CARTAGENA. El proyecto Adopta Un Abuelo, que promueve el acompañamiento a personas mayores que viven en residencias, ha puesto en marcha esta Navidad la iniciativa 'Una Carta para un abuelo' con la que casi 3.000 personas mayores de toda España han recibido ya alrededor de 130.000 cartas escritas por personas de diferentes edades en las que les transmiten que no están solos y les dedican unas palabras de esperanza en una Navidades marcadas por la COVID-19.
Uno de los abuelos que participa en este programa es Álvaro Jiménez, de 82 años y que vive en la Residencia Amavir Horta (Barcelona), desde donde ha explicado a Europa Press el "cúmulo" de emociones que tuvo cuando la trabajadora del centro Miriam Torres le entregó una carta que, como ha detallado, primero le causó sorpresa para posteriormente pasar al agradecimiento, la emoción, la ternura, y a "una sensación de gozo".
"Mientras la leía me vino una sensación de gozo, admiración y respeto por la joven sevillana que me la enviaba", ha relatado Álvaro Jiménez, quien ha añadido que la casualidad quiso unir a una joven de la misma provincia que su mujer, que también es sevillana y con la que tiene una hija llamada Belén.
La trabajadora social Miriam Torres ha subrayado que Álvaro es una persona que "rápidamente expresa con la cara sus sentimientos" y recuerda que durante la lectura "estaba inmensamente agradecido", algo que el propio Álvaro ha recalcado, en numerosas ocasiones, debido a "la situación en la que está la sociedad".
"Lo bonito ha sido el gesto que multitud de personas han tenido al pensar en nosotros. Yo debo manifestar mi profundísimo agradecimiento. Es muy especial que en esta situación, muchas personas se acuerden de nosotros. Gracias", ha expresado.
Asimismo, Álvaro agradece también al personal del centro porque los últimos meses marcados por la pandemia "han sido terribles" y el personal ha estado pendiente en todo momento de las preferencias y circunstancias personales de cada residente.
En este contexto, la responsable de comunicación de Adopta Un Abuelo, Aitana Méndez, ha explicado a Europa Press que el programa tiene acuerdos con más de 116 centros de toda España e incluso "muchas residencias solicitan participar" en el programa, y también es la razón que les ha llevado a iniciar esta acción.
"Consideramos que el colectivo de personas mayores han sido los más afectados por la pandemia, por lo que queríamos tener un detalle navideño y que pudieran sentir el cariño y admiración de la sociedad", ha apostillado.
Por otro lado, la embajadora del proyecto en Jaén, Irene García, ha manifestado lo que ha significado para ella escribir una carta para personas "que en estas fechas no van a tener compañía" y ha insistido en que la sociedad trata de aislar a este colectivo a pesar de que "han levantado un país" con situaciones "más difíciles" y con "menos medios" que los existentes en la actualidad.
"Ellos necesitan una palabra de ánimo, hay mayores que no tienen nunca una visita. Yo quería hacer feliz y sacar una sonrisa con mi carta, solo con mandar cariño, y un mensaje de esperanza y luz", ha explicado.
Aitana Méndez ha recordado que el programa nació de las manos de Alberto Cabanes, su fundador, debido a que su abuelo vivía en una residencia y allí conoció a Bernardo, un viudo sin descendencia, que tenía un deseo: "tener un nieto", por lo que Alberto "no dudó" en adoptarle como abuelo.
Tanto la responsable de comunicación como la embajadora en Jaén han resaltado que la terminología correcta es abuelo adoptivo y nieto adoptivo, ya que muchas personas mayores que participan en el proyecto tienen sus propias familias.
En la actualidad, hay un total de 4.256 voluntarios que, previamente a la pandemia, visitaban semanalmente a sus abuelos adoptivos durante dos horas. "Antes de ser voluntarios deben completar un test de personalidad para vincular a un abuelo que tenga cosas en común y así pueda haber afinidad", ha explicado Aitana Méndez.
"El programa pretende conectar generaciones porque se brinda acompañamiento a los mayores pero también los jóvenes nos enriquecemos en valores, por lo que es algo mutuo", ha manifestado Irene García, que ha añadido que muchos jóvenes han aprendido a coser y a jugar al dominó, entre otras cosas.
El acompañamiento, tal y como ambas han reconocido, sirve para crear un fuerte vínculo entre los mayores y los voluntarios. En este sentido, Irene García ha asegurado que en sus tres años como participante de Adopta Un Abuelo ha tenido dos abuelos adoptivos.
El primero fue José, fallecido este verano, que solía presumir de sus nietas adoptivas (Irene y Elena) "ante cualquier persona con la que se cruzase". En la actualidad, su abuela adoptiva se llama Felisa (dos hijas) y ya le ha comentado a Irene que cuando pase la COVID-19 se irán "a comer pizza".
"Mi abuela adoptiva Felisa tiene móvil por lo que hemos podido comunicarnos con ella a través del teléfono y otras muchas personas mayores no tienen esa posibilidad. El otro día acudí al centro, aunque sin entrar, porque Felisa me había tejido un bolso", ha comentado Irene García.
Méndez ha apuntado que durante los meses más difíciles de la pandemia el programa canceló todas las visitas presenciales de los voluntarios pero modificaron su labor para poder acompañar a las personas mayores a través de llamadas telefónicas.
"En ocasiones hemos recibido mensajes de agradecimiento de muchos familiares de estas personas mayores. La mayor prueba de que lo que hacemos está bien es a través de los testimonios de todas las personas implicadas (abuelos, voluntarios y familiares)", ha reconocido.
Por el momento, Adopta Un Abuelo seguirá con el acompañamiento telefónico y con actividades online, tal y como ha declarado Aitana Méndez, quien ha manifestado que tenían acciones como 'Abuelos Foodies' o 'Abuelos Influencers'.
Otra iniciativa de acompañamiento lanzada durante los primeros meses de la COVID-19 es la campaña 'Compartiendo soledad', puesta en marcha por Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino (INTEROVIC), que consiste en poner a disposición de personas que se sienten solas, la conversación de los pastores de ovejas.
Así, tras la primera fase del confinamiento y de la campaña que terminó en verano, los pastores de ovejas y cabras han comenzado de nuevo este lunes 21 de diciembre, a recibir llamadas en el marco de la campaña 'Compartiendo soledad'. Durante la primavera, una quincena de pastores recibió casi 1.000 llamadas.
Una de las pastoras que participan en la iniciativa, Rosa González, ha celebrado que se retome la iniciativa porque "la gente mayor lo ha pasado mal y lo mínimo es brindarle acompañamiento y entretenimiento".
González ha relatado a Europa Press que la acción crea vínculos de confianza con personas que llaman más de una vez y ya eligen al pastor con el que quieren hablar. "Con alguna de las personas que hablé hace unos meses, quedamos en vernos cuando pase esto del", confía.
El presidente de INTEROVIC, Raúl Muñiz, ha destacado la llamada de un joven madrileño de 14 años que estaba interesado en ser pastor y aprovechó la ocasión para informarse. "El chico tenía vocación y en cuanto acabaron las restricciones de movilidad fue a Toledo a conocer al pastor y lo adoptó", recuerda.