MURCIA. "Una noche de flamenco, gastronomía y mucho arte". Esto es lo que promete Antonio Canales con el espectáculo Summer Flamenco Experience que se pondrá en escena este viernes y sábado en la discoteca Trips de La Manga, en el que será el único evento que se ha podido mantener este verano en la emblemática discoteca por su formato de cena. Director artístico de esta experiencia "flamenco gourmet" –junto a Aurelio Solana-, el bailaor y coreógrafo cuenta a Murcia Plaza los entresijos de esta representación en la que participan una larga lista de artistas de "altísima calidad", que ofrecerán diferentes actuaciones "en consonancia" con los platos que sirva la cocina con dos estrellas Michelin de la Cabaña Buenavista. "El postre seré yo", bromea el sevillano, quien también hace un repaso a su larga y exitosa trayectoria, que compara con "una montaña rusa".
-¿Qué es lo que va a ver el público que asista a este espectáculo flamenco en la discoteca Trips?
-Lo que queremos es ofrecer un espectáculo lleno de alegría, lleno de vida; quitar un poco los puñales y la tragedia del flamenco, y mostrar otra cara más sensual y que vaya acorde con la experiencia gourmet. Además, mientras la gente esté comiendo no tendrá que llevar mascarilla... porque un 'ole' con mascarilla suena como un ummm. Los 'oles' no se pueden decir con mascarilla. En esta ocasión vamos a poder romper con esta cosa que nos está vaciando el alma y la sonrisa.
-¿Qué destacaría del numeroso elenco de artistas que forman parte de Summer Flamenco Experience?
-Casi todos los niños que intervienen en el espectáculo tienen premios como el del Cante de las Minas. Hay bailarines, cantantes, guitarristas, músicos de todo tipo -piano, flauta, violín…-, bueno, es una maravilla. Intentamos reivindicar el turismo -el nuestro no el extranjero- y nuestra gastronomía de la mano de Pablo González-Conejero, con el que he tenido varias charlas. Pero no puedo adelantar nada, que me mata el cocinero. ¡Qué palabra más bonita es 'cocinero'! Vamos a unir gastronomía y un flamenco de altísima calidad con Yolanda Osuna, Eduardo Guerrero (ambos premios de las Minas); Amador Rojas, que es el 'Prince' del flamenco, y una lista enorme de grandes artistas.
Los 'oles' no se pueden decir con mascarilla
-Y ¿qué va a bailar usted?
-Vamos a actuar unos detrás de otros, en consonancia con el plato que se esté sirviendo, hasta que lleguemos al postre, que soy yo (ríe), que soy un joven veterano de 58 años. Voy a salir a clausurarlo con todos y voy a bailar unos tangos dedicados a esa tierra maravillosa que es La Manga y a ese mar salado y sereno que hay allí. Estamos más de dos meses preparando el evento. Ya no hay localidades para el primer día y quedan muy pocas para el segundo; por lo cual es un triunfo para toda la producción.
- Los menús se llaman Bulerías y Alegrías... ¿Van a mostrar la cara más alegre del flamenco, quizás para compensar los momentos que se están viviendo?
-Sí, pero también su cara más misteriosa; el flamenco lo tiene todo. Lo que no quería hacer ahora era algo muy serio, como en Las Minas, que nos gusta y nos encanta, pero no se lo podemos dar a la gente mientras se come una langosta, por decir cualquier cosa. Estaría fuera de lugar y, además, no debemos hacer leña del árbol caído. Estamos muy sensibles todos, miles de personas han muerto, la gente se ha desacostumbrado a salir al cine, al teatro,… La gente lleva un paraguas de tristeza que tenemos que romper con la emoción y con la esperanza. A mí nunca me ha gustado crear bajo el síndrome del dolor; ni del dolor ni de la euforia, porque no miras por un cristal real. A mí cuando estoy más equilibrado, más tranquilo, es cuando se me ocurren las cosas más bonitas.
-¿Qué nos puede aportar el flamenco en estos tiempos tan raros que estamos viviendo?
-El flamenco puede aportarnos muchísimas cosas, porque el flamenco es un universo, no sólo cante o baile. Es gastronomía, es moda (el vestuario del espectáculo está diseñado por Francis Montesinos), es una forma de sentir y de vivir. Es un mundo. Yo siempre digo que estamos muy cercanos de todos, pero también somos los grandes desconocidos, porque se nos ve como desde una ventana. Yo con el flamenco en estos momentos, y con este espectáculo, lo que quiero es acercarlo más a la gente. El flamenco puede aportar corazón, sentimiento, hondura y asomarnos a un poso que llevamos todos en el ADN. Porque el flamenco está en nuestra idiosincrasia. Y es triste que siendo Patrimonio de la Humanidad aquí, en España, seamos los grandes desconocidos.
-Después de tantos años sobre los escenarios, ¿qué balance haría de su trayectoria?
- Cien veces que naciera, elegiría el mismo mundo que he tenido. Nací bailando y me quiero morir bailando. Soy un culo inquieto. Mis hijos me preguntan cuándo me voy de gira, porque es mejor que me mueva, ya sea dirigiendo la compañía, como docente... Pero toda trayectoria es como una montaña rusa, porque lo mismo subes a la cumbre más alta y te crees el amo del mundo, que bajas a una velocidad vertiginosa y tienes que agarrarte bien los machos y volver a levantarte. Pasamos por muchas etapas, pero estoy contento cuando repaso mi vida. Dicen que se recuerdan mucho las cosas buenas, pero las malas más. Pero aún así yo recuerdo muchas buenas.
Lo mismo subes a la cumbre más alta y te crees el amo del mundo, que bajas a una velocidad vertiginosa y tienes que agarrarte bien los machos y volver a levantarte
- Como usted decía, ha llegado a lo más alto montado en esa especie de montaña rusa, pero ¿de qué se siente más satisfecho?
-No puedo pedir nada más, la verdad. Soy Premio Nacional, me han dado todos los galardones, me quiere mi gente… me siento muy satisfecho. Pero lo que más me gusta es el río de vida que le he podido dar al baile flamenco -el estilo canalista- y los afluentes que han salido de mi río, que son muy caudalosos; algunos de los más grandes que hay en el panorama actual han pasado por mi compañía. Me siento muy orgulloso de haber podido entregar mi vida al baile flamenco, que era lo que quería mi madre, porque ella también fue bailaora y yo he sido otro río que ha salido de ella. Hemos inundado no sólo España… ¡hasta la Luna! Me siento súper satisfecho.
-Habla de la esperanza que puede transmitir el flamenco, pero ¿cree realmente que aprenderemos algo de esta crisis sanitaria?
-Esta es una guerra sin tiros en la que nos han embargado a todos; han embargado al mundo. Vamos a vivir mucho tiempo en este mundo embargado y eso es muy duro, porque nos embargan también el alma. Pero siempre que se ha producido una catástrofe o cataclismo el hombre ha renacido de sus cenizas y ha salido fortalecido. Espero que salgamos de ésta para hacer un mundo mejor, aunque dudo mucho viendo lo que veo a mi alrededor. Pero como las cosas incomprensibles de este naufragio universal que nos ha tocado vivir no las vamos a entender, vamos a intentar mirar a la historia que nos demuestra que siempre salimos mejores.
- ¿Qué aspiraciones tiene uno cuando ha ganado todos los premios y logrado todos los reconocimientos habidos y por haber?
-Estoy tocando cosas de videodanza, que tenía muchas ganas; investigando en el cine y también en el teatro. De hecho, estamos preparando algo que va a ser una sorpresa terrible en noviembre en la Gran Vía de Madrid. Me estoy lanzando a otro mundo, porque me gusta mucho ser como los hombres del Renacimiento, que hacían de todo. Yo creo que todos tenemos muchos dones, no sólo uno. También me gusta escribir; y pintar lo he intentado, pero no es lo mío. Yo no creo en eso de que aprendiz de mucho, maestro de nada. Hay que romper y lanzarse.
- ¿Cuál fue la clave del estilo 'canalista' para que tuviera tanto calado cuando empezó a bailar?
-La clave fue romper con el estereotipo spanish del muñequito de vitrina, no porque eso no valga. Pero lo que le pasa ahora a Rosalía en el pop, me pasó a mí en los noventa, cuando empecé a vestirme como un chico actual. He encontrado mi estilo canalista y cuando he preparado a gente como Sara Baras, Farruquito o tanta gente, ellos han venido a absorber todo eso. He contaminado el mundo del baile flamenco con el estilo canalista, con romper con el prototipo y abrir nuevas avenidas. Plásticamente me he acordado de los de antes: del estilo de Escudero, de las manos de Antonio el Bailarín, de la sobriedad de Gades, de la locura de Farruco... Están todos dentro de mí, yo no he nacido de la nada.
Farruquito es el Michael Jackson que tenemos en el flamenco
-Un nombre. ¿Quién es la principal figura del baile flamenco actualmente?
-Si tuviera que decir un nombre sería, sin duda, el de Farruquito. Es el Michael Jackson que tenemos en el flamenco y a quien respetamos todos: los maestros y sus compañeros. Hay grandes príncipes en el flamenco, pero es en Farruquito en quien tenemos puestas nuestras esperanzas de que el flamenco no se va a quedar en los que ya tenemos una edad, porque hay una gran estrella como es Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito.
-Para acabar, Antonio, ¿cómo se encuentra de forma física un joven veterano como usted?
-Siempre he sido un hombre de huesos grandes y redondos. No he engordado mucho durante el confinamiento; no lo he pagado con el frigorífico. Pero cuando yo salgo a escena, lo que quiere ver la gente ya no ese físico ni esa cintura… Yo me encuentro bien, entreno en el campo, durante todo el confinamiento he estado bailando y estoy en plena forma a mis 58 años para que la gente pueda ver a un león; a un león luchador.