metas y objetivos, que nos ilusione hacia lo que las empresas necesitan. Y los gobiernos necesitan de las empresas, ya se ha visto tras la no-recaudación del IVA, el gobierno estatal decidió abrir, porque las cuentas son cuadres “de debe y haber”, no hay más, y eso pasó, que no había más, y el abrimos se convierte en forzoso. Pocos 'gefes' hemos visto en la política, pobres mediocres, y qué gran oportunidad existe en las empresas. Porque aunque nos estrechen el camino aún nos queda la libertad, me gustaría reclamar más justicia, pese a que me suena a utópico, pero si yo no (jurista) quien, un rey no juzgado exiliado, un juicio de valor condenatorio con mayor rigor que la sentencia catalana del 155. Que tristeza ser juez en estos tiempos en los que nadie te da las autoritas, ni la ley, ni la razón, ni la opinión. Y entonces vuelvo a decir, qué suerte de las empresas que aún les queda algo de libertad, que tienen a sus equipos a los que dar libertad, para gestionar, para pensar, para actuar, para que las personas nos pongamos a trabajar por conquistar los objetivos en los tiempos que corren.
Y sí, hay esperanza, vieron alguna vez a la ciencia trabajando a buen ritmo con financiación, con conocimiento compartido, con rigor, y a nivel mundial, para buscar una vacuna para todos, y llegará de eso estamos convencidos.
Así que sigo pidiendo apertura, no quiero restricciones, quiero responsabilidad, ¡que gran palabra!, a veces pesa, también a mi, pero bien llevada, acometiendo cada uno nuestro colibrí, será más sencilla la nueva fase, la de ABRIMOS. La de queremos abrir para seguir, para llegar al destino que nos mueve a seguir, y entonces hablaremos de cómo queremos llegar, en compañía de quien, personas, equipos, familia, valores, y es que señores va todo de la mano. Porque ahora lo que nos toca es PENSAR en cómo abrir, para seguir caminando cuando no hay camino, ser BUQUE ROMPEHIELOS no es sencillo, pero sí puede ser muy divertido, nada aburrido. Y cuantos nos aburrimos en el confinamiento, aun cuando alguna vez leí que hemos de aburrirnos para ser capaces de pensar a innovar, así que si nos obligan de nuevo a cerrar, obliguémonos a pensar. Para volver a decir con libertad, ABIERTO PARA SOÑAR.
Quiero creer y creo que es posible, porque yo haré la parte que me toca cual colibrí, segura de que otros harán la parte que les co-responde, quien me sigue al grito de libertad, responsabilidad, trabajo, innovación, dureza, entrega, liderazgo… sé que son palabras complejas de vivir, exigentes, pero ¿Quién me sigue al grito de ABRIMOS? Estoy segura de que no caminaré sola en esa senda, conozco a muchos que piensan como yo, viven con estos valores, luchan si caben más que yo, conozco a quienes gritan conmigo y sé que nunca voy sola en esta senda llena de buenas personas, y si no nos gustan los que lideran la senda alguno de entre nosotros deberá tomar el mando, ahí queda.
Abierto por…
Macarena Perona es consultora estratégica