MADRID (EFE). El premio Princesa de Asturias de Investigación Científica Avelino Corma considera que la guerra en Ucrania y la crisis energética que ha conllevado evidencia que hay que acelerar el cambio a un sistema de energías renovables: "Ahora ya es obligatorio y no solo desde el punto de vista medioambiental, sino estratégico".
Esa guerra "ha mostrado nuestra fragilidad, porque somos ávidos consumidores de energía y fuertemente dependientes de la energía proveniente de hidrocarburos fósiles. En cuanto se han puesto restricciones, han comenzado los problemas de todo tipo", señala en una entrevista con EFE, en la que augura que aumentará el esfuerzo de Europa para producir energía renovable.
El científico, que coordina en la Comunitat Valenciana un Comité Estratégico de Innovación Especializado en descarbonización para asesorar a la Generalitat en cómo pueden reducir las empresas las emisiones de gases de efecto invernadero, considera que se está en un "punto de no retorno" para cambiar el sistema energético.
Admite que si se hubiera seguido investigando de manera intensa en ese cambio desde que surgieron las primeras voces de alarma durante la crisis del petróleo de los años 70 se estaría mejor preparado para afrontar el reto actual de la descarbonización, pero entonces el esfuerzo y la inversión adicional duró "lo que duró el embargo" impuesto por la OPEP.
"Estamos en un momento crítico importante", alerta Corma, para quien "es muy probable que en un plazo de 20, 30 o 40 años sea ya muy notable" el efecto del cambio climático e implique "un impacto económico y un impacto humano muy importante" si no se reducen las emisiones de CO2.
El investigador nacido en Moncófar (Castellón), que entre otros galardones es desde 2011 el primer científico español con la gran medalla de la Academia de las Ciencias francesas, señala que hay una "presión tremenda" para cumplir el desafío marcado de reducir un 55 % las emisiones de CO2 en 2030 y el 100 % en 2050, un plazo corto de tiempo en el que no solo hay que descubrir posibles soluciones, sino desarrollarlas y aplicarlas.
En la Comunitat Valenciana, donde la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) ha puesto a trabajar conjuntamente a las Universidades y centros de investigación públicos con los institutos tecnológicos y las industrias para que estas se adapten a la descarbonización, señala que lo primero es implantar energía eléctrica renovable, que actualmente solo supone del 7 al 8 %.
Precisa que, una vez se genere suficiente energía eléctrica proveniente de la energía solar y eólica, se podrá también producir hidrógeno verde, destinado a generar energía térmica y a producir productos como el metanol y el amoniaco, que también servirán para "almacenar" y transportar hidrógeno.
Corma avisa de que "no es sencillo, ni inmediato", sustituir toda la energía que se utiliza a partir de hidrocarburos fósiles, pues España consume solo en petróleo más de un millón de barriles al día, a lo que habría que añadir el gas y el carbón.
El también fundador del Instituto de Tecnología Química, centro mixto de la Universitat Politècnica de València (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cree que lo que se puede hacer "a partir de ya" es que las empresas, con la colaboración de científicos y tecnólogos, desarrollen procesos de producción más eficientes, que permitan un menor consumo de energía.
Por ejemplo, en procesos que requieren de temperaturas de producción elevadas, bajar 50 o 100 grados es un ahorro energético "notable, no hay que despreciar ni una sola caloría", señala Corma, quien considera también que para mejorar la sostenibilidad hay que generar "la mínima cantidad de residuos" y apuntar hacia una economía circular.
El científico señala asimismo que los sectores industriales más críticos para la descarbonización en la Comunitat Valenciana, en tanto que consumen más energía, son la cerámica, el cemento, la petroquímica y la química, además del transporte.
Preguntado sobre el cierre previsto para 2030 de la central nuclear de Cofrentes (Valencia) -cuya producción, según los datos de la central, representa más del 40 % de la generación eléctrica de la Comunitat-, el científico opina que la energía nuclear se tiene que mantener mientras se necesita, e ir sustituyéndola conforme se aumentan las renovables.
Destaca que mientras en Francia, Suecia o Finlandia se están construyendo más centrales nucleares, en España se debería evitar cerrar las que existen si no se tiene la alternativa renovable, con plazos y con presupuestos. "Soy partidario de construir la renovable, y cuando dispongamos de ellas, cerrar las nucleares, sin saltos al vacío", reflexiona Corma, para quien decir que no se quiere la energía nuclear sin tener una alternativa es "poco realista" en estos momentos.