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hecho a mano / OPINIÓN

¿A que no hay huevos?

20/12/2020 - 

MURCIA. ¿Ha visto? No hay nada como decirle a alguien "¡No hay huevos!" para que haga aquello que no tenía ni puñeteras ganas de hacer. Usted mismo, seguro que está aquí porque no ha podido evitar clicar ante tan magno desafío, aunque en el fondo estuviera pensando que va a ser un bluf de artículo.

"Es un lenguaje entre machos. A una mujer nunca se le ocurre decirle a otra que no hay huevos" 

No sé qué tiene esta frase que es como un imán del absurdo para muchos. Pero voy a ir más allá, me atrevería a decir que el efecto hipnotizador de esta apelación recae casi exclusivamente en el género masculino… Para ellos no reaccionar ante un "¿A que no hay huevos?" es igual que si vieran un antro de luces en la carretera…, imposible resistirse. Les da un subidón de testosterona tal que ríase de Hulk, parece Heidi a su lado. Se ponen rojos y les puedes leer en la cara:

—¡A mí!... ¡No sabe éste con quién está hablando!

Porque además es un lenguaje entre machos. A una mujer nunca se le ocurre decirle a otra que no hay huevos. De hecho, cada vez que nos lo espetan no se nos mueve ni un músculo de la cara. Bueno ya, a algunas por el botox.

El caso es que es de tal magnitud la reacción del hombre ante esta expresión, que me ha hecho reflexionar muchas veces a lo largo de mi vida sobre las altas probabilidades de que ésta haya sido la verdadera causa del progreso de la humanidad.

—¡A que no hay huevos de sacar el oso de la cueva?

—¡A que no hay huevos de juntar unos troncos y cruzar el mar?

—¡A que no hay huevos de que construyas una cabaña en el árbol?

Así fue como los prehistóricos fueron evolucionando hasta nuestros días. Y para muestra un botón, bien es conocida la famosa historia del huevo de Colón. Estaba claro, descubrir América era cuestión de huevos, si no de qué se iba a tirar nadie a la mar con cuatro mataos a emprender una empresa imposible. Pues como todo, ¡por huevos!

Sin embargo, aunque nosotras no nos inmutamos ante tal reto, sí que tenemos nuestro propio talón de Aquiles. Seguro que descubrirles este secreto me va a costar un disgusto con las féminas que luego me amonestan por privado, pero creo que es de justicia no cargar todas las tintas del artículo sobre el hombre. A nosotras lo que nos irrita es esa cancioncita del lirili…, sí esa, la de "mucho lirili y poco lerele". Vamos, que "mucho ruido y pocas nueces". Esa no la soportamos. A nosotras no nos digan que vamos de sobradas y que mucho hablar y poco hacer que eso nos pone a parir. Precisamente por ello es por lo que no se ha extinguido todavía la humanidad. Olvídese del instinto maternal y esas chorradas… Seguro fue de un lerele de Adán a Eva que no sabía cómo mojar y ésta que era una ingenua hasta aquí nos ha traído a las mujeres.

El caso es que ya sea hombre o mujer todos tenemos nuestro orgullo y no nos gusta que nos lo toquen. Por eso mejor dejemos los huevos para lo suyo, fritos, duros o al Real Murcia de Casa Perela, que es como mejor están.

Gracias por su lectura.

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