MADRID (EFE). El científico José Gallego, que lidera una investigación sobre la búsqueda de antivirales contra el coronavirus (SARS-CoV-2), considera que las vacunas no bastarán para acabar definitivamente con la pandemia, y ve urgente desarrollar antivirales cuya administración no sea intravenosa.
En opinión de este científico, es fundamental que la administración de esos antivirales no se realice de forma intravenosa y no requiera por tanto infraestructura hospitalaria para ganar la última batalla contra la COVID-19 en los países pobres donde no se pueda vacunar masivamente de forma rápida.
La investigación que lidera Gallego está financiada por la Fundación La Caixa, el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Universidad Católica de Valencia y el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología, y tras identificar tres agentes con actividades antivirales significativas ha comenzado ya ensayos con animales. Su objetivo último es desarrollar fármacos antivirales activos contra distintos tipos de coronavirus.
Estos antivirales de amplio espectro podrían minimizar las consecuencias de una pandemia por otro tipo de coronavirus que llegara a extenderse en el futuro, opina Gallego, quien señala que, en todo caso, lo más urgente es terminar definitivamente con esta, y añade que para ello los antivirales también van a ser esenciales.
“La investigación de antivirales supone un esfuerzo importantísimo. Ya se han desarrollado muchas vacunas y se está inmunizando a una gran parte de la población en los países ricos, pero esa inmunización tardará en llegar a otros países pobres. Así, es esencial desarrollar antivirales que frenen las consecuencias de la pandemia, sobre todo en términos de fallecidos, en estos países”, explica en una entrevista con EFE.
“Actualmente existen antivirales específicos para el SARS CoV 2, pero no solucionan el problema que se plantea en los países pobres, ya que se administran por vía venosa y tienen un alto coste, lo que hace muy difícil tratar a los pacientes de estos países más pobres que no alcanzan a administrar el suficiente número de vacunas para frenar la pandemia", explica. Sin embargo, la investigación está siendo muy activa para encontrar antivirales que sirvan.
“En principio, hay que ser optimistas sobre que se vayan a producir buenos resultados, seguro que se van a desarrollar más antivirales contra SAR CoV 2, la clave es que los que se desarrollen puedan ser administrados de manera simple. En uno o dos años podemos tener nuevos antivirales” de este tipo, aunque es “más difícil predecir cuándo tendremos otros fármacos que, además, retengan actividad contra otros tipos de coronavirus. Eso es muy difícil de predecir”, añade.
Y ahí residen, en buena medida, las probabilidades de éxito contra una nueva pandemia: el científico, sin desmerecer la relevancia de las vacunas, destaca la importancia de los fármacos antivirales de amplio espectro. Para minimizar las consecuencias de otra epidemia por un coronavirus distinto contra el que no fueran eficaces las vacunas, será imprescindible haber desarrollado este tipo de antivirales, explica.
“Sería difícil que una vacuna contra SARS CoV 2 fuera efectiva contra un nuevo coronaviurs, probablemente no sería activa, o lo sería mucho menos contra un coronavirus de otra especie. En cambio, si un antiviral retiene actividad contra distintos tipos de corona, si surge un nuevo brote, y dispones de estos antivirales duraderos, podrías contenerlo hasta el desarrollo de vacunas específicas”, argumenta.