Entrevista

Cultura

Azahara Palomeque: "Sí, mucha gente en Estados Unidos piensa que España está en Latinoamérica"

Acaba de reeditar 'Año 9: crónicas catastróficas en la era Trump' (Ril editores)

  • Azahara Palomeque. -

ALICANTE. En un mundo cada vez más territorial, en el que se levantan muros en las fronteras reviviendo el Telón de Acero de tiempos pasados, Azahara Palomeque se enorgullece de que su nombre sea árabe, y de que muchas veces le pregunten si ella también lo es por sus rasgos exóticos. Esta semana en 'La Entrevista de Alicante Plaza' charlamos con la poetisa y escritora cordobesa, que recientemente acaba de reeditar Año 9: crónicas catastróficas en la era Trump (Ril editores) y que dio un baño de realidad con su ensayo Vivir peor que nuestros padres (Anagrama).   

 

¿Por qué decidiste escribir Crónicas catastróficas en la era Trump?

 

Este ensayo lo publiqué en el 2020, y ahora se ha vuelto a reeditar con la vuelta de Trump a la Casa Blanca. Tenía que utilizar la prosa para contar lo que estaba pasando, hacer el trabajo de periodista, que es lo que he estudiado. Explicar cómo era la sociedad norteamericana en los tiempos trumpistas, como era la sanidad en ese impasse, los momento turbulentos que atravesaba el país. Era un momento inédito en la historia y había que guardar constancia de ello. 

 

Me ha llamado mucho la atención el capítulo en el que hablas del transporte público, de cómo en Estados Unidos es utilizado como último recurso por la gente que no tiene coche propio, y que éste funciona a duras penas, ¿crees que somos conscientes en nuestro país del estado social en el que vivimos?

 

En muchos aspectos ellos están peor que nosotros, lo que pasa que no somos conscientes porque recibimos el influjo de Hollywood y pensamos que todo aquí es como se ve en las películas. Los norteamericanos no tienen una sanidad pública como la nuestra, el paciente se convierte en un cliente. En Estados Unidos el transporte público es algo residual, algo pensado para la caridad, como casi todo lo público aquí, no hay nada de esa índole que funcione bien. Hay que decir que en Estados Unidos se pagan muchos impuestos, no son tan liberales como creemos, lo que pasa que los recursos van a las carreteras y al ejército. Si el dinero lo inviertes más en defensa que en los servicios públicos luego eso se ve reflejado en el día a día.

 

Quizá por eso inciden en invertir en defensa desde el otro lado del charco, ¿no? No entienden que en Europa tenemos otras partidas de gasto.

 

Se ha puesto de manifiesto que dependemos de Estados Unidos en términos de defensa, por eso hay voces que abogan por tener ejército europeos fuertes, aunque no sé hasta qué punto vamos a dejar de depender de USA teniendo en cuenta que la industria armamentística tiene mucha fuerza allí.

 

Hablabas antes de Hollywood, la industria del cine nos intenta vender que es un país idílico, pero sin embargo, con otros impactos, algunos también cinematográficos, uno se da cuenta de que no es un país tan sofisticado a nivel social.   

 

Es un país en el que el miedo prevalece sobre todo lo demás, el hecho de que tú vecino pueda tener un arma hace que vivas con respeto. Eso provoca situaciones lamentables y deshumanizadoras. En El País escribí una columna que la titule La costumbre de ser mala persona, y hablo de que cuando te encuentras a una persona tirada en la calle y si tienes miedo de que si auxilias a esa persona la ambulancia te la van a cobrar a ti, quizá no reaccionas porque te afecta al bolsillo. Cuando trabajaba en la Universidad de Pennsylvania, cuando cogía el metro, coincidía con muchos adictos a los opiáceos, te topabas con personas pinchándose en público, me preguntaba del tipo de asistencia que tendría esta gente.

 

Donald Trump confundió a España con los BRICS asociando la S final con nuestro país cuando en realidad hace referencia a Sudáfrica, ¿es verdad que en Estados Unidos no saben situar en el mapa a España e incluso piensan que somos una nación latinoamericana?

 

No me ha sorprendido esa confusión. En general no están muy puestos en geografía, no me extrañaría que ese error fuese por ignorancia. Hay gente que piensa que España es un país latinoamericano, eso es fruto de que están centrados en sí mismos como consecuencia de una agresiva política imperialista.   

 

Lo que dices de ir a lo suyo, de no auxiliar al que está tirado en la calle y no llamar a una ambulancia, siempre se ha percibido a la sociedad estadounidense como egoísta, y se le ha achacado a la fuerza que tiene el protestantismo en esa sociedad. Sin embargo, ese individualismo se ha contagiado al resto del mundo, ¿crees que tiene que ver con valores culturales?

 

Es cierto que el protestantismo tiene un fuerte calado en el individualismo, dan un valor muy esencial al dinero, ya lo escribía Max Weber. El capitalismo nos ha hecho egoístas, cada uno va a por su interés particular. En España seguimos manteniendo una red familiar, de amigos. Cuando a mí los vecinos me traen churros por la mañana eso está alejado de todo interés clientelar o económico. Tenemos que mantener esos vínculos, son esenciales.

 

Hablando de la empatía, de vivir pensando en los demás, y lo enlazo con uno de tus libros Vivir peor que nuestros padres (Anagrama), ¿crees que las generaciones pasadas empatizan con la situación de los jóvenes?

 

Precisamente en el libro hablo de la poca empatía que hay con nuestra generación, con la situación de los jóvenes, de que siguen todavía en sus tiempos en los que uno podía permitirse comprar una segunda residencia, les cuesta ponerse en el lugar de una juventud que no es capaz de volar del nido y ya no digo comprar, sino tan siquiera alquilar un piso en solitario. Esa incomprensión es fruto de que hemos atravesado tiempos existenciales distintos.

 

Se está hablando ahora mucho de los pensionistas, ¿crees que a los dirigentes les importan más los jubilados que los jóvenes?

 

En Vivir peor que nuestros padres (Anagrama) hablo de que hay una profunda brecha generacional, eso afecta a la comprensión del mundo por parte de los jóvenes. Hay que entender que hemos vivido unas crisis detrás de otras, unas que las generaciones pasadas no han experimentado, eso ha generado una fractura generacional, ocasionando brechas entre dos mundos semánticos distintos. Se corre el riesgo de que este abismo existencial se siga ampliando.

 

En Crónicas catastróficas en la era Trump, me ha hecho empatizar el caso de Ahmad, un profesor sirio que se ve obligado a trabajar de lo que sea para ganarse la vida, tuvo que huir de la vida acomodada para escapar de la guerra, ¿qué se debe hacer para conseguir empatizar con los inmigrantes, de qué no son todos una lista o delincuentes?

 

Fue bonito el ejercicio de narrar esa crónica, de cómo trabajaba en un Uber cambiando completamente de vida. Se abrió conmigo porque me llamó la atención que mi nombre fuera arabe. Casos como el de Ahmad ayudan a humanizar la estadística, y no sólo eso, sino a derribar clichés, a darse cuenta de que no todos son de clases humildes sin oficio ni beneficio sino que hay profesionales que han tenido que dejarlo todo, desde profesores hasta cirujanos.         

 

 

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