MURCIA. "Queremos demostrar que hay vida más allá de las pilsen tradicionales". Con estas palabras define cómo surgió el proyecto de la cervecería artesana Yakka, Pau Aznar, uno de los tres amigos que hace once años decidieron echarse la manta a la cabeza y emprender en Yecla un proyecto ambicioso en torno a su pasión. De hecho el nombre de la compañía, Yakka, corresponde al nombre de la localidad en árabe.
Ramón Yllán y Siul Herrero son los otros dos emprendedores y amantes de la cerveza que pusieron en marcha la marca, a la que se han sumado varios socios más con el paso del tiempo. Tras empezar funcionando como cervecera nómada, o sea produciendo en otras empresas del sector al no tener instalaciones propias, se instalaron en Jumilla en 2016, aunque hace un año dieron el paso definitivo para 'doctorarse' al instalarse a sólo dos kilómetros del centro de Murcia, con su factoría y un espacio gastronómico en torno a sus cervezas en el polígono Peñamar, en la carretera de Alicante.
Este espacio les ha permitido consolidar su sueño y junto a otros socios como el restaurador José María Rubiales, dueño de El Parlamento andaluz, dar un valor añadido a estas instalaciones con unos mil metros cuadrados de superficie que incluyen la fábrica de unos 400 metros cuadrados.
Pero la estrella de este espacio es el 'Tap Room', impulsado por Rubiales, de 300 metros cuadrados con una gran terraza junto a la huerta en la que se pueden degustar 15 referencias de cervezas, que incluyen las 10 que produce directamente Yakka, como Blonde Appetite, Beyakka stout, Yapale, Beta o Sauvage.
El objetivo de este ambicioso proyecto es claro. "Ampliar la experiencia y ofrecer un espacio único en la Región para los amantes de la cerveza artesana", añade Aznar. La factoría, que visitó Murcia Plaza, tiene una capacidad de producción de más de 17.000 litros mensuales, la mayoría para la comercialización de las variedades de cerveza de Yakka y cerca del 20% para el consumo en la sala de los clientes.
Aunque la marca no pierde el espíritu con el que comenzó. "Tras descubrir en un viaje que la cerveza va mas allá de las aburridas pilsen producidas por las grandes cerveceras decidimos ponernos manos a la obra para elaborar las cervezas que tanto nos habían gustado y poder trasmitirlas a la gente", remarca Aznar, quien explica que la intención para el futuro es consolidar su mercado en el sureste español y "crear experiencias únicas para los clientes de la Región".
A estas experiencias se suma la música en vivo, de la que se puede disfrutar, en el 'Tap Room', que ofrece una mezcla de tapas y productos murcianos con la posibilidad de degustar las cervezas que se elaboran y dispensan en la fábrica contigua al espacio gastronómico. Además y aprovechando el tirón del interés cada vez mayor por la cerveza, ofrecen la posibilidad de visitar la fábrica, conocer cómo se elabora la cerveza y disfrutar de catas.
Y es que conocer todos los procesos para la elaboración de los distintos tipos de cerveza desde el malteado, donde el cereal crudo, la malta, se mezcla con agua para hacer un mosto, hasta el embotellado final es un mundo que se vive con intensidad en Yakka.
"Trabajamos con un ser vivo que pasa por distintos periodos y va evolucionando", explica Rubiales, quien se mueve como pez en el agua entre los tanques de macerado, el de fermentación o el de filtrado. Todo para sacar adelante un proyecto que comenzó con el sueño de tres emprendedores que esperan que "el mundo de la cerveza y todo lo que conlleva despierte tantos interés como el del vino", porque "España no es sólo un país de vinos como se cree, si no también de cervezas".