Contando la historia contemporánea del diseño industrial a través de 10 modelos de cafeteras
MURCIA. Será que en tiempos de confinamiento nos detenemos en cosas que antes solo eran rutinas como apretar un botón y ahora demandamos casi rituales para poder llenar de sentido un día a día que parece sacado de Atrapado en el Tiempo. Así que para darle un poco de épica al despertar no está nada mal una vuelta a lo analógico, a esos vetustos cacharros y a todos sus bártulos con los que preparar un buen café.
No hay muchos tipos y en cuanto a sistemas todo parece inventado, pero hay muchísimo producto (muchos engendros hasta con bluetooth) y más desde la llegada de las monodosis y las cápsulas, así que propongo hacer un pequeño repaso a los hitos, con nombres y apellidos, en el diseño de máquinas de café de los últimos 100 años, que narran bastante bien la historia contemporánea del diseño industrial y en concreto la de Italia. Vamos allá pues con unas cafeteras más sostenibles para tiempos más civilizados, de más rudimentarias hasta alegorías a la belleza incluso a la arquitectura, trocitos de historia del diseño que tenemos en casa casi sin saberlo.
La cafetera italiana. La moka. La macchinetta. Historia del diseño industrial y seguramente de nuestras vidas, es como tener un pedacito de tradición en casa, algo que nos resulta familiar porque desde hace casi noventa años está en las cocinas de todo el mundo.
Tenemos que remontarnos a los años 30 del siglo pasado, cuando el aluminio se asociaba a modernidad y a aquella Italia industrial que acabaría por re-establecer la cultura del café en todo el planeta. En 1933, basándose en el mecanismo de un tipo de lavadora que hacía hervir el agua para hacerla ascender y mezclarse con la ropa, Alfonso Bialetti diseña este sistema que no necesitaba aplicar determinados bares de presión para preparar un buen café. En España se hizo popular bajo la marca Oroley desde 1950, nombre por el que fue conocida la moka en muchos hogares, y al igual que la propia cafetera, se fue heredando.
Como anécdota, las cenizas de Bialetti guardan en una de sus cafeteras.
La icónica Chemex es una de esas piezas preciosas del diseño, por su estética y por toda su simplicidad, que es donde radica su concepto. Es el mundo de la alquimia en la cocina o en armonía con el salón y en la mesa del comedor. La Chemex es un invento de 1941 del químico alemán Peter Schlumbom, y a él le debemos ese momento de hipnosis mientras le dedicamos unos minutos al filtrado del café y proseguimos con el ritual gracias a esta pieza de cristal que recuerda a un matraz de laboratorio.
Funciona gracias al filtro de café y es la esencia de las cafeteras de goteo modernas, las americanas, esas tan de oficina o de serie de televisión. Por cierto, el filtro de café es una invención de la alemana Melitta Bentz, que en 1908 vino a reemplazar aquella especie de calcetines de lino por una hoja de papel de calco de los deberes de su hijo. Y hasta hoy. Y de ahí la mítica marca Melitta, sí.
Volviendo a la Chemex, casi ochenta años después de su creación su diseño sigue intacto, con un homenaje a los materiales puros, al cristal con ese collar de madera pulida y la tira de cuero, materiales honestos que justifican que sea una de las piezas seleccionadas por el MoMA o que sea con la que se prepara café en la parte superior del Steve Jobs Theater a la selecta prensa que acude a las famosas keynote en el nuevo campus de Apple.
Las cafeteras de émbolo se conocen también como “de prensa francesa”, y es porque se originan en Francia a finales del siglo XIX aunque la patente del modelo actual es italiana, de Attilio Calimani en 1929, con posteriores mejoras introducidas por Faliero Bondanini, ahondando en el dominio cafetero de los italianos.
Uno de los modelos más populares es precisamente de Bondanini, la cafetera Melior de 1958, que empezó a fabricarse en Francia pero pronto fabricada y comercializada por la danesa Bodum que hizo de esta cafetera de émbolo un icono universal.
Siguiendo en Italia y deteniéndonos en una de las firmas más importantes del diseño industrial moderno, Alessi, tenemos que prestar atención a dos modelos del diseñador Aldo Rossi. En primer lugar tenemos La Conica de 1984, la primera cafetera del célebre diseñador para Alessi, en acero inoxidable pulido, donde aplicó una forma pura a la facetada e icónica moka que por entonces cumplía cincuenta años.
Rossi transformó desde Alessi todo tipo de utensilios cotidianos y de cocina alegrando las mesas de medio mundo, creando obras de arte que definieron la imagen de la propia marca. A destacar también La Cupola, una evolución de 1988 de La Conica, en aluminio fundido evocando a la arquitectura, trayendo un edificio en la mesa.
En 1995, y permitiendo la entrada de tecnología “moderna” a esta selección, encontramos la X1 diseñada por Luca Trazzi para la marca FrancisFrancis!, propiedad de Illy. Es una cafetera manual de aires vintage disponible en un buen surtido de colores y que es como la millennial de las cafeteras. Cuando el sistema de cápsulas aún no estaba tan establecido, la firma italiana apostó por ello rescatando además todo aquél diseño italiano y de automoción de los años sesenta.
Hace apenas un par de años se rediseñó esta máquina, actualizándola en uno de los fallos de nuestra era, donde los verdaderos clásicos perviven y las novedades se ven obligadas a ser rediseñadas. Es parte de su obsolescencia, una obsolescencia víctima del mercado.
Volvemos a la prensa francesa y salimos de Europa, 2005 y Estados Unidos, donde Alan Adler inventa la AeroPress, una cafetera, o una especie de gadget, para preparar la mezcla a presión y garantizar su fácil uso y posterior limpieza.
Alessi encargó en 2015 a Michele De Lucchi darle una vuelta de nuevo al diseño de la moka manteniendo su sistema, y así es como nace la Pulcina, con perfil de pollito. El diseñador italiano, uno de los fundadores del grupo Memphis, presentaba este producto en el London Design Festival de 2015 tras años colaborando con Illy en el desarrollo de esta pieza que trae de nuevo el postmodernismo al diseño, seña de identidad de De Lucchi.
También en 2015, otra celebridad dentro del diseño contemporáneo, Tom Dixon, presentaba la colección Brew, un tributo a la propia ceremonia del café con tazas, cafetera, bandeja y otros accesorios que completaban un lujoso set caracterizado por su acabado en alto brillo cobre (que sacaría también después en acabado acero). Así es como el diseñador británico aporta con la Brew Cafetiere (cafetera de presión, por cierto) un toque art decó al ritual del café.
Y finalizamos este recorrido con la misma cafetera con la que lo empezamos, la moka de Bialetti. Bien, una actualización, su gran actualización desde 1933 con un rediseño presentado hace ahora un año en la Feria del Mueble de Milán en 2019 a cargo del arquitecto y diseñador británico David Chipperfield (autor también del singular edificio Veles e Vents de La Marina de València).
Con 11 facetas en lugar de las 9 originales para dar una forma más robusta y añadiendo una curvatura en su base, la nueva moka intenta intensificar los valores de la original dentro de ser inmejorable, con la tapa acabada en plano que hace las veces de calientatazas. De nuevo esta cafetera pertenece a la marca italiana Alessi.