MURCIA. Un ex niño prodigio del piano, Sebas (Julián López) se traslada de Valladolid a Cádiz para ingresar en el cuerpo de policía. No tiene experiencia y mucho menos madera para el oficio, pero sus nociones musicales lo convertirán en la única opción de la inspectora Pepa (Miren Ibarguren) para infiltrarse en la banda de Los Lolos, capitaneada por el Lolo (Carlos Librado ‘Nene’), que tocará en la boda de la hija de un mafioso local.
Operación Camarón es una adaptación de la película italiana Song’e Napule (2013). Si en esta se mezclaba la canción napolitana con la camorra, aquí se combina el espíritu callejero, los ritmos urbanos y el cachondeo gaditano con el narcotráfico. Pero en realidad, este último elemento es casi lo menos importante de la película que firma Carlos Therón con guion de Josep Gatell y Manuel Burque. La pieza fundamental de todo el engranaje es la apoteósica banda de Los Lolos y su choque con el relamido Sebas, que tendrá que hacerse pasar por cani, aprender a fumar porros, a beber Redbull y a hacer trompos con el coche.
El director Carlos Therón ya había demostrado su pericia en la comedia gamberra gracias a Lo dejo cuando quiera, su anterior título que se convirtió en un inesperado éxito de taquilla. Inesperado porque se alejaba de los clichés que habían dominado el género en los últimos años y se adentraba en territorios más políticamente incorrectos.
Operación Camarón sigue la misma senda, aunque no renuncie a las fórmulas. Es un producto conscientemente prefabricado, pero en él encontramos frescura y autenticidad. Y, lo más importante, chistes que de verdad funcionan, gags que no dan vergüenza ajena y situaciones que generan un humor tan básico como efectivo.
Entre sus aciertos también se encuentra un reparto especialmente inspirado y muy coral. Aunque Julián López y Carlos Librado ‘Nene’ sean los dos vértices principales, (convirtiéndose este último en una auténtica revelación), las aportaciones de Natalia de Molina, Canco Rodríguez, Julián Villagrán, Alberto López, Paco Tous, Alberto Dechent y la citada Miren Ibarguren (como inspectora embarazada con la mano muy suelta), resultan fundamentales para el equilibrio cómico de la película.
Operación Camarón es una invitación al disfrute sin remilgos. Al fin y al cabo, el espectador acompaña al personaje de Sebas en su camino a la hora de liberarse de los prejuicios y aprender a quitarse las capas de intolerancia. Es una película muy autoconsciente que sabe utilizar la idiosincrasia autóctona para generar comicidad, con referencias a la cultura popular que nos llevan de Chiquito de la Pantalla a Sálvame pasando, inevitablemente, por Camarón de la Isla. Y, aunque no nos guste el regatón, la película es tan pegadiza como el hit de Los Lolos ‘El chico perfecto’, una fiesta veraniega en la que dejarse llevar.