La atención de la semana está puesta de nuevo en la macroeconomía, con la inflación de la Eurozona (jueves) y el de empleo americano (viernes)
MADRID. Los mercados parecen considerar que los comunicados de la Reserva Federal posteriores a la reunión de junio han hecho recular, al menos en parte, el tono severo que se percibía. Nosotros también estamos de acuerdo, ya que la resistencia política dificultará un cambio en la combinación de estrategias fuertemente inflacionistas a corto y medio plazo.
Esta semana, la atención está puesta de nuevo en los indicadores macroeconómicos, especialmente en el informe de inflación de junio de la Eurozona (el jueves) y en el informe de empleo de EE.UU. (el viernes).
Al contrario que en Reino Unido, los PMIs de la Eurozona fueron incluso más fuertes de lo esperado, alcanzando de hecho máximos de 15 años al aliviarse finalmente la demanda contenida por la paulatina retirada de las restricciones de la pandemia. Parece cada vez más probable que se confirmen nuestras previsiones de que, siguiendo la línea de Estados Unidos, haya un repunte más fuerte y rápido de lo esperado.
Los informes sobre la inflación han cobrado más importancia en todas partes, y el informe de junio para la Eurozona no va a ser una excepción. Vemos que hay margen para una nueva sorpresa alcista, lo que podría avivar el repunte del euro desde los mínimos alcanzados tras la reunión de la Reserva Federal.
Las declaraciones de los funcionarios de la Reserva Federal durante la semana pasada matizaron la severidad desprendida de los comunicados de la reunión de junio. Parece que la institución está dividida sobre la postura de Powell de que la inflación volverá a bajar sin necesidad de endurecer la política. De momento, es probable que esto se quede en mera retórica, ya que incluso los miembros más críticos no prevén subidas hasta finales de 2022. Es difícil que la mera política monetaria tenga un efecto significativo en los mercados, y esperamos que la tendencia al alza de los precios de los activos y las crecientes presiones inflacionistas nos acompañen durante un tiempo, un entorno que favorece especialmente a las divisas de los mercados emergentes.
El informe laboral del viernes nos ofrecerá más información sobre la tensión entre una fuerte demanda y una oferta que se esfuerza por volver a contratar y recuperar la capacidad del sector servicios tras la interrupción de la pandemia. Creemos que habrá una importante creación de empleo, otra reducción del paro, y quizás aumentos salariales más fuertes de lo que espera el mercado.
Los índices PMI de actividad empresarial se situaron ligeramente por debajo de las expectativas, aunque en niveles muy fuertes que indican una actividad económica en crecimiento en la mayoría de los sectores. El Banco de Inglaterra, por su parte, ha dejado para septiembre cualquier debate en profundidad sobre el endurecimiento de su política monetaria. Es comprensible; para entonces el panorama sobre si las presiones inflacionistas son transitorias debería estar más claro. Con esto al margen, el calendario de Reino Unido se anticipa ligero y la libra debería cotizar sobre todo en función de otros acontecimientos.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury
El analista recopila lo más destacado de las últimas referencias macro e informes económicos publicados referentes al Viejo Continente