CARAVACA. Hay personas que dejan huella en las ciudades en las que nacieron y vivieron. Una de ellas ha sido el doctor Miguel Robles Sánchez-Cortés, a quien se considera uno de los personajes más destacados de la Caravaca del pasado siglo XX, no sólo por su gran labor como oftalmólogo -atendió a más de 70.000 pacientes en su consulta-, sino también por sus valores y papel destacado en la sociedad caravaqueña. Es por todo esto que el Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz, a través de la Concejalía de Cultura, ha organizado un homenaje a este caravaqueño tan querido. Será en un acto que tendrá lugar este viernes, 29 de octubre, a las 19.30 horas en el salón de actos de la Casa de la Cultura 'Emilio Sáez'.
El evento contará con la intervención de José Antonio López Navarro 'Jata'; el cronista oficial de Caravaca y de la Región de Murcia, José Antonio Melgares Guerrero; un familiar del homenajeado; y el alcalde, José Francisco García Fernández, quien cerrará el acto. También se proyectará un interesante audiovisual que repasará la trayectoria personal y profesional del doctor Robles, al tiempo que mostrará cómo era la Caravaca de su época. En él se podrán ver numerosas fotografías, algunas de ellas inéditas, pertenecientes al archivo familiar.
El doctor Miguel Robles Sánchez-Cortés nació el 25 de febrero de 1905, en la calle Canalica de Caravaca de la Cruz, en el seno de una familia de la burguesía local, dedicada a la industria. Era el tercero de los cinco hijos del matrimonio formado por Emilio Robles López y Encarnación Sánchez-Cortés Fernández. Sus primeros años de enseñanza fueron en el colegio de los Padres Carmelitas, mientras que el Bachillerato lo cursó en una academia que dirigía el médico local Alfonso Caparrós, realizando los exámenes en Murcia por el turno libre.
Con 16 años ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, concluyendo su licenciatura en 1927 a la edad de 22 años. Fue compañero de facultad de ilustres médicos como Laín Entralgo o López Ibor. Realizó la especialidad de Oftalmología en el Hospital Provincial de Madrid, un deseo que tenía desde niño al ver como un médico, que acudía ocasionalmente a Caravaca a tratar patologías oculares, realizó una operación de cataratas. Se formó con los mejores oftalmólogos de la época: Poyales, Márquez, Castroviejo, Arruga o Barraquer, entre otros. En 1931, tras cursar la citada especialidad, retornó a Caravaca, por el profundo cariño que sentía por su tierra y por su familia, para ejercer su profesión.
Hombre de amplios valores sociales y humanistas, fue concejal del Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz en los años 1933 y 1934, así como diputado provincial. En 1936 contrajo matrimonio en Madrid con Adela Oñate Sánchez, de cuyo matrimonio nacieron Emilio, que seguirá los pasos del doctor Robles en Oftalmología, María Encarnación, Juan Manuel y María Teresa.
En 1950 fue elegido Hermano Mayor de la Real e Ilustre Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, creando las estructuras de las fiestas de mayo que perduraron en el tiempo.
"Además de cómo gran oftalmólogo de amplio prestigio nacional, como pudieron atestiguar los más de setenta mil pacientes que atendió en su clínica, fue ante todo una persona buena, en el sentido machadiano. Añadir que todo lo que fue, no se entendería sin la presencia a su lado de su esposa Adela Oñate Sánchez", según ha adelantado José Antonio López Navarro, una de las personas que hablarán de la biografía del homenajeado por el Consistorio en el acto de este viernes.
Falleció en un accidente de tráfico el día 2 de febrero de 1974. Recibió los títulos de comendador de la Orden Civil de Sanidad, Hermano de Honor de la Real e Ilustre Cofradía de la Santísima y Vera Cruz e Hijo predilecto de su Caravaca de la Cruz a título póstumo.