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El efecto dominó de Murcia sacude al Gobierno de España

16/03/2021 - 

MURCIA. "El aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami en el otro lado del mundo", dice el proverbio chino en el que se inspiró una parte importante de la teoría del caos de Edward Lorenz. Poco se imaginaban los impulsores de la moción de censura en la Región de Murcia que asistirían, no solo al fracaso de la operación, sino a consecuencias tan importantes y profundas en el tablero político estatal.

La primera, la convocatoria inmediata por parte de la popular Isabel Díaz Ayuso de elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid, como medida preventiva a que pudiera ocurrirle lo mismo y sufrir una moción de censura que, no obstante, en Ciudadanos ni siquiera se planteaban. La presidenta regional, a quien no se le veía cómoda con la formación naranja, decidió aprovechar la coyuntura para jugarse un todo o nada que, de salirle bien, la consolidará como un referente nacional del PP.

La segunda consecuencia, el probable fracaso de la moción de Murcia por la rápida reacción del presidente murciano, Fernando López Miras (PP), y la poca consistencia de Ciudadanos para controlar a sus diputados en la región. Un revés político que empeoró la posición de la líder de Cs, Inés Arrimadas, y la del cerebro de la operación en el PSOE, José Luis Ábalos.

 Fernando López Miras e Isabel Franco, en la rueda de prensa celebrada en el Palacio de San Esteban. A su derecha, Valle Miguélez. Foto: MP

La tercera consecuencia apareció con el golpe de timón de Pablo Iglesias, quien anunció este lunes por sorpresa que abandonaba la Vicepresidencia Segunda del Gobierno de España para unirse a las elecciones 'all stars' de Madrid como candidato de Unidas Podemos. Una maniobra que vino acompañada de otras decisiones importantes como la propuesta -aceptada por Pedro Sánchez- de Yolanda Díaz como nueva vicepresidenta y también el ascenso de Ione Belarra como ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030. Por si fuera poco, Iglesias tendía a la vez la mano a su excompañero y examigo Íñigo Errejón para llevar a cabo una confluencia con Más País (20 escaños en Madrid por los 7 de Podemos) que tenga opciones reales de disputar el trono de Díaz Ayuso.

La cuarta consecuencia, por orden cronológico, la sufrida Ejecutiva de Ciudadanos también celebrada este lunes en la que Arrimadas trataba de tapar las vías de agua de su partido esquinando a algunos de sus dirigentes de confianza señalados por la operación murciana (Carlos Cuadrado y José María Espejo) y elevando la posición en la dirección permanente de algunos referentes críticos como Juan Marín (Andalucía) y Begoña Villacís (Madrid), si bien manteniendo el control con varias designaciones más como la del valenciano Fernando Giner, afín a Arrimadas.

Arrimadas en su comparecencia de este lunes acompañada de la dirección. Foto: VP

Aquí es donde el coordinador autonómico de Cs en la Comunidad Valenciana, Toni Cantó, decidió romper la baraja. Propuso la dimisión de la Ejecutiva Permanente y votar un pacto con el PP para las elecciones con la Comunidad de Madrid, algo que fue rechazado por la dirección. El valenciano, a quien Arrimadas también había propuesto incluir en la Permanente, decidió poner punto y final a su trayectoria en la formación naranja con un sonoro portazo. 

A la salida de la cita, criticó la moción de Murcia, la falta de asunción de responsabilidades y el rechazo a votar su propuesta de aliarse con el PP en Madrid. Por todo ello, y tras recordar la figura de Albert Rivera, anunció su dimisión de la Ejecutiva y el abandono de su acta en Les Corts, dejando al partido sin cabeza visible en la Comunidad Valenciana.

Si duras han sido las consecuencias del efecto dominó murciano para Ciudadanos, tampoco en el PSOE se respira demasiada tranquilidad. Aunque para muchos dirigentes socialistas la salida de Iglesias del Ejecutivo resulta cómoda para Sánchez, la preocupación de sufrir un varapalo en las elecciones de la Comunidad de Madrid es alta. 

Si a ello se une no haber logrado el objetivo en Murcia y haber acelerado una desintegración -la de Cs- de la que el PP puede beneficiarse, la sensación socialista es de haber insuflado un enorme balón de oxígeno al eterno rival, que se veía impotente para gestionar  la atomización del centro derecha y liderar una reunificación que, ahora, parece más posible. Así pues, todavía están por ver las repercusiones definitivas de la fallida y probablemente innecesaria escaramuza murciana.

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