ALICANTE. Tras 135 años de historia, la empresa Such Serra cierra definitivamente. La mercantil Sucesor de Such Serra SA, responsable de la imprenta, se disuelve después del proceso de liquidación que se formalizaba en febrero de 2024. Así, según el Boletín del Registro Mercantil (Borme), la compañía, que estaba en situación concursal recoge los ceses de la administración mancomunada - de Manuel Santana y Alberto Baeza-. También da cuenta de la disolución de la mercantil a mediados de este mes de agosto.
De esta forma, la imprenta que, de un pequeño taller que nacía en el siglo XIX se convertía en un referente en el sector de las artes gráficas en la provincia de Alicante, ya no existe. Tal y como contó este diario, a comienzos de 2024 la firma entraba en fase de liquidación. Lo hacía tras años de arrastrar pérdidas cuyo origen tiene la caída de ventas y de la actividad de la sociedad, sobre todo, desde la pandemia de la covid-19. En concreto, la compañía responsable de la histórica imprenta se declaraba en concurso de acreedores voluntario en noviembre de 2023 y a finales de año se abría la fase de liquidación en la que se encuentra ahora. El proceso lo ha llevado el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante. El auto de declaración de concurso daba un mes para la presentación de créditos, pero la compañía no ha logrado saldar deudas y fue a la fase de liquidación, y ahora de disolución.
Según la memoria de las últimas cuentas depositadas por la histórica firma, la pandemia era la principal causante de la caída de sus ventas y de la actividad en los ejercicios de 2020 y 2021. También la hacen responsable de las "importantes pérdidas que ha tenido la sociedad durante ambos ejercicios", si bien fueron de en menor cuantía durante el ejercicio 2021.
Con esta situación, también se resintió su patrimonio neto que en 2021 era de menos de 67.500 euros. Esas circunstancias que ya se deban en 2021 eran causa de disolución porque esta cantidad era menos de la mitad del capital social en aquel momento -634.668,78 euros-. No obstante, la empresa siguió adelante porque el Gobierno central permitía extender hasta 2022 ciertas medidas en materia concursal, societaria, administrativa y de avales y ayudas públicas. En 2021 redujeron gastos, principalmente en el personal.
Ya avisaban de que, si en el resultado de 2022 se apreciaban pérdidas y continuara siendo el patrimonio neto inferior a la mitad del capital, se abriría proceso para la disolución de la empresa. Antes del concurso de acreedores, en 2022, la administración de la empresa trató de "salvar los muebles". De este modo, hubo una reducción de capital para tratar el resultado. En junio de 2022 la junta de accionistas acordaba reducir el capital social en 567.180 euros por las pérdidas y dejarlo en 62.732 euros. El fin era el de la compensación de pérdidas y la amortización de acciones propias.
Una empresa histórica en liquidación
La imprenta Such Serra, tal y como detalla la propia empresa, comenzaba su andadura en 1889 en la calle San Fernando y uno de sus fundadores fue Ramón Serra. En 1909 se trasladaba a la calle de las Navas, casi en las afueras de la ciudad. En los años 20 del siglo XX se imprimía el Boletín Oficial de la Provincia y muchos periódicos y se trasladaba a la calle Sagasta, Allí, tras diversas fusiones y cambios de manos, durante la Guerra Civil una bomba de la aviación fascista italiana en 1938 destrozaba sus instalaciones. Según relata la histórica empresa "los obreros tipógrafos salieron de la catástrofe por su cuenta y llevaron consigo, tal y como cumple a los de su estirpe, los portentosos chirimbolos para aventar la noticia y el conocimiento de las cosas".
Tras ese traumático evento pasaron a trabajar durante tres décadas en un local en Alfonso X el Sabio durante tres décadas. En 1970 se marchan a la avenida de Orihuela, obligados por un desalojo y demolición de edificio. En 1981 Such Serra se convierte en cooperativa propiedad de los propios trabajadores y bajo la presidencia de Joaquín Collía, que la mantuvo a título póstumo. En esa época se trasladaron a su última ubicación en el polígono de Babel.
La compañía, en 2014, cuando cumplía 125 años de historia, destallaba que la "clave de su exitosa trayectoria reside en su capacidad de reconvertirse y comprender el mercado, lo que, unido al esfuerzo y talento de un grupo de empresarios, que han sabido rodearse de profesionales de primera categoría, les ha permitido mejorar constantemente para ser cada vez más competitivos". La empresa cuenta con 1.600 metros cuadrados en una nave con "tecnología necesaria para garantizar un alto volumen de producción y unos acabados impecables, tanto en impresión offset como digital".
Ahora, tras más de cien años de historia y duros momentos, la empresa pone punto final a su historia y, con ella, a la de una página crucial en Alicante.