MURCIA. Una fotografía muestra un carro fúnebre tirado por un burro y engalanado con telas y plumas negras. Las ‘dolientes’ que lo siguen llevan vestidos de época y van cubiertas con mantillas oscuras; los caballeros lucen sombreros de copa y algún que otro bombín. Es una imagen que traslada a otros tiempos, los de finales del XVIII y principios del XX, y en la que no falta ningún detalle de composición, ambientación, vestuario… hasta la iluminación y el tratamiento fotográfico corresponde a la época modernista. Lo único que la delata es que no muestra las huellas del paso del tiempo y eso es porque ha sido realizada recientemente por el estudio de fotografía Senda de Lobos para formar parte de la exposición de Argentum, memorias de seda y plata, una iniciativa incluida en la V Muestra Modernista de Cartagena que organiza la Asociación Cultural Modernista de Cartagena de Levante y que hasta el 15 de noviembre se puede contemplar en la fachada del antiguo CIM, actual Facultad de Ciencias de la Empresa de la UPCT.
Escenas costumbristas como ésta, pero también de las minas de La Unión, o visitas institucionales como la que realizaron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1898 para inaugurar el monumento a los Héroes de Cavite, componen esta muestra formada por medio centenar de fotografías seleccionadas de entre las cerca de 150 de un proyecto que ha estado dirigido por el fotógrafo Joaquín Giró. Tomando como base imágenes de la época, con escenarios que conservan la esencia de aquel periodo histórico y con los miembros de la AC Modernista de Cartagena de Levante como modelos, estas fotografías realizadas entre agosto y octubre de este año suponen un viaje a la historia y las costumbres de la Cartagena de otros tiempos.
Nos cuenta Ana Romero Tovar, comisaria de la exposición y directora de producción de Senda de Lobos, que la mayoría de los trajes de época son de los propios socios de la AC Modernista de Cartagena, muchas veces confeccionados por ellos mismos, y complementados con detalles originales como pueden ser abanicos, mantillas, camafeos… o el carro fúnebre, que data de 1900. Las localizaciones, por otro lado, han tenido un gran peso en la recreación del espíritu del modernismo. De hecho, las sesiones han tenido lugar en lugares tan emblemáticos como la Casa-Museo de Novelda; el Castillo Palacio del Vizconde de Ros (Balsicas); el colegio Patronato del Sagrado Corazón de Jesús y el Casino de Cartagena; la Finca Los Pinos en Pozo estrecho; y Villa Dolores (Huerto Pío Wandosell) en La Unión.
Senda de Lobo muestra su agradecimiento a todos estos espacios por colaborar con el proyecto. En este sentido, Ana Romero recuerda que tuvieron la suerte, por ejemplo, de que los biznietos del que fuera el empresario minero Pío Wandosell –Amalia Grau y Gonzalo Wandosell- les abrieran las puertas del inmueble de Villa Dolores. Cuenta, además, una anécdota al respecto y es que Amalia Grau conserva una foto de su bisabuela, Francisca Wandosell Calvache, y la ropa original que lucía en esa imagen, que ha sido utilizada para recrear con todos los detalles la misma imagen más de un siglo después.
Una vez que estos profesionales dispusieron de la documentación precisa, los vestuarios y complementos, los modelos y los escenarios, se llevaron a cabo las sesiones de fotografía, que también requirieron un trabajo de maquillaje y caracterización laborioso para poder plasmar de forma fidedigna las diferentes escenas, fotografiadas en blanco y negro, con luces muy planas y encuadres muy angulares para que resultasen lo más parecidas posibles a las originales.
Así, en la muestra se pueden contemplar mujeres cosiendo y bordando en la puerta de su casa, empresarios de la mina –industria que estuvo detrás del enriquecimiento que hizo posible la construcción de los palacios y casas señoriales del modernismo cartagenero-, señoras paseando, el funeral antes mencionado, una boda en el Casino, caballeros con juegos de mesa, un doctor con los enfermos… y una enfermera con mascarilla que representa a aquellos sanitarios que a finales del XIX y del XX lucharon contra epidemias que mantuvieron en jaque a la población, como fue la del cólera y la gripe española.
Con estas imágenes, la exposición muestra como la historia se puede repetir y rinde su particular homenaje a todos aquellos que hoy en día se encuentran en primera línea en la lucha contra la covid. Es por estas razones, que la foto de la enfermera ha sido la imagen elegida para el cartel de la exposición.
Son muchas las anécdotas que se produjeron durante las sesiones de fotografía. En la escena del funeral, por ejemplo, las resurrecciones repentinas del ‘finado’ hicieron que al resto de personajes de la escena les fuera difícil contener las risas. Además, fue el burro que tiraba del carro fúnebre el que decidió donde llevar a cabo las fotografías, ya que se mostraba obstinado a la hora de moverse e iba hacia donde quería.
No faltó, ni siquiera, una historia de fantasmas, puesto que en muchas de las fotografías tomadas en la Casa Museo de Novelda aparecía una extraña luz verde. Alguien de allí lo atribuyó, medio en broma, al espíritu de la dueña de la casa, Antonia Navarro Mira, conocida como La Pichocha. “Lo cierto es que aún no sabemos lo qué era aquello”, apuntan.
Los organizadores se han visto obligados por las restricciones que conlleva la pandemia a reducir el número de imágenes expuestas a cerca de medio centenar, que es lo que permitía la fachada acristalada del antiguo CIM. Cabe destacar que Senda de Lobos realizó más de 6.000 fotografías de las que, finalmente, se seleccionaron 150 que cumplían con los exigentes criterios de calidad que querían que tuviese el trabajo final. Añaden, en este sentido, que la actual situación sanitaria ha estado jugando en su contra, obligándoles a suspender algunas sesiones y a reducir el número de personas que formaban parte de la escena en su composición inicial.
Ante la posibilidad de un nuevo confinamiento domiciliario, “organizamos maratonianas sesiones de estudio para así tener este material disponible en caso de no poder seguir realizando sesiones en exterior; por suerte, pudimos terminar lo programado”, explican desde Senda de Lobos, que mostrará en las redes sociales muchas de las imágenes que no se han podido exponer. “Nos apena no poder mostrar el trabajo expositivo al completo, pero por otra parte nos llena de satisfacción exhibir de manera pública estas imágenes en los tiempos que corren, cuando todas las salas y centros culturales están cerrados y el mundo de la cultura en general está sufriendo un golpe que lo está hiriendo casi de muerte”, añaden.
La originalidad y espectacularidad de este trabajo ha llamado la atención de otras asociaciones modernistas y recreacionistas de España, que se han puesto en contacto con esta empresa de fotografía técnica aplicada a publicidad, de producto, moda, industrial y proyectos editoriales, que comenzó a funcionar como tal hace un par de años con el aval de la experiencia de Joaquín Giró. Este fotógrafo ha recorrido numerosas sendas de España como un lobo solitario para sus trabajos antropológicos y culturales, rodeándose ahora de una manada de profesionales para llevar a cabo proyectos como éste. Ellos son, además de Ana Romero, Antonio Díaz López (asistencia técnica e iluminación), Suni Saura Bolea (dirección de arte, indumentaria y vestuario) y Sara Ortiz de Galisteo Giró (estilismo y peluquería).