Una partida de limón argentino con plaga llegada a Cartagena pone en alerta a los agricultores

MURCIA. Tras la llegada de un cargamento de limón argentino con 30 detecciones de la plaga denominada mancha negra al puerto de Cartagena, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) denuncia que una actuación tardía y deficiente haya podido suponer la filtración de productos contaminados a los mercados españoles.

ASAJA critica los acuerdos comerciales que permiten la entrada masiva y libre de productos de terceros países en la Unión Europea y reclama a los Gobiernos regionales de Murcia y Valencia que lideren un cambio de unos acuerdos que "están hundiendo los precios de los productos por la competencia desleal" y que "pone en riesgo las plantaciones españolas por la introducción de plagas importadas".

Esta reclamación llega desde ASAJA Murcia y Alicante, dos zonas que suman el 80% de la producción nacional de limón y que aseguran sentirse "desprotegidos y abandonados" a pesar de "ser un sector estratégico" que “ha demostrado su papel esencial" durante la crisis del coronavirus.

"Lo que no puede ser es que, encima de que nos hacen competencia desleal, nos traigan las plagas porque Europa no tiene un protocolo homogéneo en sus puertos de entrada", remarca esta organización agraria y reclama que "hasta que no esté resuelto ese coladero, la política europea debe poner fin a los acuerdos comerciales".

Además, ha indicado que los limones de Argentina con mancha negra se pararon en Cartagena, pero ha advertido que en otros puntos de Europa hubo detecciones y que los controles, por ejemplo, en Róterdam (Holanda) , son "mucho más laxos", principalmente en las producciones mediterráneas.

Desde la asociación agrícola reclaman que las importaciones suponen una competencia desleal porque se produce sin ningún tipo de restricciones, ni cupos y sin ningún tipo de reciprocidad. Además, recuerda la importancia de crear una imagen de calidad para el limón español que puede conseguir que el producto se instaure en nuevos mercados, como el ruso, que sigue cerrado a nuestros cítricos, frutas y hortalizas desde el 2014.