La pandemia se cobra ya más de 601 vidas murcianas
MURCIA. Todos los indicadores de la pandemia continúan a la baja en la Región de Murcia menos el más doloroso: las muertes se siguen sucediendo. La Comunidad registró este viernes cinco fallecimientos. Se trata de dos mujeres y tres hombres de 66, 80, 80, 81 y 99 años. Dos de los fallecidos eran de Cartagena y los demás eran vecinos de Jumilla, Murcia y Lorca. La pandemia se ha cobrado ya 601 vidas humanas, la mayoría en la segunda ola (451 víctimas mortales entre agosto y noviembre).
Los positivos se redujeron en casi 30 nuevos casos, al contabilizarse 216 positivos, que se localizaron en las siguientes ciudades: 39 en Murcia, 34 en Lorca, 24 en Cartagena, 18 en Torre Pacheco, 11 en Águilas, 8 en Los Alcázares, 7 en San Javier, 6 en Archena, 6 en Mazarrón, 6 en Molina de Segura, y 6 en Yecla. El resto están repartidos entre otras localidades.
Los hospitalizados también descendieron, con una quincena de ingresados menos. Con todo, hay 409 'pacientes covid' en los hospitales de la Región de Murcia. La mayoría de los enfermos se encuentran en planta, pero 89 de ellos reciben tratamiento en las UCI. Esta cifra de infectados críticos también ha bajado con respecto al anterior día, con 4 casos menos.
La Región sigue en buen camino -al menos epidemiológicamente- tras un mes, el de noviembre, en el que la curva llegó a batir todos sus registros y puso en serio aprieto al sistema sanitario. La semana se ha saldado sin superar en ningún día la barrera de los 300 positivos, cuando a principios de mes se llegó a sobrepasar los 1.000 contagios diarios.
El problema de aquel aumento de los nuevos casos, que llevó al Gobierno regional a tomar duras restricciones (doble cierre perimetral, toque de queda e incluso la suspensión de la hostelería), implica que, sólo en noviembre, se han registrado 259 casos.
La presión hospitalaria ha rozado el colapso, ya que los enfermos más graves llegaron a ocupar 109 de las 120 UCI con las que cuentan los hospitales de la Región. La Comunidad, de hecho, se vio obligada a activar el plan de emergencia, un dispositivo por el que se podían hasta triplicar los espacios de Intensivos así como otras 500 camas en planta.