DESDE EL FORO / OPINIÓN

Ábalos, el Algarrobo

9/02/2020 - 

Toda jerarquía, ya sea social, política, empresarial o económica, tiene figuras comunes, que se repiten en sus roles de una u otra forma. Así, en todas existe un líder dirigente, por méritos propios o decisión ajena sin mérito alguno. Y en todas, ese líder se acompaña de una corte de pelotas, sobaespaldas, lisonjeros, aduladores y cobistas, ordenados según el principio de Peter, es decir, en relación directa a su incompetencia. Y tienen también un esbirro, el que recoge la basura, el que pone la cara a las bofetadas, el que abunda en sus mentiras como si fueran palabra de Dios y verdades reveladas, el que asesina por encargo si es menester.

Curro Jiménez, en la que fuera famosa serie de Televisión Española de los años 70, tenía también su esbirro, el que encarnaba el inolvidable Álvaro de Luna, ya saben, El Algarrobo.

El Gobierno, pero en concreto Pedro Sánchez, tiene en José Luis Ábalos su Algarrobo particular, su esbirro de cámara. Quizá la única verdad que el actual ministro de Fomento ha dicho últimamente (desde que saltó a la palestra pública, quiero decir) haya sido el reconocimiento de que, en todo el ir y venir de la vicepresidenta de Venezuela por el territorio español y europeo, a él le ha tocado poner la cara. Y se la van a partir.

Dice el exiguo currículum que Ábalos tiene registrado en el Congreso de los Diputados que, salvo su condición de maestro, el valido de Sánchez para estos menesteres no ha hecho otra cosa en su vida que vivir de la política: Jefe de Gabinete del Delegado del Gobierno CV, Jefe de Gabinete del Conseller de Trabajo GV, Director Cooperación Internacional GV, Asesor del Ayuntamiento VLC, Concejal del Ayuntamiento de Valencia y Diputado Provincial, antes de aberroncharse a un escaño en el Congreso en las últimas seis legislaturas.

Les aseguro que, para hacer semejante carrerón en política hay que ser muy flexible de moral, blando de ética, propenso a la mentira y hábil de navaja frente amigos y adversarios. Un Algarrobo en toda regla, con el cual Ábalos guarda hasta cierto parecido físico.

Sánchez, el felón, se agazapa como un comanche tras su corte de contrastada inepcia. El que criticaba a otros que aparecieran tras un plasma, ni siquiera da la cara cuando recibe a un mandatario extranjero, y manda por delante ora a su vicepresidenta (principio de Peter, recuerden) o a su portavoz. Y si se trata de tirar de faca, directamente, al Algarrobo Ábalos. Vale, es el papel que le han encomendado y le cuadra por aptitudes pero, de verdad, oigan, no está pagado; ni con la cartera de ministro, ni con el coche oficial.

Vean si no la consecuencia: Estados Unidos (el FBI y la DEA, concretamente) se estarían planteando una orden internacional de detención contra Ábalos,  por  no cumplir -y hasta evitar la actuación correspondiente de la policía española- con la orden de impedir la entrada en la Unión Europea de Delcy Rodríguez, que es uno de los 25 miembros de la cúpula de Maduro que lo tiene prohibido, por ser -y cito- “responsables de violaciones de los derechos humanos y de socavar la democracia y el Estado de derecho en Venezuela”. Como estará la cosa que el ministro español ha cancelado, por miedo a ser detenido, el viaje a Colombia que tenía previsto para ayer, martes.

Porque uno puede ser muy Algarrobo, pero no se puede olvidar que Trump es el esbirro de sí mismo y le gusta poco que le toquen el trigémino.

Lo cual que quizás Ábalos debería dimitir y circunscribir sus artes a la Secretaría de Organización del PSOE, que es el cargo que ocupan los esbirros en las organizaciones políticas. No solo por lo de la vicepresidenta venezolana, sino por ser el responsable, también, de que el mayor aeropuerto de España pueda tener que cerrar, con el consiguiente perjuicio de miles de pasajeros (entre los que tuve el placer de encontrarme), por la actuación irresponsable de un piloto de dron, al que espero hagan comerse el aparatejo en cuanto lo detengan. En serio, iba a descansar, el hombre. Porque lo que es Barajas le sienta fatal.


@aimizcoz

Antonio Imízcoz es periodista