Pese a recuperar el liderato, las sensaciones del Efesé en las últimas jornadas siembran dudas en la afición del Cartagonova.
CARTAGENA. Hay victorias que pese a su fertilidad en términos clasificatorios dejan frío al entorno de un club, termómetro certero en muchas ocasiones para saber la verdadera temperatura del equipo en la temporada. Algo de eso hubo en la victoria del Cartagena ante el Sanluqueño, equipo de media tabla. Pese a que la victoria le devolvía el liderato, la sensación al salir del Cartagonova fue más de preocupación que de satisfacción. No termina de ajustarse Borja Jiménez en la pizarra, prueba que prueba sin lograr que el equipo encuentre las sensaciones que desprendió ante el Girona en la Copa. El baile no es solo de jugadores, sino de dibujo, terreno abonado para la confusión y la debilidad cuando la temporada no da un respiro. Ya no se impone jugar sino ganar, lo que hace más áspera cada disputa en los encuentros, especialmente los de fuera de casa.
El runrún ha terminado por llegar a la grada, que ya evidenció su sentir cuando con 0-0 en el marcador mandó al banquillo a Elady, quizá el futbolista con más olfato goleador en la plantilla. Teme la afición del Efesé que el equipo vuelva a entrar en ese terreno pantanoso de las últimas temporadas que le ha impedido a la postre llegar con velocidad de crucero a los playoff, condenando a la entidad a luchar un año más por salir del pozo de la Segunda B. No hay indicios de aquel equipo férreo y certero que dibujó Munúa, por momentos uno de los mejores Cartagena de los últimos años. Ha perdido color en las alas, con los laterales más contenidos con Jiménez, lejos del vértigo que producían en la primera vuelta. La pizarra, ha emborronado el devenir del equipo, con una victoria en los últimos cuatro partidos.
De tanto matizar, Jiménez ha terminado por minimizar a algunos futbolistas, que fuera de sitio parecen sombras de lo que fueron. No ha vuelto a ser el mismo Carrasquilla desde que volviera de la lesión, en parte por falta aún de rodaje y en parte porque se le piden cosas en el terreno de juego que se escapan a sus virtudes. No está en su naturaleza guardar la posición, sino que destaca por romper líneas y sorprender. El dibujo debe ser un punto de partida, no una soga, solía decir Ángel Cappa. Máxima que engarza con el jugador panameño, minimizado desde que Jiménez asumiera el mando del equipo. Tampoco Quim Araujo o Elady se han mostrado cómodos con la nueva idea, ambos probando como falso nueve, perdiendo el equipo mordiente y fluidez en ataque. No son jugadores de estar, sino de aparecer.
Precisa el Cartagena de volver al orden, naturaleza que ha demostrado a partir del 4-2-3-1, esquema en el que los jugadores potencian sus virtudes en ataque a la par que mantiene un orden más definido cuando pierde el balón. No son tiempos de probaturas, con Marbella y Yeclano pisando los talones. Se impone no tocar lo que funcionaba, competir más que jugar, y espantar fantasmas cuando aún queda mucho terreno por recorrer. La clave es llegar bien a abril. No haría bien la afición y el entorno del club en encender las alarmas cuando aún queda tiempo para volver a la senda de la primera vuelta. No hay que olvidar que el equipo sigue mirando a sus rivales desde la cima.