CARTAGENA. Sonrisas confinadas es una historia de amistad. La del fotógrafo cartagenero Pablo Sánchez del Valle con aquellos a los que sólo podía ver a través de ventanas y balcones durante el confinamiento de marzo. Él, como fotógrafo de prensa, fue de los pocos que podía recorrer las calles desiertas de la ciudad portuaria durante aquellos días, en los que aprovechaba para ver, aunque fuera a distancia, a sus familiares y amigos, quienes "me abrieron sus ventanas y sus corazones". Y no fallaba: "Siempre era recibido con una sonrisa".
Así, lo que comenzó siendo una especie de rutina para subir el ánimo se convirtió en un proyecto fotográfico "muy personal", que consta de tres partes: una exposición de fotografía, que se inaugura este lunes en el Auditorio El Batel de Cartagena; una serie de intervenciones artísticas de creadores cartageneros que acompañan la muestra; y un catálogo, cuya recaudación irá a parar al Banco de Alimentos de Cartagena. Porque si algo tiene claro Pablo Sánchez del Valle es que quiere devolver, de alguna forma, todo lo que él recibió gracias a esas sonrisas confinadas.
Cuenta el fotógrafo cartagenero que en un primer momento, cuando visitaba a familiares o amigos, tomaba las fotografías sin pretensiones, símplemente como un recuerdo. Pero con el tiempo, cuando fue consciente de que aquello se había convertido en algo más, sacó su vena artística para estudiar los encuadres y jugar con esa luz tan especial de Cartagena, que parece propia del verano a pesar de tratarse del mes de marzo.
En total, reunió 145 imágenes en las que aparecen más de doscientas personas. Él es autor de la mayoría, pero como se trataba, en definitiva, de "un homenaje a mis amigo", también ha incluido las que le mandaron una veintena de ellos desde algunos lugares tan remotos como Chile, La Habana, Lodres o Hong Kong.
En la exposición que acoge El Batel, estas fotografías llenas de esperanza -que es lo que transmiten las caras sonrientes que ha retratado Sánchez del Valle- se han distribuido en siete paneles (3 x 1,5 metros). En ellos, el espectador no percibe lo duro que pudieron resultar aquellos días, sino la alegría que a los protagonistas les dio ver una cara amiga, la de Pablo Sánchez. En este sentido, el fotógrafo señala que fue un momento para reencontrarse, incluso, con amistades que hacía tiempo que no veía, consiguiendo extraer una experiencia positiva en unos momentos tan complicados.
Mascotas, banderas, mensajes de ánimo a los sanitarios, instrumentos musicales... acompañan en su cotidianidad confinada a los retratados, entre los que hay numerosos músicos, artistas y "gente de la cultura" de Cartagena, con los que el fotógrafo ha trabado amistad a lo largo de sus años de profesión.
Precisamente, un buen grupo de amigos de este ámbito se ha prestado a llevar a cabo unas intervenciones artísticas con motivo de la exposición. "Yo sólo les he indicado que el mensaje de las fotografías es de alegría, de esperanza y positividad...", indica Pablo Sánchez. Estos artistas son Kraser, Poli124, Ángel García Maciá, Salvador Torres, Virginia Bernal, Puebla, PSVFOTO, Belén Orta, Soze, Pablo Cros, Fernando Sáez de Elorrieta, Ana Gallardo, Leo Bódalo, Cristóbal Hernández, Flori, Urquizar, Calima y Karim Geo. La fotografía de Pablo Sánchez del Valle que figura en el cartel de la exposición es obra de otra gran fotógrafa, Gloria Nicolás.
Respecto a la venta del catálogo, el autor de Sonrisas confinadas explica que tiene un precio de 15 de euros y que la forma de adquirirlo será haciendo una donación al Banco de Alimentos de Cartagena y poniéndose en contacto con él para la entrega del ejemplar (psvfoto@gmail.com).
Lo que tiene ser un buen amigo es que la gente te corresponde. Y así, este proyecto, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Cartagena y de la Autoridad Portuaria, ha sido respaldado también por un buen numero de empresas cartageneras que han hecho posible este homenaje a la amistad, en un mundo en el que una sonrisa puede ser la mejor vacuna para el alma.