DISEÑO PARA EL PENSAMIENTO

Nuestras casas son una oportunidad para el diseño

La vuelta a la normalidad nos traerá espacios para rutinas mejor diseñados.

13/04/2020 - 

MURCIA. Muchas cosas habrán cambiado en nuestra manera de vivir de paredes hacia dentro. Lo cotidiano no cobrará el mismo sentido que antes, ya que en nuestras casas habremos hecho de todo menos vivir realmente la cotidianidad de lo que hasta ahora eran las rutinas domésticas.

Esta nueva semana seguimos en ese proceso de hacer nuestro ese espacio que creíamos domesticado, nuestra casa, un entorno que en la mayoría de casos no estaba preparado para tenernos en confinamiento un mes entero. Estar metidos en casa ha evidenciado problemas domésticos que nuestro día a día pre-coronavirus no nos dejaba ver, y ese es el objetivo del diseño precisamente, identificar y solucionar problemas.

Dicen eso de que las crisis son oportunidades. Y más allá de oportunismos casuales, de la industria de las webcams, impresoras, auriculares, micros o papel higiénico, esta ha sido una oportunidad para el diseño, para poner en valor el diseño como elemento diferenciador y de mejora de nuestro entorno. Un entorno en el que lo eventualmente virtual lo ha invadido todo, ya que hemos tenido que montarnos en casa el trabajo, el aprendizaje, el ocio, el teatro o los conciertos, una reunión de colegas o el colegio de nuestras hijas e hijos. Y en cada uno de esos espacios virtuales, improvisados de mala manera, el diseño es el gran aliado, el diseño de verdad, el buen diseño, ese que ocurre sin artificios, sin más pretensiones que la búsqueda de nuestro bienestar.

Si repasamos esta puesta en valor del diseño como bienestar vemos enseguida cómo efectivamente supone una oportunidad para vivir mejor. La crisis causada por el coronavirus ha cambiado el orden de muchos aspectos de nuestro día a día, y diseñando nuestro hábitat, nuestros espacios en los que desempeñar nuevas tareas, estaremos solucionando todos los problemas derivados de la improvisación de trabajar desde el taburete de la cocina o mantener una reunión por Skype a contraluz en el dormitorio para que no se vea la cama.

Precisamente en el campo del teletrabajo, empresas del mueble han enfocado su comunicación estas semanas hacia conciencias en la adaptación a los nuevos espacios de trabajo dentro de las posibilidades de nuestras casas, a la ergonomía, a la urgencia de una nueva silla o a la experimentación con una mesa de altura regulable. Por no hablar de las posibilidades en el campo de las videoconferencias para el diseño de microespacios, soluciones habitacionales experimentales, implementación de un buen diseño de iluminación o la llegada a casa de tecnologías inmersivas como la realidad aumentada para confeccionar múltiples espacios sin necesidad de grandes despliegues.

El diseño del hábitat, ese entorno que estos días es nuestro único medio físico en el que vivimos no-virtualmente, evidencia la necesidad de soluciones de arquitectura y diseño. Nunca un balcón o una buena orientación fueron tan valorados, ni echamos de menos vivir en una corrala para establecer relaciones con esos tan desconocidos vecinos en este eterno momento de relaciones cambiantes, entre nosotros, con nuestra comunidad más cercana o con nuestros muebles y electrodomésticos. 

Nos hemos dado cuenta de que la enseñanza a distancia o el teletrabajo en ocasiones no funcionaban por no tener sistemas diseñados para ello. Ya no me refiero a la carencia de espacios pensados para estos menesteres en nuestros pisos y casas, sino en diseñar mecanismos para implementarlos correctamente a distancia, flujos de trabajo, software y plataformas especializadas o elementos compartidos. Centros online de herramientas construidos desde el diseño y la experiencia de usuario para mejorar todos estos procesos, y a la vez dejarlo todo preparado para cuando todo esto pase, cuando estemos en esa nueva normalidad que ansiamos.

Esta crisis nos está moldeando con soluciones sutiles, pero probablemente en pocos años palpemos un cambio enorme en un nuevo diseño de hogares. Será la gran transformación desde la revolución industrial con la que Le Corbusier fijó esta idea de la casa como “la máquina de habitar” para pasar a un concepto de habitabilidad más amplio.

No perdamos de vista esta oportunidad para que el buen diseño nos haga más sencillos estos días.

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