MADRID (EFE/Óscar Tomasi). Supermercados que entran a competir con bares, restaurantes que ponen sus productos a la venta en los lineales o fabricantes que apuestan por hacer el reparto a domicilio o 'delivery': el sector de la alimentación vive un 'totum revolutum' en el que los límites entre unos actores y otros son cada vez más difusos.
Es un 'todos contra todos' que ya se veía venir pero que la pandemia ha acelerado, según coinciden representantes de los tres sectores implicados, que destacan cómo en cuestión de meses la competencia se ha desatado con movimientos en todas las direcciones.
Detrás de este fenómeno, se esconde un hecho tan incontestable como es que la llamada "cuota de estómago" (lo que cada habitante ingiere) es limitada y hay que "pelear" por hacerse un hueco entre las ocasiones de consumo, divididas entre fuera y dentro del hogar.
En ese contexto, las empresas optan por arañar mercado de ámbitos que hasta ahora no eran suyos para poder crecer.
Un ejemplo son los supermercados, que rivalizan con la restauración al apostar por los platos preparados a través de la instalación de cocinas en sus tiendas, en la sección de "Listo para comer", e incluso algunos ya cuentan con mesas en sus locales para consumirlos allí.
Según datos de la patronal del sector de gran consumo Aecoc, de abril de 2020 a febrero de 2021 los supermercados han duplicado sus ventas de comida preparada en España, prueba de que el furor por la cocina del confinamiento ha decaído sustancialmente.
La tendencia a abrir estos "mercaurantes" por parte de la distribución también obedece a una lógica económica, ya que el margen de beneficio de esta línea de negocio es sensiblemente superior a la media del sector, aunque exige fuertes inversiones.
Los "súper" ya entraron de alguna manera en el plano industrial con su estrategia de marcas blancas y, de hecho, algunos de ellos cuentan con proveedores que trabajan exclusivamente para ellos.
Los restaurantes, por su parte, no se han quedado quietos y presentan batalla al supermercado a través principalmente del envío de comida a domicilio ("delivery"), ya que resta ocasiones de consumo a la cocina dentro del hogar.
Ahora cadenas como Restalia (dueña de 100 Montaditos) o Goiko Grill han ido más allá y han comenzado a comercializar productos icónicos de sus establecimientos en el lineal del supermercado.
Además, grupos de restauración como Telepizza o Tastia Group decidieron hace años ser sus propios fabricantes y no depender de terceros, por lo que su negocio incluye una parte industrial.
Los fabricantes tampoco se quedan atrás y utilizan el comercio electrónico como vía para "eliminar" al supermercado como intermediario y vender sus productos directamente al consumidor a través de sus páginas web.
En una vuelta más de tuerca, ya entran al "cuerpo a cuerpo" también con los bares: dos "gigantes" nacionales como Campofrio y Pescanova anunciaron esta misma semana una alianza con un tercer socio para lanzar tres marcas virtuales de restauración, es decir, sin locales físicos y centradas exclusivamente en los pedidos a domicilio.
Antes que ellos, compañías cerveceras también habían explotado la opción de abrir bares propios y poner una "pata" en este canal.
"La covid-19 nos ha traído una nueva forma de trabajar a todos, con una filosofía muy parecida a la que tenían hasta ahora las 'start-up' (empresas emergentes). Hay que ser más ágiles y en un contexto de mayor incertidumbre", explica en declaraciones a Efe el responsable de distribución y restauración en Aecoc, Pablo de la Rica.
Frente a la tradicional reticencia a compartir datos con otras empresas por motivos de competencia, De la Rica ve hoy un mundo donde las alianzas se multiplican.
"Mira por ejemplo DIA, que llegó a un acuerdo con Glovo en plena pandemia para repartir la compra y reconocía que una decisión así en otra situación habría costado meses o años en aprobarse", ejemplifica.
No obstante, estos movimientos entre sectores también generan inquietud. Es el caso de una parte de la restauración -sobre todo la más pequeña e independiente-, que frunce el ceño al ver cómo la distribución (con sus más de 24.000 supermercados) pretende restarle mercado.
"Que venga nueva competencia desde otro sector es motivo de preocupación, pero también las cadenas de restauración están contraatacando metiéndose en la casa de los consumidores gracias al 'delivery'", tercia el socio director de Ameba Research, Vicente Montesinos.
El responsable de la consultora especializada en restauración considera que actualmente el cambio es inevitable, aunque lamenta que ello suponga el cierre de muchos bares típicos: "La competencia es buena para el sector en general, pero no para todo el mundo, porque la parte más ineficiente y menos profesionalizada cerrará".