MURCIA. Los detalles, al igual que las joyas, son un complemento perfecto para ganarte la confianza o la atención de alguien. Así es Carmen Posadas, autora de la novela La leyenda de la peregrina, elegante y detallista: al recordar tu nombre, al despedirse de ti finalizada la entrevista y darte dos veces las gracias, al escribir tu nombre en el libro que llevas contigo -aunque solo le hayas pedido que la dedicatoria sea para tu familia-, o al posar ante las cámaras, para deslumbrar como una perla en las aguas del océano, aún llevando acumuladas varias horas de viaje por su apretada agenda profesional.
Carmen, bienvenida a la playa de Bahía, en Puerto de Mazarrón y a este extraordinario ciclo, 'Mares de papel', organizado por la Concejalía de Cultura. Para ir entrando en materia literaria: ¿Sigue algún 'ritual' para escribir sus obras?
Cuando empecé a escribir tenía muchas manías, como escribir a mano con un rotulador negro, con un cuaderno que se abriera así y no así (Carmen hace el gesto de abrir un cuaderno hacia delante y luego abriéndolo de lado a lado) y tenía que poner una manzana y una taza de té (sonríe).
¿Una manzana? Cuénteme...
Sí, la manzana era por Agatha Christie, porque la admiro mucho. Ahora tengo que escribir en los aviones, en los hoteles, donde me pille. Así que se me acabaron las manías.
Es usted Leo. ¿Debo pensar que no hay obra que se le resista o en esta su última novela, La leyenda de la peregrina, ha existido algún momento de flaqueza durante su creación?
Lo ha habido. A mí me cuesta muchísimo escribir. Hay gente que le sale de corrido. Yo los admiro. Volviendo a mi referente, Agatha Christie, ella escribía una novela en un mes. Yo soy absolutamente incapaz O sea, yo estoy como picando piedra la mitad del tiempo. Y este libro iba muy retrasado pero, como no hay mal que por bien no venga, la pandemia me ayudó mucho, porque cuando vino el confinamiento no podía viajar, no podía hacer nada más que escribir y escribir, así que, bueno, es verdad que ha sido un drama para todos, pero a mí me ha favorecido en ese sentido.
En la dedicatoria de su libro, menciona a su prima Cecilia. ¿Cómo fue ese reencuentro tras tantos años sin verse?
Muy bonito. Esos son los milagros de Internet. Antes era imposible tener contacto con tus amigos del colegio; en mi caso, yo me fui de Uruguay con 12 años. Con mis primas, a pesar de que somos primas hermanas, no nos habíamos vuelto a ver y gracias a los chats ahora estamos al habla permanentemente. Me han ayudado mucho con la documentación del libro. ¡Desde Uruguay! (enfatiza nuestra protagonista). Por eso te digo que es fantástico esto de las redes.
Carmen, una joya legendaria en manos de mujeres extraordinarias. ¿Recibe la perla ese adjetivo, en parte, por la grandeza de esas damas?
Es una perla muy extraordinaria. De las joyas más famosas del mundo y siempre ha estado en el centro del poder; pero precisamente esto se debe a que era tan extraordinaria. Era una perla muy codiciada. Cuando aparece en el mar, inmediatamente se la regalan al hombre más poderoso del mundo, que en ese momento era Felipe II y va de mano en mano, siempre con la gente más poderosa. Ahora ha desaparecido, nadie sabe dónde está. Sabemos que la compró alguien de Oriente Medio. Y yo me pregunto: ¿quién compra una cosa tan cara?, porque se vendió en doce millones de dólares, imagínate. Sólo una perla por esa cantidad de dinero. Lo único que sé es que pronto reaparecerá, porque la peregrina lleva 500 años dando vueltas por el mundo y ha sobrevivido a robos, expolios, incendios, asesinatos... absolutamente de todo. Cuando aparezca será un nuevo capítulo en su vida.
Cuenta en este libro anécdotas y curiosidades, que saca a la luz sobre la peregrina. ¿Puede desvelarnos alguna anécdota de sus presentaciones o firmas que a día de hoy recuerde… y no haya desvelado?
Es bonito, con esto de las firmas, la cantidad de gente que aparece. Pasa como con Internet. Una anécdota: estaba en Galicia hace poco y apareció por allí un fotógrafo gallego que había emigrado de Uruguay, que me había hecho la foto del colegio y que había regresado a Galicia. Es bastante curioso, porque hemos tenido que dar bastantes tumbos por el mundo, tanto él como yo, para encontrarnos otra vez.
Para concluir esta charla, ¿qué pregunta no le han formulado todavía que le hubiese gustado contestar?.
(Carmen sonríe) Uf, ¡me mataste!, porque ya me han preguntado absolutamente de todo, no sé, me haces polvo porque no se me ocurre ninguna ahora mismo (Carmen sonríe de nuevo).