LA UNIÓN. Han pasado cuatro años desde que el violinista Paco Montalvo consiguió la ovación del público en el Antiguo Mercado Público de La Unión, la 'Catedral del Cante'. De nuevo el Festival Internacional del Cante de las Minas se puso en pie para aplaudir a este representante del flamenco con un instrumento nada tradicional en el género. Así, este domingo, en La Maquinista de Levante volvieron a sonar las alegrías, los tangos, las guajiras y las bulerías que brotan del violín de Paco Montalvo, que en esta 60 edición volvía al Festival para presentar su Leyenda Tour, su último disco, sin olvidar clásicos populares y guiños a sus referentes.
Acompañado de Jesús Gómez a la guitarra, Miguel Santiago a la percusión, Rubén Márquez a las palmas y Araceli Muñoz Mata al baile, salía el violinista al escenario optando para abrir concierto con una canción infantil de origen incierto que Federico García Lorca recuperó y que es conocida por todos: La tarara. Bastó comenzar con un tema así para que el público ya supiera que esperaba una noche cargada de ritmo, de buen ambiente y disfrute.
No tardó en traer el recuerdo de Camarón, con los tangos de Rosa María, tras los que interpretó la pieza que da título a su último disco, 'Leyenda', creando una conversación perfecta entre su violín y el taconeo de Araceli en el escenario. A cada canción, Montalvo demostró que muchos temas que se conocen con guitarra, él era capaz de ofrecer una versión propia con su violín.
Haciendo uso de canciones que nunca marchitan -Lágrimas Negras o Volando Voy- hicieron cantar su instrumento a la par que lo hacía el público, tarareando cada una sus letras. Mezcló así lo clásico con la innovación, jugando entre temas puramente flamencos con otros estilos en perfecta sintonía. Interpretó con esmero su Calleja del pañuelo, incluida en su último álbum y que goza de gran aceptación entre su público.
En una noche como esta, el homenaje a su referente, a Paco de Lucía, se hizo ver más allá de Río Ancho para acabar el show con un tema imprescindible en la memoria flamenca: ese Entre dos aguas que hizo que el público se pusiera en pie y dejara de nuevo en el recuerdo del violinista una noche que demostró que La Unión siempre le abrirá sus puertas.
Como cada tarde, el Festival Internacional del Cante de las Minas entregó este domingo algunos de sus galardones a personas e instituciones que contribuyen a la difusión del flamenco. Es por eso que no se olvida de las peñas con el premio 'Rojo El Alpargatero', que llegó a manos de la Peña Flamenca de Álora, que con más de medio siglo de historia sigue apostando por la difusión del flamenco. De hecho, sus comienzos coincidieron con el auge del flamenco y en toda esta andadura han pasado por allí nombres propios del género como Camarón, pasando por Antonio Mairena, Fosforito, Menese hasta Chocolate.
Tras este galardón, se entregó el 'Castillete de Oro' al Ayuntamiento de Calasparra, como organizador de la Feria Taurina del Arroz de Calasparra y su labor por la preservación de la cultura taurina, promoviendo jóvenes promesas del toreo del país y llevando como bandera uno de los mayores distintivos de su localidad como es el arroz, con DO propia.
Por otro lado, la cantaora Antonia Contreras volvía a La Unión, la tierra donde se alzó con la 'Lámpara Minera' en 2016 y donde arrasó porque, además del máximo galardón, se llevó los premios por mineras, granaínas y malagueñas. Acompañada por el maestro Juan Ramón Caro a la guitarra, la cantaora derrochó todo su arte haciendo lo que mejor sabe hacer: la malagueña que dedicó a su pueblo, Álora y al presidente de la peña flamenca 'Arriero' de Viator, Juan Álvarez, que se encontraba entre el público.
Con el público rendido a sus pies, Antonia cantó una pieza de su último trabajo Singular femenino titulada La Cigarra y terminó poniendo el broche de oro a la velada con una deslumbrante versión de Gracias a la vida de Mercedes Sosa. Una canción escogida con cariño por Antonia Contreras para agradecer a La Unión y a Álora, que a ella "le han dado tanto".