MURCIA. A las exigibles medidas de protección sanitaria, deberíamos sumar nuevas recetas de protección psicológica. La crisis del Covid-19 es global en todo su sentido, y por eso afecta no sólo a las interrelaciones sociales, económicas y culturas, sino al concepto holístico de salud física, salud mental y salud psicológica. Debemos cuidar de todas a ellas, especialmente ahora donde el campo de juego se encuentra en el espacio más seguro: nuestro hogar. Los padres y madres con niños menos de seis años sufren un doble confinamiento: el decretado por el Estado y el articulado por la sobre exigencia de atención que exigen niños y niñas pequeños, encerrados en casa durante 24 horas, día tras día.
Alerta, debemos ser conscientes de la normalidad de procesos psicológicos que esto genera en nosotros mismos. Al igual que ocurre con el duelo cuando existe una separación de pareja o un fallecimiento de un familiar, en el caso del aislamiento en cuarentena por el virus también experimentamos unas fases emocionales muy claras. Debemos ser conscientes de la montaña rusa de sensaciones que nos genera la anormalidad que vivimos desde el Estado de Alarma, un mix que nos embota los sentidos, nos confunde en los estados de ánimo y nos desequilibra hasta hacernos zozobrar. Identificar esas fases emocionales es la mejor manera de poder gestionarlas. Cada uno de nosotros tiene sus propias resistencias y sus tiempos, pero hay pautas comunes en función del periodo de confinamiento al que estemos sometido.
La primera semana podríamos llamarla la fase de incredulidad. En esta primera semana, todos estamos llenos de energía, con incluso planificaciones del día muy claras donde existe tiempo para el deporte incluso diario, cocinar grandes recetas o preparar complicadas actividades y manualidades para nuestros hijos.
Entrada la segunda semana, donde el proceso de aceptación se va haciendo más consistente, es donde los padres con hijos menores a 6 años, se verán más afectados psicológicamente por el encierro. Los niños de estas edades no tienen regulado el sistema nervioso, y por tanto necesitan movimiento constante. Por ello, recomendamos que los padres que tengan la oportunidad de hacer turnos de cuidado, lo hagan. Encerrarse en una habitación durante algún momento del día para teletrabajar, o simplemente leer o hablar con un amigo a solas, mantendrá su estado de calma. Los padres que teletrabajan se verán forzados a ello, y además mantendrán el contacto con su vida anterior, con el exterior, y esto les dará un respiro. Los padres con hijos mayores de 6 años, tendrán más capacidad para establecer esos espacios de respiro, debido a la comprensión de los niños de la situación y de las necesidades de sus progenitores.
Es al finalizar esta segunda semana de encierro donde más riesgo corre nuestra salud mental por ver todo lo que queda por delante y por auto-evaluarnos en nuestros objetivos al comenzar la cuarentena, sin obviar las constantes noticias que nos van llegando de casos de enfermedad concretos con nombre y apellido. La humanización del dolor, la representación de la noticia con rostro humano, genera una sensación de mayor realidad ante los hechos que vivimos, que puede derivar en más certidumbre y más ansiedad.
Durante la tercera semana, todo se hará algo más fácil, sobre todo al finalizarla, ya que veremos una fecha final a la situación que, aunque se prevé que se alargará, de momento esa fecha nos da una motivación a corto plazo.
Durante estas fases, los padres y madres con menores de seis años deberían tomar en cuenta este tipo de recomendaciones básicas. Sobre todo, establecer un momento del día para el respiro individual. Además, es importante cambiar de escenarios dentro de nuestra vivienda ante la imposibilidad de salir de casa. Ocupar la totalidad de nuestras estancias establecimiento diferentes actividades nos dará la sensación de cambio, de ruptura de la rutina establecida. Por ejemplo, los viernes ver una película en la habitación de los padres, o los martes hacer un juego en la bañera.
Otro de los consejos básicos, muy utilizado en todos los manuales y recomendaciones de teletrabajo, es mantener las rutinas de higiene y cuidado personal. Vernos bien es una buena manera de activar nuestro bienestar interior. Mientras esta rutina es inexcusable, hay que establecer mecanismos capaces de truncar la cotidianeidad monótona de las cosas establecidas. Generar actividades diferentes cada dos o tres días resulta muy positivo.
En cuanto a los objetivos con las tareas escolares de nuestros hijos, especialmente si son menores de seis años, hay consideraciones muy importantes. Cumplirlas rebaja la frustración, resitúa las cosas en su nivel de importancia y permite un mejor aprovechamiento emocional de este espacio de tiempo de encierro colectivo. Hay que marcarse objetivo para periodos de tiempo más o menos largo, por ejemplo, una semana. En este periodo de tiempo nos permite comprobar si se aprovecha las jornadas escolares a medio y largo plazo.
Y por último, despojarse del complejo de culpa. En estas circunstancias tan excepcionales no deberíamos sentirnos culpables si abusamos un poco más, en este caso, de las nuevas tecnologías con nuestros hijos, ya que debemos comprender que se trata de una situación anómala. Y como recomendación global, no saturarse de información sobre el Covid-19, un exceso de información que no se pueda contrastar alimenta el miedo, la incertidumbre… al menos, para un mes completo, hasta el 26 de marzo.
En definitiva, debemos ser conscientes de que cuidarnos a nosotros mismos es la mejor manera de cuidar de los demás. También en lo psicológico. Estar bien nosotros, es la mejor manera de asegurar que nuestros niños están mejor en este periodo de tiempo confuso. Tomar aliento, establecer filtros personales para no terminar agotados ni física ni psicológicamente; asumir los cambios anímicos como un proceso consustancial a esta situación y gestionarlos conscientemente es la mejor manera de hacerle frente y ponerle solución. Ayúdate, como principal herramienta para poder seguir ayudando. No lo dudes, eres los más importante para los demás, y para ti mismo.