VALENCIA. A falta de saber cómo será la recuperación, el desplome de la actividad económica por la pandemia del coronavirus es ya histórico. El parón de la práctica totalidad de los sectores económicos mientras se prolongue el estado de alarma, que es casi total en sectores de cercanía social como el ocio, la cultura o la industria del turismo, tendrá efectos devastadores en el crecimiento económico, el empleo y los salarios.
Un estudio recién publicado por la Universidad de Valencia cifra la magnitud inmediata del desastre en 1,2 millones de empleos destruidos este año y una caída del PIB de al menos el 7,1% en 2020, que si se tiene en cuenta el impacto indirecto y el inducido llega hasta el 16,4%.
Se trata, según advierten los investigadores de la Cátedra Prospect Comunitat Valenciana 2030 Juan Carlos Collado y María Teresa Rodríguez Lupiáñez, de un primer análisis que pone cifras concretas a la pérdida de actividad en los 64 sectores analizados con el supuesto de dos meses de duración del estado de alerta. El impacto directo de la pandemia se cifra en 77.086 millones de euros, pero si se tiene en cuenta el efecto indirecto y el inducido por la parálisis de la actividad económica la facturación perdida llega a 149.692 millones de euros.
Una de las consecuencias más importantes de la medidas restrictivas a la actividad por el confinamiento es la perdida de rentas para todos los agentes económicos. Con el confinamiento y el distanciamiento social pierden ingresos los empleados en general y los empresarios, pero también el sector público.
Según este análisis, la caída en la actividad económica española por el estado de alarma tendrá un coste fiscal para el Estado de nada menos que 75.016 millones de euros, el equivalente al 35,9% de los ingresos tributarios totales de España en 2018.
El desplome de la recaudación tributaria, con la inmensa mayoría de los expertos apuntando a la necesidad de aumentar el gasto público para impulsar la recuperación, no solo afectará a la Administración General, pues las comunidades autónomas también verán irremediablemente mermados sus recursos para financiar servicios esenciales como sanidad o educación.
En concreto, el estudio prevé importantes caídas en la recaudación de todos los impuestos, de los que tasas y otros impuestos representan más de la mitad. La merma en la recaudación por impuestos directos que sirven para sostener el estado del bienestar es el 23% del total. En este apartado, solo por IRPF se prevé recaudar 12.491 millones de euros menos.
La caída de los impuestos indirectos como el IVA, el principal impuesto que grava el consumo, o los impuestos especiales se calcula en 15.619 millones y 3.372 millones de euros, respectivamente.
Estas tres figuras, IRPF, IVA e Impuestos Especiales, son las que nutren el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas, que irremediablemente contarán con menos recursos para financiar sus servicios esenciales.
Si se aplican los porcentajes en los que las comunidades autónomas participan de la recaudación de esos impuestos –el 50% en el caso del IRPF y el IVA y el 58% en el caso de los impuestos especiales– la merma de ingresos tributarios para las autonomías por la crisis del coronavirus se eleva a 13.963 millones de euros: 6.245 millones menos por IRPF; 5.763 millones menos por IVA; y 1.955 por los Impuestos Especiales.
Casi 14.000 millones de euros que suponen un bocado nada desdeñable comparados con los cerca de 110.000 que el Estado prevé poner este año a disposición de las comunidades de régimen común mediante el sistema de financiación autonómica.
Este impacto en la recaudación de este año, que se haría efectivo en la liquidación del sistema de financiación en 2020, supondrá una dificultad añadida para comunidades que, como la valenciana, ya cuentan con insuficientes recursos del Estado para financiar su sanidad y educación.
Pero al complicado escenario que se abre en el futuro hay que sumar ahora también la necesidad de reforzar el sistema sanitario público que ha puesto de manifiesto la irrupción de la pandemia del coronavirus.
Por lo que se refiere al efecto directo en la remuneración de asalariados de 82.095 millones de euros. De ellos, 63.901 millones corresponden a sueldos y salarios y los 18.194 millones restantes a cotizaciones sociales. Las rentas de empresarios y rentas mixtas pierden, por su parte, 87.354 millones.
Para el empleo, el estudio cifra en cerca de 1,2 millones los puestos de trabajo perdidos de manera directa a los que se suman otros 993.000 empleos destruidos por efecto indirecto –arrastre sobre otros sectores–, y 528.000 más por el efecto inducido al frenarse el consumo de las familias.
De ese modo, los autores estiman una caída en el empleo de más de 2,7 millones de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, el 44% de los cuales se perderán de manera directa al pararse la actividad económica.
En cuanto a la producción efectiva no realizada al interrumpirse la actividad económica durante dos meses, la caída se calcula en 435.939 millones de euros para el año en curso. Son el resultado de sumar los mencionados 149.692 millones del impacto directo, pero también los 155.140 millones del indirecto –el del impacto en los proveedores de los sectores afectados– y los 131.107 millones del efecto inducido por la destrucción de empleo y la merma del poder adquisitivo.
Por ramas de actividad, aparecen como las más afectadas por volumen las actividades inmobiliares (44.136 millones de euros), seguida por los sectores de la construcción y la hostelería y restauración con más de 29.500 millones de euros de reducción de la producción efectiva cada uno. Le siguen el comercio mayorista y la fabricación de vehículos, con reducciones de 22.902 y 18.113 millones, respectivamente.
El mencionado impacto directo sobre la producción de 149.692 millones de euros se traduce en una caída del Valor Añadido Bruto (VAB) de la economía española de 77.086 millones de euros, suponiendo que el estado de alarma dure dos meses. Solo sectores puntuales como la industria sanitaria incrementan su actividad en el periodo de confinamiento.
La foto completa del alcance de esta crisis, que los coautores dan por seguro que no será en V, dependerá de cómo de empinado y prolongado sea el camino para volver a las facturaciones que los sectores habrían tenido sin coronavirus.
Para los cálculos anteriores, parten de una "hipótesis de continuidad" diferenciada por sectores. Así, por ejemplo, mientras para las industrias de los servicios básicos como alimentación o suministros esenciales se ha tomado como base un 100% de actividad, para otros como la aviación, el ocio o el turismo se han calculado desplomes del 90%.
Para ello, apuntan, se precisa una recuperación del consumo que mantenga la senda previa al virus. Y lo mismo con la inversión y las exportaciones. Para los sectores "de proximidad", los que requieren de "cercanía social", como espectáculos, viajes, alojamientos, compras en grandes superficies, etcétera, el miedo al contagio será el principal freno para volver a la normalidad.