MURCIA. Bamba nació en 2019 como una revista digital con el objetivo de escribir y publicar sobre mujeres conocidas –y no tanto– en el mundo de las artes y la cultura. La comunidad creció y en 2021, el equipo formado por Raquel Bada (dirección creativa y editorial), Cristina Portela (edición/ comunicación), Laura Baufalc (diseño editorial), Ana Herguedas (relaciones comerciales) y Paula Martins (marketing) se embarcaron en un paso que les parecía orgánico: hacer libros.
“Queremos seguir la misma misión que tenía la revista. Rescatar a mujeres y obras que no han tenido el protagonismo que merecían. Del pasado pero también del presente. Españolas y extranjeras. Creo que nuestros primeros lanzamientos dicen mucho, nos interesa la biografía, las vidas contadas, y las silenciadas, las palabras especiales, los descubrimientos. Hasta ahora nuestro catálogo nos define: una novela de una escritora española de la posguerra, de las más importantes de su época, Premio Nadal y miembro de la RAE, una biografía exquisita, entretenida y divertida de Zelda Fitzgerald contada por Nancy Milford, y la GRAN biografía de Sylvia Plath escrita por Heather Clark, una de las intelectuales que más sabe de la vida y obra de la poeta. No nos cerramos a un género en concreto, quién sabe si en un futuro nos interesa publicar poesía, cuentos y relatos. Nos interesan las historias que hay detrás”, cuenta Cristina Portela.
Raquel fue la responsable de la puesta en marcha de la publicación, primero como revista y luego como editorial. “En ese momento (2019) entre otras cosas, estaba trabajando para otras publicaciones y escribiendo textos para marcas. Empecé Bamba en paralelo, sencillamente para escribir sobre lo que estaba consumiendo culturalmente, y sin editores de por medio, que eran obras escritas o creadas por mujeres. Poco a poco fueron sumándose colaboradoras, las voces y el trabajo de amigas que querían participar, compartir sobre mujeres que estaban descubriendo. Tanto actuales como ‘rescatadas’. Creo que Bamba parte de ahí, de un ánimo de restaurador. De dejar que el arte de ellas hable por sí mismo”.
En abril de 2020, momento vital en el que para algunas personas el confinamiento se convirtió en el detonante de la creatividad, Raquel Bada empezó a dar forma a la editorial. “Había más tiempo para leer, y muchos libros de autoras con los que quería hacerme, estaban descatalogados y no había forma. Ahí comencé a rastrearlos. Llevaba tiempo trabajando con editoriales, conocía el lado menos romántico y las dificultades, pero al final ganó, opté por dar el paso”.
¿Es una locura o una genialidad montar una editorial? Para Portela “Es una locura... es un mundo en el que solo te puedes meter si te apasiona. Entender los mecanismos del sector editorial es todo un arte, no desesperarte con la imprenta, las distribuidoras, los competidores, los 90.000 títulos que salen al año... esto último da mucho vértigo. Y además de todo esto, la presión de que el tuyo salga bien, que guste a las lectoras y lectores y que descubran con nosotras nuevas voces”.
El mundo editorial no se escapa de las estrategias del márketing —ni del aluvión de publicaciones y el pequeño porcentaje de éxito que estas tienen—. Para confeccionar un catálogo hay que pensar en un público objetivo. En Bamba trabajan pensando en ellas mismas como lectoras ideales. “Durante estos dos años, desde que se tomó la decisión de dar el paso a publicar libros (en lugar de una revista física, que creo que es lo que nuestras lectoras esperaban), hemos tenido una relación muy cercana con la comunidad digital, e incluso nos hemos podido desvirtualizar a medida que la pandemia dando pasitos para atrás. Las hemos tenido en mente. En el caso de Quiroga, por ejemplo, creíamos que era esencial empezar por ella, estábamos haciendo lo que predicábamos: restaurar —porque así lo hemos hecho, sin partir de un manuscrito original ni digital— una obra perdida, de una autora fundamental, y recuperar un nombre desconocido. Sabíamos que esto, a quienes llevaban apoyando el proyecto desde el principio, les emocionaría como a nosotras”, explica la editora.
La expresión ‘caballito de bamba’ que da nombre a la editorial, se empleaba en los años sesenta para calificar algo que tenía poca importancia. Si el significado de una palabra es su uso, en esta editorial valenciana la emplean a su manera. “Creo que todas las artistas sobre las que hemos estado escribiendo tienen eso en común, se las hizo de menos. Habían recibido o bien, el rechazo directo o la condescendencia. Eso era un caballito de bamba. Es una expresión menos conocida de lo que pensaba, y eso me llevó a eternos debates sobre si mantenerlo o no. Pero al final, con la facilidad que da lo digital para el cambio constante, creo que la dificultad está en mantener algo”.
Editar supone convivir con la incertidumbre. Como Portela indica, “Ponemos muchísima energía en cada publicación, desde la elección de la obra a cada detalle que la acompaña. Nunca sabes si eso se va a valorar o no. Si va a gustar o no. Es una especie de salto al vacío con cada libro. Una cuestión de confianza. A ciegas”.
Ruth Weiss, Joan Didion, Anne Carson, Teresa Wilms Mont, Sara Gallardo o el catálogo de editoriales como Malastierras o Editorial Medusa son los enamoramientos editoriales, platónicos o no, del equipo de Bamba. Aunque ellas no estén, en el día a día hay muchos momentos gratificantes. “Lo que más disfrutamos en Bamba es el momento de confección/creación. El proceso. Idear cómo queremos que sea el libro, crear un universo en torno a él, las conversaciones con nuestra ilustradora, Natalia Bosques, incluso las discusiones con la imprenta. Después los libros son vuestros, y más que gratificante, creo que temblamos un poquito y salimos todas con la piel de gallina cuando conocemos a alguna lectora que comparte la misma emoción que nosotras por las voces que estamos publicando”. Cristina comparte la emoción y añade: “Hablar con las lectoras y lectores, con los libreros y libreras... eso ha sido una pasada. Al final, el trabajo de edición es muy solitario, pero cuando lo compartes y sale bien, cuando se emocionan con nosotras y con el proyecto... Nos han dado mucha fuerza y energía. Tenemos ganas de más”.