El documento recomienda una gestión más sostenible de la costa tras analizar los efectos del temporal que afectó al mediterráneo en enero
MURCIA (EP). Un informe realizado por un grupo de expertos del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC en Barcelona advierte de la "exposición y vulnerabilidad" del litoral español a "eventos naturales súbitos, de origen meteorológico", como el temporal Gloria, que los investigadores consideran un "claro ejemplo" de este tipo de eventos.
El documento evidencia los estragos que causó esta borrasca en el litoral mediterráneo entre los días 19 y 24 de enero, los cuales "generan muchas preguntas sobre la capacidad de la costa de enfrentarse a estos fenómenos".
"En el contexto actual de emergencia climática, la borrasca Gloria evidencia la necesidad de mejorar las herramientas de predicción de eventos meteorológicos y oceanográficos extremos", concluyen los investigadores en el informe, que recomiendan iniciativas capaces de proponer posibles medidas preventivas y paliativas que protejan el litoral a largo plazo.
En concreto, piden cambiar la gestión del entorno y conseguir una organización más sostenible de los sedimentos, desde la cuenca hidrográfica hasta la plataforma continental, para mejorar la respuesta a fenómenos similares a 'Gloria'.
Según el informe, preparado a partir de observaciones realizadas por satélite, datos tomados por boyas y mareógrafos de Puertos del Estado y de modelos numéricos, así como a partir de medidas de campo que el ICM realiza en diversos puntos del litoral de Cataluña, Gloria ocasionó impactos en la línea de costa, las infraestructuras turísticas y de comunicación terrestre y marítima y afectaciones a los ecosistemas marinos.
En primer lugar, la franja litoral de la costa mediterránea y las Islas Baleares sufrió una fuerte erosión en las playas, inundación en algunos tramos y destrucción de infraestructuras, como escolleras o mobiliario urbano. Las olas más grandes se registraron en el Golfo de Valencia, donde alcanzaron 8,4 metros, mientras que en la Costa Brava la altura máxima fue de 7,9 metros.
Los niveles del mar también subieron por el viento y el efecto del oleaje, alcanzando elevaciones de hasta 54 centímetros en Valencia y 26 centímetros en Barcelona durante el pico de la tormenta.
Según explica el geólogo del ICM-CSIC, Jorge Guillén, durante la borrasca, la erosión se manifestó como retroceso de la línea de costa y afectó a todas las playas, de forma más intensa a las abiertas, orientadas hacia el este y noreste.
Según el informe, los expertos recomiendan una gestión más sostenible, tanto para intentar recuperar las playas como para sobrellevar posibles temporales futuros.
El informe también asegura que Gloria ocasionó impactos sobre organismos marinos. En la semana posterior a la borrasca, el Mediterráneo vivió un incremento anormal de los niveles de fitoplancton, si bien es pronto para determinar su efecto sobre el balance anual de producción de plancton en el litoral.
El plancton es la base de la cadena trófica marina y su crecimiento viene determinado por la disponibilidad de luz y de nutrientes, por lo que depende de la dinámica del agua superficial. En el Mediterráneo, se caracteriza por la estacionalidad.
La borrasca también deja preguntas abiertas sobre su efecto durante el 2020 en las comunidades bentónicas, aquellas que viven adheridas al "suelo", así como sobre la espuma marina y la dinámica de las macroalgas.
Un posible problema de salud pública pueden ser las microalgas del género Ostreopsis, ya que Gloria puede haber afectado a su patrón de proliferación y distribución.
La investigadora apunta que será necesario realizar muestreos con ayuda de las agencias de salud pública para hacer controles de calidad del agua.
Por otro lado, uno de los fenómenos más curiosos fue el de la formación de más de medio metro de espuma marina en las calles de Tossa de Mar, empujada por el mar hacia la tierra. Los expertos apuntan a la agitación de materia orgánica como una de las causas, si bien se desconocen las circunstancias específicas, ya que no se produjo en playas o calas adyacentes.
El temporal también afectó a la actividad pesquera de forma considerable. La actividad cesó durante toda la semana y muchos utensilios de pesca situados en el mar, como fondeos de artes fijos, fueron desplazados o destruidos. Los pescadores artesanales tuvieron que sustituir la mayoría de los aparejos afectados, por lo que ha sido uno de los colectivos más perjudicados.
A la pérdida de los artes de pesca, hay que sumar el aumento de residuos y el cambio en los caladeros por la redistribución de sedimentos.
En la semana sucesiva al temporal, algunas barcas de la pesca de arrastre rompieron los artes de pesca, debido a los residuos aportados por los ríos que quedaban atrapados, y se generaron averías.
Sin embargo, la borrasca puede ser positiva para la pesca a medio plazo, debido a su efecto sobre los ecosistemas marinos. Ríos como el Tordera, Besós o Fluvià pudieron redistribuir su caudal de forma natural, redistribuyendo sedimentos y nutrientes a otras zonas.
En la acuicultura, la producción de atún en L'Ametlla de Mar se vio muy afectada, muchos individuos murieron y se depositaron en el fondo marino. Esto supuso una alteración del ecosistema y un aumento de la materia orgánica en descomposición. Los datos recogen que más de 3.000 individuos de la especie de atún Thunnus thynnus fueron expulsados de la red debido al oleaje.