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Amigas, mujeres y emprendedoras: cuatro formas de montar negocios desde cero

17/11/2021 - 

CARTAGENA. Cuando vas al colegio, sueles fraguar amistades que duran toda la vida, más allá del lugar en el que la vida, o tus ambiciones, te colocan. Además, el sistema educativo suele prepárate para ser asalariado, no te prepara para montar tu empresa. La conciliación, muchas veces, es una quimera, aunque actualmente esto esté cambiando poco a poco. En época de crisis, la oposición se sigue viendo en España como un refugio seguro. Hay poca tolerancia al fracaso respecto a otras culturas como la norteamericana, donde se valora más el intentarlo. Una tendencia que Esther (Brand Context y Sther Navarro Art), Ana (AZ55), Emma (Babette baby&kids) y Lourdes (Lucete y Decora) han desafiado.

Pese a las adversidades de ser autónomo en España, cuatro amigas de la infancia, del colegio Santa Joaquina de Vedruna, han logrado montar su propio negocio partiendo de inicios dispares entre sí. En el caso de Ana Díaz, la vena empresarial ya le venía de familia. Dedicada al sector inmobiliario, la crisis de 2008 paralizó estos negocios que, una década después, ha retomado Ana. “Ahora ayudo a mi familia y, además, llevo mi propia marca, AZ55. Yo quería desarrollar un poco el frente de negocio del sector inmobiliario añadiendo el diseño de arquitectura e interiorismo. A raíz de eso la empresa ha ido creciendo. Ahora somos 12 personas trabajando y hacemos proyectos en la Región, Murcia y Cartagena, Alicante, Andalucía, Madrid y Londres. Pequeños edificios, viviendas unifamiliares y reformas”, cuenta Díaz.

Más sorprendente es el caso de Emma Baladrón, también cartagenera, que, tras estudiar Derecho y ADE, empezó trabajando en un despacho mercantil. Por razones familiares, decidió quedarse al cuidado de sus dos hijos. Y fue en un curso de punto, en el Puerto de Santa María, que emprendió como hobby, donde encontró una afición que pronto transformó en su propio negocio. “Me decían: ‘Tienes que subir a Instagram esto’. Y poco a poco fue ganando relevancia en la famosa red social. Entonces, lancé la página web para darle más entereza al proyecto. Toda la ropa se realiza en un taller de Sevilla. Yo gestiono y realizo todos los diseños”, cuenta Baladrón. Su negocio, Babette baby&kids, pronto cogió fuerza en la red social de imágenes, lo que le ha permitido impulsar su negocio en apenas dos años. “Empecé a realizar envíos a instagramers conocidas. La pandemia nos dio un subidón importante. Con apenas cuatro meses, María Pombo lo compartió en redes, salió en una revista…Eso me dio mucha visibilidad”. La CEO de Babette Baby&Kids destaca de la firma la capacidad de ofrecer un producto exclusivo y personalizado que tejen a mano. “La personalización, la posibilidad de que cada cliente pueda elegir el color de la prenda entre un amplio abanico de colores creo que es uno de nuestros puntos fuertes”, afirma.

Respecto a Esther Navarro, fue el devenir del mercado laboral el que le llevo a la necesidad de montar su propia empresa. Tras estudiar Publicidad y Relaciones Públicas, el cierre de la cadena de vinotecas nacional, una cadenade franquicias a nivel nacional con sede en Úbeda, donde vivía tras casarse, hizo que montara su propio negocio. “Vi que, en Jaén, donde estaba viviendo, la imagen de marca estaba bastante obsoleta. Por practicidad, por la posibilidad de poder conciliar y, desarrollar mis ideas como yo quería, me atrevía lanzarme. Mi primer trabajo fue a través de Emma, con la creación del logo para Babette baby&kids. A partir de ahí, con mi empresa Brand Context, he ido creciendo poco a poco haciendo el diseño de logotipos, la renovación, asesorando en el manejo de redes…”. Pero no se queda ahí, ya que a su empresa Brand Context, empezó a realizar cuadros, destapando así su vena más artística con Sther Navarro Art. “Al principio pintaba lo que quería. Ahora ya trabajo por encargo. Algunos me dan carta blanca para pintar, aunque muchos me dicen como es su salón y me piden un cuadro con unos colores predominantes, por ejemplo”, explica Esther sobre su otra vertiente de negocio.

La situación más sorprendente es la de Lourdes García. Azafata de profesión, la pandemia le obligó a tener que reinventarse con Lucete y decora. “Eso de estar parada no va conmigo”, cuenta con orgullo. Con afición por la decoración y el diseño, empezó a realizar trabajos para su amiga Ana (AZ55) y, viendo que podía ser una buena opción de trabajo, se animó a apuntarse a un máster en esta materia. “La Carlos III tenía un máster sobre diseño de interiores ESMADECO y me apunté. Ya solo me queda el trabajo fin de máster”. Respecto a que tipo de encargos recibe, su objetivo satisfacer las necesidades del cliente. “Depende de la persona. Hay algunos que te dicen no tener tiempo para decorar y te dan manga ancha. Otros lo que quieren es asesoramiento sobre cortinas, muebles…”. Lo que constata Lourdes desde su incursión es la querencia de la sociedad en tener más cuidadas sus casas. “Antes las tenían un poco de paso, pero ahora el pensamiento es: ‘Quiero tener una casa totalmente a mi gusto por si acaso nos encierran’”, señala.

En lo que coinciden las cuatro es en lo positivo de trabajar para ti misma. “El día a día te come mucho. ¿Puedes conciliar la vida laboral y familiar? Puedes, pero te exige mucho. Hay que saber organizarse”, afirma Emma, que destaca que en su negocio se rodea de “mujeres que se han logrado reinventar, que se han adaptado a los nuevos tiempos”. “Este trabajo me permite no tener oficina por lo que, cuando vuelva a volar como azafata, seguiré. Con la media jornada mi trabajo me permite tener 17 días libres, por lo que intentaré seguir con ambas cosas. Costará y tendré que organizarme (tiene un hijo), pero por mi forma de ser lo lograré”. “Conciliar cuesta, pero es más fácil así”, señala Esther.

La amistad es el otro pilar que les une y les sustenta en el día a día laboral. “Estoy muy agradecida a mis amigas. Ana es un poco la que empezó, y siempre ha puesto por delante contar con amigos. Si puede hacerlo un amigo, lo hace. Emma por ejemplo me dio mi primer trabajo, realizando el logo de su negocio. Nos llegan a decir hace 20 años y no nos lo creemos”, afirma Esther. “En mi caso he colaborado con Ana, que es la que me inició esto. Sabemos diferenciar bien la amistad y la profesión. Si no, no podríamos tener amistad”, cuenta Lourdes por su parte. “Es muy guay hacer equipo y contar con amigas que te entienden. Porque cuando eres asalariado, sabes perfectamente lo que tienes que hacer, pero cuando eres tu propia jefa te encuentras muy sola”, concluye Ana.

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